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La hora de la verdad para el aeropuerto de El Prat: Illa desempolva una ampliación que disgusta a sus socios

Un avión despega desde una de las pistas del aeropuerto de El Prat

Arturo Puente

Barcelona —
8 de junio de 2025 22:22 h

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El aeropuerto de El Prat, la gran infraestructura aérea que sirve a Barcelona y, en realidad, a todo el noreste peninsular, se juega su futuro en las próximas semanas. El comité técnico formado entre la Generalitat y Aena está ultimando un dictamen que será la guía de la ampliación que defenderán tanto el president Salvador Illa como, muy probablemente, el Gobierno central.

La previsión inicial es que el documento se valide este mismo mes de junio y, según fuentes al corriente de los trabajos del comité, se pretende retomar la idea de alargar la pista más cercana al mar, afectando en parte a zonas medioambientalmente protegidas, pero compensando éstas en otros lugares.

En paralelo, y consciente del abismo que esto puede generar con sus socios de ERC y Comuns, reacios a la ampliación que se baraja, el Govern también tiene previsto continuar con la senda pactada con los republicanos de plantear un órgano bilateral que permita a la Generalitat tener voz en las decisiones del aeropuerto. Un acercamiento de la “governanza” a Catalunya que también reclaman sectores económicos catalanes que, a diferenica de ERC, apoyan sin matices el proyecto para expandir el aeródromo.

Dotar al Prat de más capacidad para acoger vuelos de largo radio, especialmente desde Asia Oriental, es un empeño personal de Salvador Illa, convencido de que contribuirá a dar a Catalunya el impulso económico que desea. Pero ese proyecto, uno de los más importantes de la legislatura y que lleva un inconfundible sello del PSC, genera problemas en dos ámbitos: técnico y político.

La parte técnica es lo que el comité de expertos ha tratado de solventar en los últimos meses. Con todo, el hecho de que se afecte a zonas ecológicas de la red Natura 2000, y por tanto con protección europea, hace que la última palabra la tenga la Comisión. Una institución que, por el momento, ha ido por el camino opuesto, pues mantiene abierto un expediente de infracción contra España por la insuficiente protección de zonas que, de salir adelante la ampliación, quedarían bajo el cemento.

El Govern considera, sin embargo, que podrá convencer a Bruselas con un ambicioso plan de compensaciones ambientales, algo que tanto entidades ecologistas como los Comuns consideran que es poco realista. El Ayuntamiento de Barcelona presentó hace dos meses una propuesta en la que encajaba el alargamiento de la pista entre las dos lagunas, de forma que no se afectaba a los espacios acuáticos, aunque sí pasaba por encima de zonas naturales protegidas.

El segundo problema de la ampliación de El Prat es político, en la medida que puede afectar a la estabilidad parlamentaria de un Govern en minoría.

La ampliación del aeropuerto barcelonés se convirtió en la legislatura pasada en una piedra en el zapato de Pere Aragonès. Aena puso sobre la mesa un proyecto que dividía tanto al electorado republicano como a la propia organización, así que ERC apostó por una ambigüedad mal calculada que no acabó de convencer a nadie. Salvador Illa, como jefe de la oposición, estuvo entre los que más apretaron para conseguir la ampliación que defendía Aena, mientras los Comuns se situaron en el extremo opuesto.

Cuando Illa ganó las elecciones y se convirtió en el único candidato viable a la presidencia, ERC y Comuns firmaron sendos acuerdos de investidura, pero dejaron fuera la espinosa cuestión de la ampliación de las pistas sobre terrenos protegidos. “No pudimos pactar ni la discrepancia, porque no hay apenas puntos de coincidencia a los que agarrarnos”, reconoce una fuente de los Comuns.

ERC sí pactó algunas cuestiones, como crear un nuevo Consejo Rector Aeroportuario que permita a la Generalitat participar en las decisiones sobre la gestión de la infraestructura o impulsar la conexión ferroviaria de alta velocidad con los aeropuertos de Girona y Reus. Pero también se incluyó en aquel documento poner “especial cuidado en la preservación” de los espacios naturales protegidos o establecer un máximo de emisiones que no puede superar el actual.

Tanto los compromisos firmados con ERC como las buenas relaciones con los Comuns tienen difícil encaje con el proyecto de ampliación que el Govern Illa desempolva ahora. Y, pese a todo, en el Ejecutivo socialista son optimistas.

Primero porque nada de lo relacionado con la ampliación necesita pasar por el Parlament, al ser un proyecto que formalmente solo depende de que Aena lo incorpore en el próximo DORA (Documento de Regulación Aeroportuaria), previsto para 2027. Por no necesitar, Illa no necesita pasar el dictamen ni por el Consejo Ejecutivo catalán. Eso sí, en su momento necesitará que el DORA lo valide el Consejo de Ministros.

Pero la confianza en este ámbito va más allá pues, si alguno de los partidos forzase un debate sobre la ampliación en el Parlament, el Govern sabe que su alianza con ERC y Comuns no serviría, pero que el proyecto sí contaría con una mayoría parlamentaria gracias a Junts y el PP.

Sin nada que temer por el lado de las mayorías, el Govern debe procurar que la inevitable brecha con sus socios que abrirá la ampliación no sangre demasiado. Y para ello nada mejor que poner el foco sobre los puntos en los que están de acuerdo, dejando de lado los que los separan.

La cuestión medioambiental, tanto desde el punto de vista de las emisiones de CO2 como por la afectación a la reserva natural, es muy problemática para los Comuns. Sin embargo, la formación no vería con malos ojos un nueva terminal flotante o que El Prat dejase atrás la especialización en los vuelos de bajo coste, bandera del turismo de masas. Lo mismo ocurre con ERC, que podría tragar la pastilla de la ampliación si se enmascara bajo la promesa de que la Generalitat participe en la gobernanza del aeropuerto.

Ni ERC ni los Comuns han decidido aún cómo reaccionarán cuando se conozca el dictamen, que no se espera que traiga grandes sorpresas. Fuentes de ambos partidos coinciden en señalar que, pese a lo que salga ahora del comité técnico, el partido será mucho más largo, pues debe pasar por el Ministerio, puede suponer cambios normativos e, incluso, requerir de la intervención de la UE.

Pase lo que pase en las próximas semanas, para ambos socios podría no merecer la pena desgastarse en un primer momento, sino esperar para ver si el plan acaba cogiendo fuerza. “Queda mucha legislatura”, advierten en ERC, que recuerdan que los socialistas no van a dejar de depender de su apoyo por mucho que ya tengan en el bolsillo las tres ampliaciones de crédito sustitutivas de unos nuevos presupuestos.

Los Comuns, por su parte, están convencidos de que la ampliación tal y como se proyecta no se llevará nunca a cabo, no solo por la oposición política y ciudadana que pueda encontrar, sino porque, según opinan fuentes del partido, a Aena no le interesará potenciar un aeropuerto que ya es rentable, como El Prat, sino uno deficitario, como Barajas.

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