La posible presencia de Oriol Junqueras en la mesa de diálogo es un “deseo” para ERC, pero no aún una propuesta ni mucho menos una condición del Govern. Aunque la Generalitat se reserva la autonomía para decidir los nombres de su delegación y que el Gobierno central tampoco ha cerrado la puerta a la posible participación del líder encarcelado, el Ejecutivo de Pere Aragonès ha enfriado en las últimas horas la opción de que Junqueras acabe formando parte de la próxima reunión entre gobiernos y tampoco tiene interés en convertir este asunto en una guerra política con la Moncloa, a quien la presencia de Junqueras resulta incómoda.
La polémica saltó este lunes, después de que la portavoz de ERC, Marta Vilalta, afirmase: “Es innegable que nos gustaría muchísimo que Oriol Junqueras pudiese estar participando en esta mesa como presidente de ERC”. Unas palabras que venían a subrayar el deseo en el partido de que Junqueras pueda ser excarcelado cuanto antes y que tenga un papel político. Sin embargo, este martes el president Pere Aragonès rebajó esta pretensión cuando afirmó que no hay nada decidido sobre quién formará parte de la delegación catalana.
“Nosotros queremos que Oriol Junqueras y el resto de presos políticos y exiliados estén en plena libertad y pudiesen participar en la vida pública y política”, aseguró el jefe del Govern. Sin embargo, a renglón seguido destacó que se trata de una mesa “de gobierno a gobierno” por lo que será el Govern quien decidirá quién le representa cuando haya fecha fijada. Aragonès apuntó además que esta delegación debe ser formada de acuerdo con el acuerdo de coalición, es decir, a medias junto a Junts.
Fuentes del Govern destacan que hasta el momento no se ha tratado de órganos oficiales la cuestión sobre los nombres que deberían participar en el encuentro y que, por tanto, el nombre de Junqueras no había aparecido como una opción antes del lunes. Además, la situación penitenciaria de Oriol Junqueras es siempre una complicación para que el líder participe en actos o acuerde citas a largo plazo, pues depende de los permisos y beneficios carcelarios, por lo que habitualmente se limita a participar en actos del partido.
No hay por tanto ninguna propuesta sobre quién debe verse con la delegación del Gobierno central, insisten estas mismas fuentes, que sí dejan abierta la puerta a elegir a “cualquier persona que considere adecuada” para los contenidos que piensan tratar. Sin embargo, el equipo de Aragonès quiere huir de poner condiciones de máximos o requisitos que puedan entenderse como trágalas puesto que, afirman, el objetivo es que se reúna la mesa cuando antes y empiece a trabajar.
En Moncloa habían evitado vetar la presencia de Junqueras en la mesa de diálogo, que indudablemente es incómoda para el Gobierno de Pedro Sánchez. La portavoz, María Jesús Montero, hizo equilibrios en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en un momento en el que la mano tendida para la búsqueda de una solución al conflicto político en Catalunya y, sobre todo, para lanzar un mensaje de conciliación a buena parte de la sociedad independentista.
“Es una mesa de dos gobiernos en donde los gobiernos designan las personas que deben de acudir a esa mesa. Adelantar o anticipar presencias cuando ni siquiera se ha producido el encuentro bilateral entre el presidente del Gobierno y el señor Pere Aragonès es prematuro y especulativo”, ha afirmado Montero, que ha defendido inicialmente que los integrantes de la mesa sean miembros de los ejecutivos [pese a que no fue así en la anterior ocasión, cuando formaron parte de la delegación catalana Josep Ruis y Josep María Jové]. Montero sugirió que había “espacio para los partidos al interior del parlamento de Catalunya”.
Desde el Gobierno ven, no obstante, improbable que la Generalitat envíe Junqueras a la mesa de diálogo. “Tengo dudas de que Junqueras quiera estar en una mesa que siempre ha tenido coste para ERC”, comenta un miembro del Ejecutivo. Otro argumento es que Aragonès tiene que consolidar su “liderazgo” y situar al exvicepresidente en la mesa de diálogo iría en detrimento de su figura.
Más allá de la conformación de las delegaciones, la Moncloa y la Generalitat se han mostrado en cierta sintonía respecto a la coreografía de intercambios y encuentros con la que quieren proceder. Durante esta semana está previsto que Sánchez y Aragonès se telefoneen para tener una conversación que reinice una relación que en los últimos tiempos se ha limitado a lo protocolario. A partir de entonces se produciría un primer encuentro entre ambos, como es tradicional cuando hay cambios de cartera en las presidencias del Gobierno central o autonómicas. Entonces solo quedaría reunir a la mesa de diálogo. Una cita que, según los planes de la Moncloa, quedaría para después de que se resuelvan los indultos.