La identificación de los agentes policial responsables de lesiones a manifestantes es el gran obstáculo que habitualmente encuentran los jueces. Un nuevo ejemplo de ello es el hombre que perdió un testículo por una bala de 'foam' de los Mossos d'Esquadra en 2018, que este jueves ha hecho público que ha identificado al agente que presuntamente le disparó después de que la policía catalana no señalara a ningún responsable.
A falta de que la Justicia corrobore el informe pericial de parte, el caso vuelve a constatar las dificultades de las víctimas de balas de goma o 'foam' para identificar a los agentes. En los últimos años, en Catalunya, la mayoría de causas abiertas por este tipo de lesiones han terminado en archivo por falta de autor conocido al no poder hallar a los uniformados que dispararon. Este hecho, para entidades de defensa de derechos humanos, se debe a la falta de mecanismos de control de la policía.
La nueva causa se remonta a la concentración contra la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona en diciembre de 2018. El joven, Ignasi, recibió el impacto de un proyectil directamente en el testículo derecho. El chico tuvo que someterse a una intervención quirúrgica y perdió el órgano.
El centro Irídia presentó una querella y ahora asegura que ha logrado identificar el agente que disparó mediante una prueba pericial independiente a partir del análisis de varias imágenes. La investigación anterior de los Mossos d'Esquadra, por contra, no había hallado a ningún agente como autor concreto del disparo y había tildado la actuación policial de “justificada y ajustada a protocolo”.
Sònia Olivella, abogada de Irídia, ha señalado que el caso de Ignasi es “paradigmático” porque el joven tuvo en todo momento una actuación “pacífica” durante la concentración del 21 de diciembre de 2018 y salió con una lesión grave, informa la Agència Catalana de Notícies (ACN).
La entidad también ha recordado que, según el protocolo de los Mossos, solo se puede disparar a un manifestante si éste está poniendo en riesgo la vida o la integridad física de los agentes o terceras personas, algo que, a juicio de la letrada, no ocurría en este caso.
Olivella ha hecho hincapié en que, a pesar de las imágenes aportadas durante la instrucción, los Mossos no han identificado al agente autor del disparo. Por todo ello, la abogada ha denunciado que “todos los mecanismos internos han fallado” y ha insistido en que ha sido gracias a la sociedad civil y a la “persistencia” de todos estos años que finalmente se ha podido identificar al escopetero que habría disparado al joven.
En concreto, se ha realizado un peritaje independiente de las imágenes aportadas durante el procedimiento judicial, incluidas las imágenes de las cámaras que llevaban los agentes. Según ha detallado la abogada, se triangularon las imágenes y analizaron tanto la imagen como el sonido, lo que les permitió determinar el segundo concreto en el que el joven sufrió la lesión y qué agente era el que disparó.
Tanto Irídia como Amnistía Internacional (AI) tienen prevista una reunión con la subdirección general y el comisario jefe de los Mossos d'Esquadra para abordar el caso. Por su parte, el colectivo Stop Balas de Goma ha constatado una vez más que los proyectiles de 'foam' son muy lesivos, y que los mecanismos de control y trazabilidad no funcionan en estos casos, según ha denunciado su portavoz, Carles Guillot.
También Amnistía Internacional ha puesto el foco en los daños que causan los proyectiles. Júlia Pérez, representante de la entidad, ha criticado que el protocolo de uso de 'foam' de los Mossos no cumple con los estándares internacionales de Derechos Humanos.