La evidencia científica es cada vez más incuestionable: los futbolistas tienen más probabilidades de padecer enfermedades neurodegenerativas de mayores, como la demencia o el Alzheimer. En los últimos años se han publicado estudios en todo el mundo que detectan ese riesgo añadido, derivado del golpeo constante de balones con la cabeza, y por primera vez un a investigación en España, en el Hospital Clínic de Barcelona, apunta a la misma conclusión.
Publicado en el Journal of Neurology, el estudio, coordinado por el neurólogo del hospital Álex Iranzo, constata que la práctica de fútbol a nivel profesional –o algún equivalente en intensidad y periodicidad– es un factor que predispone a la aparición de trastornos del sueño en fase REM, lo que a su vez significa a menudo una primera manifestación de enfermedades como son la demencia o el Parkinson. “En los deportes de contacto, la exposición repetida a golpes de cabeza puede inducir a una pérdida neuronal progresiva”, señala el doctor. “Esto explicaría por qué en el fútbol los profesionales pueden llegar a desarrollar distintos tipos de enfermedades neurodegenerativas décadas después de retirarse”, detalla Iranzo, que es además jefe del grupo de Neurofisiología Clínica del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS).
Los riesgos del fútbol para la demencia han alcanzado el debate público en países como el Reino Unido o Estados Unidos, donde las federaciones de fútbol han prohibido el golpeo de cabeza en edades infantiles. En el deporte norteamericano, de hecho, la conciencia es si cabe mayor debido a los problemas mucho más graves que acusan los exjugadores de fútbol americano, uno de los deportes con más contacto que hay. En España, por ahora, solo hay recomendaciones al respecto.
El estudio del Clínic se ha llevado a cabo con los pacientes atendidos en su centro de Trastornos del Sueño del Servicio de Neurología entre 1994 y 2022. De las 338 personas diagnosticadas con trastorno del sueño REM, 228 eran hombres, de los cuales un 34% acabó por aflorar algún tipo de enfermedad neurodegenerativa. Ese tipo de alteración del sueño, precisa Iranzo, provocan conductas motoras “vigorosas”, pesadillas y ausencia de relajación muscular.
En cuanto a los pacientes objeto del estudio, lo que ha detectado el Clínic es que seis de ellos, el 2.63%, eran futbolistas profesionales, con una carrera de 13 años de media y 40 años transcurridos desde que colgaron las botas y aparecieron los primeros síntomas. El porcentaje, aunque reducido, contrasta con el porcentaje de futbolistas entre la población general, de un 0,06%, según señalan en el hospital. “La asociación entre enfermedades neurodegenerativas y los traumatismos craneoencefálicos hace que podamos especular que, en los futbolistas retirados de nuestro grupo de estudio, la exposición a estos golpes repetidos en la cabeza pueda ser uno de los factores”, señala Iranzo.
El estudio del Clínic aparece el mismo mes en que se ha publicado una de las investigaciones más ambiciosas de la historia respecto a esta problemática. The Lancet of Public Health publicó un estudio llevado a cabo en Suecia, con 6.007 futbolistas que jugaron entre 1924 y 2019, y que confirmaba que estos tienen 1,5 probabilidades más de padecer este tipo de enfermedades. De los analizados, el 9% fueron diagnosticados con patología neurodegenerativa, a diferencia del 6% en los grupos control. Lo más curioso es que el porcentaje al analizar los porteros quedaba entre ambos, en un 7,5%.