Ilocalizables. Este es el estado en el que se encontraban Clara y Laila Millet, al menos para el juez de Barcelona que las investiga por presuntamente ayudar a su padre –fallecido el pasado 16 de marzo– a eludir la devolución del saqueo del Palau de la Música. Ni comparecieron voluntariamente en la causa durante semanas ni funcionaron las vías para encontrarlas y poderlas citar debidamente como imputadas, según han informado fuentes jurídicas.
Finalmente, después de semanas sin comparecer en la causa, las hermanas Millet enviaron un escrito a finales de mayo, que elDiario.es ha conocido días después de publicar esta información, en el que piden al juez declarar por videoconferencia desde Australia y EE UU, los países en que residen desde 2009.
Entre los intentos más recientes para hallar a las Millet destaca la personación policial en el funeral del saqueador del Palau de la Música el pasado mes de marzo. Según han informado fuentes jurídicas, el juez Sergio Escalona, a petición de la Fiscalía Anticorrupción, ofició a los Mossos d’Esquadra para localizar a las dos hermanas en la despedida de su padre con el objetivo de entregarles su citación como investigadas en la causa. Sin éxito.
En su escrito, al que ha tenido acceso elDiario.es, la fiscal anticorrupción Marta Marquina pidió el mismo día que falleció Millet que la policía realizara “las gestiones necesarias y oportunas” para “determinar fecha y hora” del funeral del expresidente del Palau.
“En caso de que las investigadas Laila y Clara Millet, hijas del finado, acudan al funeral”, prosiguió la fiscal, ambas debían ser citadas para comparecer como investigadas la misma semana de las exequias, en concreto dos días después de las mismas. Pero los Mossos, según fuentes jurídicas, no las encontraron, por lo que la citación de las hijas de Millet sigue sin ser efectiva al no poderse entregar.
El último paso del juez ha sido dictar una requisitoria para que las dos hermanas declaren como investigadas si ponen un pie en España, un escenario, admiten las mismas fuentes, poco probable.
Del olimpo al ostracismo
Llevar el apellido Millet implicó tenerlo todo en Catalunya. No era necesario sudar para prosperar, pues ya se estaba en lo más alto del escalafón social. Para los representantes de la alta burguesía de Barcelona, las puertas se abrían solas, sin necesidad de esfuerzo.
Todo cambió para las hermanas Millet en 2009, cuando su padre fue detenido por el saqueo del Palau, un caso que destapó las comisiones a cambio de obra pública que recibió Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) a través del auditorio y que pusieron fin al oasis catalán.
Clara y Laila Millet pasaron del olimpo al ostracismo y optaron por marcharse a vivir al extranjero. Su última residencia conocida estaba fijada en Perth (Australia) y Madison (EEUU). Al tiempo que ponían tierra de por miedo, se descubría que además, habían salido beneficiadas por el expolio, que en conjunto ascendió a 23 millones de euros.
Su padre, con dinero del Palau, les pagó obras en sus casas, por ejemplo la reforma de la piscina y riego por goteo en el domicilio de Laila por valor de 21.419 euros. También desvió dinero del auditorio para viajes familiares en los que participaron –fueron todos en familia a la Polinesia en 2006, mientras que Laila acompañó a sus padres a Kenia en 2007, mismo año en el que Clara haría lo propio pero con destino a las islas Maldivas–.
Pero si algún episodio caló en la sociedad fue el de las bodas. Los enlaces “ostentosos”, según la sentencia, de las hermanas, que se celebraron en el Palau en los años 2000 y 2002 y reunieron a la flor y nata de la clase política y la burguesía catalana, costaron 164.269,93 euros. Y los pagó el Palau, pese a que Millet cargó la mitad a sus respectivos consuegros.
Por todo ello Laila (no así Clara) fue condenada como responsable civil a título lucrativo del expolio. Las dos hermanas tuvieron que volver a Barcelona a declarar en el juicio. En su comparecencia ante el tribunal, Clara Millet alegó que nunca se le “ocurrió” que su boda se pagara con fondos de la institución y se mostró indignada porque las acusaciones le exigían devolver los gastos del banquete: “Que se lo reclamen también a los invitados, ¿no?”.
Millet también aprovechó su interrogatorio para arremeter contra la prensa y la “masacre mediática” de que cree está siendo víctima su familia. “Esta boda parece que sea de interés nacional y estoy cansada de escuchar tantas mentiras”, protestó Clara Millet.
La nueva investigación contra las hermanas Millet se centra en los contratos de alquiler con propiedades embargadas a su padre que les habrían supuesto derechos de adquisición preferente cuando las casas fueran subastadas. Por ahora no se ha oído su versión sobre los hechos. Antes la Justicia tendrá que encontrarlas.
****Fe de erratas: en una primera versión de esta información se indicaba por error que Clara Millet fue condenada como responsable civil a título lucrativo, pero no fue condenada.
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