ERC y la CUP no tienen previsto hacer una defensa numantina por la continuidad de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, cuando se abra juicio oral por corrupción contra ella. Los dos partidos independentistas se preparan ya para este escenario después de que el Tribunal Superior de Justicia catalán dejara a la líder de Junts a un paso del banquillo, momento en el que según el reglamento debería abandonar la Cámara.
Pese a la literalidad de la norma, su salida deberá acabarse decidiendo en una votación parlamentaria en la que solo haría falta la abstención de alguno de los grupos independentistas para que Borràs deje su escaño. La CUP nunca ha ofrecido sus votos para sostener a la presidenta, al entender que su caso no es imputable al procés. En las últimas horas también ERC ha virado hacia esta posición y ha dejado de garantizar un apoyo sin fisuras.
La continuidad de Borràs en el Parlament está amenazada por uno de los artículos del reglamento que se introdujo en 2017 promovido por la CUP para luchar contra la corrupción. Según este punto, cuando a un diputado se le abre juicio oral por delitos relacionados por la corrupción, éste debe dejar su acta. En el caso de Borràs, la votación serviría formalmente para corroborar si los delitos que se le imputan encajan o no con los supuestos del artículo, algo que de entrada parece obvio ya que en el auto de procesamiento los jueces hablan de prevaricación, fraude en la administración y malversación por su gestión al frente de la Institució de les lletres Catalanes (ILC).
En su momento Borràs llegó a tratar de cambiar el artículo que ponía en jaque su escaño, algo a lo que siempre se ha negado la CUP. “[El artículo] no se toca y en caso de que haya delitos de corrupción, se debe aplicar”, zanjó la formación el año pasado, cuando la presidenta propuso una modificación avalada por los letrados de la Cámara. Pese a eso, ante la inminencia de la vía penal, la CUP ha comenzado un debate que aún no ha concluido sobre qué hacer en el caso concreto de la líder de Junts.
Los anticapitalistas consideran que, si bien la investigación contra Borràs se ha visto fomentada por la visibilidad independentista de Borràs, los hechos por los que se le acusan no tienen nada que ver con el procés y competen a su esfera privada. Separan de esta forma la malversación que puede suponer destinar recursos públicos a un referéndum de la que puede haberse producido para favorecer a particulares, como sostiene la acusación contra Borràs.
La CUP recuerda, además, que ellos ya advirtieron en su momento que situar a Borràs en la presidencia del Parlament suponía un riesgo para la Cámara y en el independentismo en su conjunto, razón por la que no la votaron para acceder a ese cargo. Ahora fuentes de los anticapitalistas aseguran que son ERC y Junts quienes deben dar solución a la situación que han creado ellos mismos.
En la votación que se abrirá una vez se señale el juicio, algo que podría ocurrir a lo largo del mes de julio o ya en septiembre, la mera abstención de la CUP serviría para que Borràs tuviese prácticamente imposible seguir como presidenta. Pero, tras las últimas revelaciones en el proceso judicial contra Borràs, ni siquiera ERC está decidida a apoyar a su socia.
Los republicanos también han abierto un debate interno para acabar decidiendo su posición al respecto, pero no son pocas las voces que consideran que ERC no debería bajar su listón contra la corrupción. De esta forma lo manifestaba la secretaria general del partido, Marta Rovira, en mayo pasado. “Hace falta preservar el proyecto colectivo y no exigir apoyo a ciegas en nombre de la represión”, consideraba la dirigente republicana, una de las voces que sigue teniendo un enorme peso en la organización. A su juicio cuando un independentista es acusado de corrupción, debe “aclararlo” y “no sacrificar todo el movimiento independentista exigiéndole apoyo a ciegas”.
Otra de las mujeres influyentes en ERC, Carme Forcadell, se ha pronunciado este mismo jueves sobre el caso en una línea muy similar. “La presidenta Borràs no debe pensar en sí misma, sino también en el prestigio de la institución”, ha dicho la que fuera presidenta del Parlament y que pasó más de tres años en prisión. “El Parlament ha de ser ejemplar, ha de tener tolerancia cero con la corrupción, ha de ser transparente y ha de ser una institución de la que los catalanes y catalanas nos sintamos orgullosos”, ha dicho, razón por la cual “Borràs ha de dar explicaciones muy convincentes”.
Las posiciones de Rovira y Forcadell no marcan una postura definitiva, pero son una muestra de hacia dónde se decanta la opinión del partido, que sabe que tome la decisión que tome molestará a una parte de su electorado. Pese a eso, en Esquerra han hecho mella los últimos acontecimientos del proceso judicial contra Borràs y, en concreto, los audios revelados por este diario en los que la presidenta se interesa por las investigaciones de los Mossos sobre los contratos firmados por ella en el ILC.
Según defienden fuentes de la formación, no se les puede pedir que hipotequen su imagen contra la corrupción por un caso privado y en el que incluso hay funcionarios declarando contra la presidenta. Por esto, consideran que es la propia Borràs y Junts quienes deberían proponer una solución razonable para todos, señalando sin decirlo a una renuncia de la propia presidenta. Si esto no se produce, los republicanos no garantizan sostenerla y, además, rechazan esa responsabilidad. “Laura Borras hará caer a Laura Borras con las acciones de Laura Borras del pasado”, resumen desde el entorno de la formación.