Las víctimas del franquismo piden más apoyo institucional en su homenaje en el Fossar de la Pedrera

Un año más, Mercè Bel salió puntual de su piso de la calle Diputación para ir hasta la plaza Cataluña. Allí le esperaban los compañeros de la Asociación de Ex Presos Políticos —“cada vez quedamos menos compañeros”— y un autocar que los trasladaría hasta el pie del Fossar de la Pedrera, en el cementerio de Montjuïc. Unos días antes, la Merced tropezó, pero a pesar del golpe y de sus 85 años no se ha querido perder el anual homenaje a las víctimas del franquismo.

Cerca de 150 personas —la mayoría de más de 70 y 80 años— se concentraron ayer domingo en este espacio de memoria, poco conocido en Barcelona, en recuerdo a la memoria de los republicanos asesinados en este y otros lugares de la ciudad, como el Camp de la Bota. Hoy descansan los restos mortales de las víctimas de los fusilamientos y bombardeos durante la Guerra Civil —entre ellas, el que fue Presidente de la Generalitat Lluís Companys­­—­, así como de las personas que murieron fusiladas en Barcelona durante la Posguerra.

El presidente de la Asociación de Expresos Políticos, Enric Pubill (Barcelona, 1930) hizo el parlamento principal poniendo en valor la presencia de las personas que, año tras año, asisten al acto del Fossar en recuerdos a los activistas de los PSUC, el POUM, la CNT y los brigadistas internacionales. En esta ocasión, sin embargo, Pubill destacó que, a pesar de ser un acto de homenaje a la memoria historia, sus reivindicaciones son todavía muy actuales, en alusión al auge de la extrema derecha en diferentes países de Europa, donde citó el caso de Ucrania.

Desde el público asistente, Mercè (Barcelona, 1930), viuda de un activista del PSUC y miembro activo de la asociación, se lo escuchaba con atención. “A Pubill aún tiene cuerda para rato, pero nos vamos haciendo muy viejos”. Y es que esta entidad, que poco a poco fue perdiendo el apoyo institucional de que disfrutó en etapas anteriores, lucha también contra el tiempo para encontrar, poco a poco, relevos. “Nos vamos haciendo mayores, muchos compañeros nos van dejando y necesitamos gente más joven que tome nuestro testimonio”, explica Mercè.

Este año, el acto coincidía con 66º aniversario del fusilamiento de los militantes del PSUC Joaquim Puig y Pidemunt, ex director de la revista Trabajo, Pedro Valverde, Ángel Carrero y Numen Mestre. Casi tres años antes, el 28 de febrero de 1946, el régimen también había asesinado a los militantes del PSUC Francisco Sierra (Cisquet), Manuel Donaire y Juan Arévalo y Hernández, tal y como recordó Pubill, encarcelado y humillado en la Modelo por haber luchado contra la dictadura. “Todavía tengo pesadillas con los hermanos Crece”, explica.

Críticas a los gobiernos del Estado y de la Generalitat

Críticas a los gobiernos del Estado y de la GeneralitatUna delegación del área de Memoria Democrática de EUiA, una representación de ICV -entre ellos el ex consejero de Interior Joan Saura- y organizaciones juveniles de ambas formaciones se sumaron al acto. En nombre de la formación ecosocialista habló la hasta ahora diputada en el Congreso, Laia Ortiz, que vinculó pasado, presente y futuro: “La militancia de ICV venimos aquí a coger fuerza, una sociedad desmemoriada es una sociedad perdida”. También habló el diputado de EUiA David Companyon, que hizo una crítica a la impunidad “que todavía hoy está intacta” de los hechos del 18 de julio de 1936, el Golpe de Estado franquista.

Durante la matinal del domingo miembros de la Asociación Catalana de Expresos Políticos y los mismos responsables políticos presentes en el acto elogiaron la labor de los gobiernos del Tripartit en materia de memoria histórica y se reprochó al actual Govern la falta de inversión en este terreno. “Lo primero que hizo CiU al llegar al Gobierno fue suspender el Memorial Democrático”, recordó Companyon.

El diputado de EUiA también lamentó que los gobiernos del Estado no hayan hecho nada para cuidar de la memoria de muchos ciudadanos muertos en el exilio o de sus familiares y que, en cambio, se condecora a los principales nombres propios de la dictadura. “Si los gobiernos se midieran con un termómetro sobre cómo nos ocupamos de nuestros abuelos, el Estado tendría un suspenso clamoroso”.