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Gil de Biedma en estado puro

Oriol Puig

Barcelona —

El paso del tiempo era una de las preocupaciones vitales del poeta Jaime Gil de Biedma. Alguna vez había comentado que escribía poesía porque no quería morir del todo, y hoy, al cumplirse 25 años de su muerte, su obra sigue viva. Es el paso del tiempo el que pone a prueba la permanencia de una obra literaria. Borges decía que la gloria de un poeta depende de la excitación o de la apatía de las generaciones de hombres anónimos que la ponen a prueba en la soledad de sus bibliotecas. Gil de Biedma cumple, sin duda, esta máxima. Para él, como se dice vulgarmente, no pasan los años.

La exposición recupera toda su grandeza como poeta y como intelectual; oír sus palabras, su poesía, sus pensamientos, todo lo que le ha hecho ser un autor singular, recordado, leído y reinterpretado por varias generaciones. La muestra, en formato conversación (otra de las grandes pasiones del poeta), es Gil de Biedma en estado puro.

En palabras de Jaime Gil de Biedma propone un viaje sensorial por su poesía en un formato minimalista que otorga la intensidad máxima a la palabra. La comisaria de la exposición, Inés García-Albi, ha asegurado que en la exposición “no hay una sola palabra” que no fuera escrita por el poeta y entre la que se mezcla la voz de Camilo García con la del propio Gil de Biedma reivindicando la esencia de su poesía. La exposición cuenta con un espacio central en el que se escuchan las palabras del poeta en “una coreografía de poemas, palabras y pensamientos”, al que se suman otros tres en los que se repasan los poetas que más lo influenciaron, una especie de biografía musical y una narración de hechos que sitúan el contexto histórico del poeta.

La muestra cuenta con el documental Apuntes para una autobiografía, con guión y dirección de García-Albi, en que también a través de la palabra se repasa la vida y obra del poeta, que incluye imágenes del archivo familiar.

Además de la exposición, la directora de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), Laura Borràs, ha explicado que en noviembre se celebrará en Santa Mónica un simposio sobre la obra en la que participarán destacados escritores que conocieron a Gil de Biedma. Participarán Carme Riera, Pedro Rovira, Pere Gimferrer, Feliu Formosa y Francesc Parcerisas.

También se prevé para este otoño la edición de los diarios de Jaime Gil de Biedma, por parte de Lumen (Penguin Random House), la editora Silvia Querini ha remarcado que es un volumen que no es una “recopilación de anécdotas”, sino que es una reflexión sobre el hecho de escribir.

La exposición, tras su paso por Barcelona, vsitará la Biblioteca Nacional en Madrid a mediados de enero, en que se mantendrá el formato del Arts Santa Mònica y se sumará una vitrina con bibliografía del poeta.

El paso del tiempo era una de las preocupaciones vitales del poeta Jaime Gil de Biedma. Alguna vez había comentado que escribía poesía porque no quería morir del todo, y hoy, al cumplirse 25 años de su muerte, su obra sigue viva. Es el paso del tiempo el que pone a prueba la permanencia de una obra literaria. Borges decía que la gloria de un poeta depende de la excitación o de la apatía de las generaciones de hombres anónimos que la ponen a prueba en la soledad de sus bibliotecas. Gil de Biedma cumple, sin duda, esta máxima. Para él, como se dice vulgarmente, no pasan los años.

La exposición recupera toda su grandeza como poeta y como intelectual; oír sus palabras, su poesía, sus pensamientos, todo lo que le ha hecho ser un autor singular, recordado, leído y reinterpretado por varias generaciones. La muestra, en formato conversación (otra de las grandes pasiones del poeta), es Gil de Biedma en estado puro.