La Generalitat ha ordenado el confinamiento de la comarca del Segrià, de la que Lleida es la capital, debido al aumento preocupante de casos de coronavirus en los últimos días. El cierre perimetral afectará a 210.000 personas, el triple que en el de la Cònca d’Òdena al inicio de la pandemia, aunque se permitirá el paso a los trabajadores. La medida ha entrado en vigor este sábado a las 12 horas mediante controles de los Mossos, y se autoriza la entrada y salida por motivos de residencia hasta las 16 horas.
El confinamiento, que por ahora no tiene fecha de finalización, se ha dado a conocer menos de 24 horas después de que el Departamento de Salud ordenase instalar un hospital de campaña al lado del principal hospital de la ciudad, el Arnau de Vilanova. La curva que dibujan desde hace días los contagios, con 351 diagnósticos en los últimos siete días, se ha empezado a notar en los ingresos a este centro, que cuenta ahora mismo con 23 personas hospitalizadas y seis en UCI.
“A partir de las 16 horas quedará prohibida la entrada y salida de la comarca salvo para personas trabajadoras [esenciales o no], transportistas, prestación de servicios, comercios y otras actividades económicas”, ha detallado el conseller de Interior, Miquel Buch. Otra excepción es que se permitirá también atravesar la región por autovía y autopista. En la comparecencia para anunciar las restricciones han participado el president, Quim Torra, y la consellera de Salud, Alba Vergés.
Los responsables del Govern han comunicado que, además de las restricciones de movilidad, se prohibirán las reuniones de más de 10 personas tanto en el ámbito público como en el privado. “Reducir el número de personas con las que nos encontramos es básico, también reducir las actividades que hacemos”, ha señalado Vergés, que también ha comunicado el cierre de los centros de día de mayores. Aunque asegura que no contemplan confinar a la población en sus casas, sí ha pedido a la población vulnerable permanecer en sus domicilios y que “solo salgan para aquello imprescindible”.
Vergés compareció el viernes para pedir a la población que redujese al máximo su actividad y que extremase precauciones, pero descartó en ese momento llevar a cabo un confinamiento selectivo. También pidió a la población de las comarcas colindantes de Aragón que eviten recurrir al hospital Arnau de Vilanova –suponen un 10% de sus pacientes– y que acudan al de Barbastro.
Ocho rebrotes y el sector agrario, clave
La región sanitaria de Lleida mantenía este viernes ocho brotes de coronavirus activos. La mayoría de ellos están vinculados a la actividad en empresas agroalimentarias u hortofrutícolas. También el albergue para temporeros sin techo de la ciudad, Jericó, está en cuarentena con 21 casos positivos.
La situación de los trabajadores del campo preocupa a las autoridades. Algunos de ellos viven en condiciones de hacinamiento o trabajan sin las mínimas medidas de seguridad y distancia, tal como han denunciado ya los propios temporeros.
Sin mencionar directamente a las condiciones de trabajo en el campo, Vergés ha defendido las tareas de prevención realizadas en las empresas del sector, pero ha reconocido que las condiciones de vida de muchos temporeros no favorecen el control de la epidemia: “Los brotes que hemos ido gestionando no se nos escapa que tienen un fuerte componente social”.
La incidencia creciente del virus en Lleida era un escenario más que previsible para la Generalitat, que encendió todas las alarmas cuando se detectaron varios brotes en las comarcas colindantes de Aragón, también vinculados con el sector agrario. Desde entonces, cuatro comarcas de esta comunidad autónoma (tres de Huesca y una de Zaragoza) siguen de en la fase 2 de desescalada.