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Joan Canadell, un fichaje polémico para Junts que entusiasma a sus bases

En la imagen, el presidente de la Cambra de Barcelona, Joan Canadell

Arturo Puente

2 de enero de 2021 22:23 h

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“Supongo que los independentistas están cansados de perder y quieren gente que haya ganado cosas”, resume una persona cercana a Junts per Catalunya sobre el inesperado resultado obtenido en la primarias del partido por Joan Canadell, el candidato que acompañará al tándem de Carles Puigdemont y Laura Borràs como número tres. Canadell es un candidato polémico, tanto por sus opiniones, que sus críticos tachan de radicales y extremistas, como por su personalidad excéntrica. Pero también es un candidato que ha arrasado entre las bases de Junts y que en el partido creen que puede convencer a muchos votantes.

Tal y como subrayan fuentes de su formación, Canadell puede presumir de haber conseguido para el independentismo una de las pocas victorias de los últimos años, cuando fue elegido presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona. Su perfil, independentista duro y con un lenguaje muy beligerante contra España y lo español, da también cuenta de cómo el antiguo espacio de Convergència ha sido asaltado por una nueva generación de políticos cada vez más alejados de las posiciones moderadas.

Nacido en Barcelona en 1967, Canadell es una persona conocida entre el independentismo más movilizado desde hace más de una década, como una de las voces más representativas del mundillo empresarial secesionista. Ingeniero industrial de profesión, es fundador de Petrolis Independents, una empresa de gasolineras, y de la organización patronal Centre Català de Negocis (CCN), nacida en 2008. Además gestiona su propia SL, Iniciatives Canadell, que funciona a modo de consultora.

El ahora candidato de Junts, sin embargo, siempre ha sido conocido por su vertiente política, ligada al independentismo que se situaba en los márgenes de los grandes partidos, más que por su carrera empresarial. Canadell fue militante de ERC y abandonó la formación con los afiliados enfadados por el segundo tripartito de los republicanos (2006), un grupo que acabó fundando Reagrupament. En esa fuerza también militó un hombre que después se convertiría en president de la Generalitat: Quim Torra.

Desde el CCN, del que fue secretario general entre 2013 y 2014, Canadell ha sido uno de los grandes promotores de la visión más mercantilista de la secesión, que según él haría de Catalunya una tierra más próspera y a sus empresas más ricas. “A Catalunya le corresponde ser una Holanda, una Suecia, una Finlandia o una Dinamarca”, apuntó en los micrófonos de Catalunya Ràdio, ya convertido en presidente de la Cambra. Una entrevista en la que también afirmó que España es “el peor país de Europa”.

Este tipo de opiniones por parte de Canadell no son nuevas, pero han tomado relevancia pública en los últimos años mientras ha sido presidente de la Cámara de Comercio y, sobre todo, desde que ha dado el salto a la política. Medios como El Crític han recopilado algunos de sus mensajes más polémicos en la red, como el que aseguraba que “España es paro y muerte” en relación a la crisis del coronavirus, el que tildaba de “colonos” a personas llegadas del resto de España o el que cargaba contra el político de ICV Joan Herrera acusándolo de ser “tan español como las élites”.

“Los tempos y lo que representas es muy importante. Yo tuits que hice hace 7 u 8 años siendo un activista, hoy quizás no los haría”, afirma Canadell en declaraciones a este diario. El candidato indica que algunos de estos mensajes los volvería a enviar y otros no. “Depende. Hay un tuit que habla de colonos porque responde a alguien que me pregunta por la colonización en esos términos y yo le sigo el hilo. Yo no he vuelto a utilizar la palabra 'colonos' en ningún momento. Tiene una connotación muy negativa y es una palabra que yo no utilizaré ni como presidente de la Cambra ni como político”, abunda.

Algo similar sostiene respecto a otra de las polémicas que le han acompañado. Canadell muestra su apoyo al Institut Nova Història (INH), una organización de pseudo-historiadores, que afirma que se ha producido una conspiración mundial para ocultar la catalanidad de personajes históricos como Colón, Cervantes, Da Vinci o Copérnico, y casi cualquiera que aparezca en los libros de historia. Unas tesis que han sido combatidas y desacreditadas por la propia historiografía catalana.

Sobre esta cuestión, Canadell asegura que, pese a la polémica suscitada, les seguirá apoyando. “Soy un ingeniero, no un historiador, mis opiniones sobre la historia pueden estar equivocadas o no, pero no intento sentar cátedra”, asegura. Pese a esto considera que las teorías que defiende el INH deben ser tomadas en cuenta en el debate historiográfico, donde hay “muchos interrogantes que no cuadran” sobre “la historia oficial que nos han contado”. Por esta razón, dona 200 euros mensuales a la asociación. “Y mientras pueda, lo seguiré haciendo”, añade.

“Yo lo que haría es que la Generalitat crease un departamento de recuperación de la memoria histórica. No digo que se haya de financiar [con dinero público] el INH, digo que debería revisarse nuestra historia y saber cuáles de sus teorías tienen consistencia y cuáles no, porque estoy convencido de que algunas la tienen”, afirma.

Del CCN a dar la sorpresa en la Cambra

Hasta mayo de 2019, Joan Canadell era el activista más conocido del independentismo empresarial. Sus tesis políticas y económicas están plasmadas en sus libros, todos ellos basados en la tesis central de que el tejido económico catalán está lastrado por el Estado español y que, en caso de independencia, la economía catalana sería una de las más potentes de Europa. Por esta razón, cuando en verano de 2018 la ANC se propuso impulsar candidaturas independentistas en varios colegios profesionales y organizaciones empresariales, el nombre de Canadell sonó para la Cambra.

Lo que ocurrió después fue un terremoto inesperado en una organización controlada por las poderosas familias de la burguesía catalana desde su fundación en 1886. Gracias al voto de pymes y autónomos, mucho más escorados hacia el independentismo que las grandes empresas, la ANC y Canadell obtuvieron 32 vocalías de las 40 que se eligen por sufragio. Con todo, el proceso se impugnó y está bajo la lupa de la Fiscalía, que sospecha que se invalidaron votos telemáticos de forma poco clara.

Desde entonces el hoy candidato de Junts ha dirigido la Cambra como primer presidente independentista, a la espera de su relevo por Mònica Roca, pactado para la segunda mitad del mandato cuando se confeccionó la candidatura. Pese a su salto a la política, Canadell por el momento se ha resistido a dejar la presidencia de la Cambra, aunque sí ha cedido la presidencia del Consell de Cambres y ha delegado sus funciones ejecutivas en Roca. Una compatibilidad entre la representación empresarial y la vida política que ha generado quejas y preguntas parlamentarias, por ejemplo del PSC.

La trayectoria de Canadell está entrecruzada con la de otro candidato independentista, Albert Pont. Juntos fundaron el CCN, organización que Pont ha presidido desde 2013, y posteriormente acudieron en la misma candidatura en el desembarco de ambos en la Cambra. Ahora de nuevo los dos han decidido a la vez dar el paso y presentarse a las elecciones al Parlament. En el caso de Pont, será líder de la formación de extrema derecha FNC, que no cuenta en este momento con ningún cargo electo y al que las encuestas le niegan posibilidades de obtener representación parlamentaria.

Pese a los paralelismos, Canadell se desmarca de los vínculos con Pont. “Es un hombre muy particular, a nivel personal es difícil, no es fácil trabajar en equipo y él mismo ya vio que no encajaba en la Cambra, por lo que decidió marcharse”, explica. El de Junts se desliga asimismo de las ideas ultras de su compañero de organización. “Últimamente, en lo que ha escrito, ya se le ve que está destructivo, no para aportar. Yo soy de lo contrario”, afirma. 

Ni de derechas ni de izquierdas y molesto con Aragonès 

Conforme Canadell ha ganado popularidad, la controversia sobre su nacionalismo radical ha crecido. Voces del independentismo han criticado que el perfil del empresario “empequeñece” al movimiento soberanista porque aleja a los catalanes contrarios a la secesión. Desde su partido, en cambio, niegan que Canadell tenga un perfil extremista. “Está en la centralidad del partido y habla el lenguaje de los empresarios, a los que también hay que dirigirse”, afirman fuentes de Junts, que insisten en colocar a Canadell la etiqueta de liberal o incluso la de social-liberal.

“Mi discurso es el de la gente de Junts”, afirma Canadell, que asegura que el independentismo debe recuperar el programa de “progreso y prosperidad económica” que sostienen los empresarios y también muchos trabajadores, y que según él fue el que hizo que durante décadas “mucha gente entroncara con el pujolismo”. “No sé si soy de derechas o soy de izquierdas, lo que creo es que soy del sentido común y que me dirijo a una masa que oye hablar de progreso económico. Los extremistas no arrastran masas”, defiende.

Pese a no formar parte del círculo cercano de Puigdemont ni haber tenido demasiados vínculos con el partido, en los últimos meses Canadell se ha convertido en una apuesta obligada para Junts por la popularidad del empresario entre sus bases. “Seguramente es un mal independentista para ERC, pero ha ensanchado la base allá por donde más difícil era ensancharla, como es la Cambra”, defienden fuentes de su formación.

Efectivamente, el de Canadell no es un perfil que guste en ERC. “No ayuda [a hacer un pacto postelectoral con Junts], pero pese a esto nosotros haremos todo lo posible”, afirman fuentes de la dirección republicana, que sobre el fichaje del empresario señalan que “abonar el trumpismo y alejarse de la ciencia no aporta nada al país”. Hasta el momento la relación de Canadell con los republicanos ha sido mala. “Aragonès me engañó con la ley de cámaras”, afirmó el empresario sobre el líder de ERC en una entrevista al diario Ara.

Canadell, que no oculta su deseo de ser conseller de alguna de las carteras del área económica, sigue manteniendo que perdió la confianza en el vicepresident cuando sintió que le había engañado. Pese a eso, asegura que no tendría empacho en formar un Govern junto a Aragonès, incluso en el caso de que el republicano fuera president. “Yo hubiera estado más a gusto en una candidatura tipo la de JxSí, con ERC y el PDeCAT, o incluso la CUP, que en una de Junts solo, porque mi ideología es el independentismo”, afirma para quitar hierro a sus roces con los republicanos.

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