Los Presupuestos de 2020 del Ayuntamiento de Barcelona han superado el trámite inicial. Con la abstención de ERC, los votos favorables de los partidos de gobierno, Barcelona en Comú y PSC, han sido suficientes para que saliesen adelante en la Comisión de Economía y Hacienda celebrada este miércoles en el consistorio.
El futuro de las cuentas es sin embargo incierto. El gobierno municipal las quiere aprobar antes de finalizar el año. Sería la primera vez que el consistorio liderado por Ada Colau logra aprobar unos presupuestos en el pleno (en 2016 hizo una modificación de las cuentas; el 2017 y el 2018 las sacó adelante con cuestiones de confianza y en 2019 las prorrogó). Pero los republicanos ya han advertido que su abstención de este miércoles -técnicamente, una reserva de voto- no es un “cheque en blanco”. El grupo que encabeza Ernest Maragall les exige que se sienten a negociar y se abran a retocar el texto “en fondo y forma”.
El resto de las formaciones, JxCat, Ciudadanos, PP y Barcelona pel Canvi, han votado en contra. Así las cosas, con más votos a favor que en contra, el gobierno ha conseguido superar el trámite, pero para la aprobación definitiva necesitará sumar mayoría, con lo que deberá convertir la abstención de los republicanos en un 'sí' o seducir a los neoconvergentes, con los que también han mantenido conversaciones.
Un 9,5% más de gasto
El concejal de Presupuestos del Ayuntamiento, Jordi Martí, presentó en octubre las cuentas como las más “expansivas” de los últimos años. Los 2.898,2 millones de euros que manejan en el gobierno suponen un incremento del 9,5% respecto a 2019. Entre las partidas que más crecen está la del capítulo de medio ambiente (29,8 millones más). También el gasto en creación de vivienda pública, que alcanza los 121 millones para construcción y 25 millones para compra.
La intención del consistorio es financiar el incremento con una subida acorde de los ingresos, que por una parte vendrían de las transferencias del Estado -prevén 83,5 millones más- y, por otra, de una subida de distintos impuestos a través de las Ordenanzas Fiscales. Este es uno de los proyectos que ha levantado más polvareda en el consistorio en los últimos meses, y su aprobación es necesaria para que luego cuadren las cuentas del Presupuesto de 2020. Por ahora se han tramitado, también inicialmente, con las abstenciones de ERC y JxCat.
Presión a las terrazas y a los coches
El Ayuntamiento prevé recaudar 150 millones de euros más con una subida del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) del 5,4% por una actualización de valores del catastro. Pero las modificaciones más destacadas son la del impuesto a las terrazas y lo que se cobra a los coches por aparcar en zona azul y verde. En el primer caso, la revisión al alza de la tasa, congelada desde 2010, se aplicará sobre todo en las zonas con mayor presión turística. En la Rambla, el Paseo de Gracia y la Sagrada Familia, los puntos considerados Categoría 0, los bares y restaurantes pasarán de pagar 31 euros al mes por mesa a 131 euros. Una subida de más del 300%.
En cuanto al aparcamiento en superficie, se introduce una tarifa en función de la contaminación de los coches. En la zona A, la más cara, los coches con etiqueta eco seguirían pagando lo mismo que ahora, 2,50 euros la hora, mientras que el precio se encarecería progresivamente hasta los 3,75 euros en los vehículos más contaminantes, los que no tienen distintivo de la DGT.
Críticas por “poco realistas”
Los grupos que han votado en contra de la tramitación han coincidido en dos quejas: la primera, que el Gobierno municipal no les ha trasladado la propuesta completa de Presupuestos hasta esta semana. Y, la segunda, que la previsión de ingresos no es realista. “Ignoran la desaceleración económica, ¿tienen un plan de contingencia por si sus planes no se cumplen?”, le ha preguntado sobre los ingresos la concejal de Ciudadanos, Mari Luz Guilarte, al concejal Jordi Martí.
En sentido parecido se han expresado los concejales del PP y Barcelona pel Canvi, Josep Bou y Eva Parera, respectivamente. “No son unos presupuestos realistas ante una inminente fase de recesión económica”, ha valorado esta última.
Sobre ello, el concejal Martí ha admitido que algunos de los ingresos “tienen un nivel de incertidumbre alto”, por ejemplo los que dependen de presupuesto de la Generalitat o del Estado, pero ha argumentado que estos irán ligados a partidas de gasto “no obligatorio”. También ha respondido el edil que si el presupuesto es expansivo en tiempo de recesión económica es porque es porque lo lleva a cabo un gobierno de izquierdas.