Un simple librero lleno de amor por la literatura. Así se ha presentado ante la Audiencia de Barcelona el editor Pedro Varela. La realidad es muy distinta: Varela es uno de los ideólogos neonazis más relevantes de España, germen de las opciones de extrema derecha que han crecido en los últimos años. Antes difundía su odio desde la librería Europa, ahora lo hace a través de la red.
El pasado viernes, tal y como publicó La Marea, Varela estuvo en el cierre de campaña de Vox en Barcelona. Este martes, se ha sentado en el banquillo de los acusados. La Fiscalía le pide hasta doce años de cárcel por divulgar ideas supremacistas y genocidas, y pide el cierre definitivo de su librería, clausurada cautelarmente en 2016, y que según el Ministerio Público era el epicentro de su organización criminal dedicada durante décadas a la exaltación de Adolf Hitler.
“Yo soy humanista, católico convencido de hay que amar a todo el mundo, incluso a la Fiscalía contra los delitos de odio”, ha dicho con sorna Varela en su declaración como acusado, que ha convertido en un ataque al Ministerio Público y a este tipo de delitos al considerarlos contrarios a la libertad de expresión.
Nacido en Barcelona en 1957, en su juventud Varea fue uno de los discípulos de León Degrelle, oficial belga de las SS al que Franco dio asilo en España. Varela accedió en 1978 a la presidencia de CEDADE, la mayor organización de producción de propaganda nazi y cantera de buena parte de la extrema derecha española hasta su disolución en 1993. Acumula hasta tres condenas por difundir ideología neonazi.
Tanto la defensa de Varela como la de los otros cuatro acusados han convertido el inicio de la vista en un ataque a los delitos de odio de los que vienen acusados. El encargo de exponerlo ha sido el abogado José María Ruiz Puerta, también ex de CEDADE y de Vox, que ha considerado que este tipo penal es “contrario a la libertad de expresión” y ha pedido al tribunal plantear una cuestión de inconstitucionalidad. “La gente tendrá miedo de expresar sus ideas”, ha llegado a decir.
Varela también ha apelado a la libertad de expresión, otro de los clásicos de la ideología ultra. Según Varela, que ha calificado a Alemania de “estado totalitario” por prohibir el 'Mein Kampf' de Hitler, su actuación como librero y editor se limitaba a “dar a escoger al público títulos y temáticas que no podían encontrar en otro lugar”. Es decir, una suerte de librero de nicho.
Con todo, la razón de no poder en encontrar en otra librería las decenas de obras que tenía Varela era precisamente que los libros (entre ellos, las obras completas o los discursos de Hitler) difundían la cultura del odio supremacista, la segregación racial y la discriminación respecto a personas afrodescendientes, asiáticas, migrantes, musulmanes, judíos u homosexuales.
“En absoluto quiero promover el odio”, ha insistido Varela, y ha puesto como ejemplo al tribunal el hecho de haber vendido obras de un historiador que desmentía la “leyenda negra” que, según él, pesa sobre el colonialismo español. E incluso ha tirado de actualidad para defender la venta de obras del autor Israel Shamir, considerado negacionista del Holocausto, y que ahora critica la invasión de Gaza. “¿Solo por el hecho de acusar de genocidio a Israel por lo que está haciendo al pueblo palestino se crea odio?”, se ha preguntado.
“Si El Corte Inglés o La Casa del Libro venden 'Mi lucha' no es delito, pero si lo vendo yo sí'”, ha proseguido a preguntas de su defensa, después de acogerse a su derecho a no contestar a las preguntas de la fiscal de delitos de odio de Barcelona Marta Gloria López ni a las acusaciones del Ayuntamiento de Barcelona y el Movimiento contra la Intolerancia y la Federación de Comunidades Judías de España.
Es más, Varela ha considerado que en España, como no existe un registro de libros prohibidos, “el editor y el librero se encuentran indefensos”. “No existen libros prohibidos, pero luego vienen y los secuestran, lo que provoca al editor y al librero un gasto tremendo”, se ha quejado.
La acusación de la Fiscalía no solo se basa en la venta de libros, sino también en las más de 260 conferencias de historiadores o políticos negacionistas del Holocausto organizó Varela como dueño de la editorial Ojeda. Por la librería Europea desfilaron destacados condenados por apología del genocidio como el exlíder del Ku Klux Kane David Duke o el revisionista británico David Irving. “Cada uno tiene las opiniones que tiene”, ha sido la explicación de Varela a esas conferencias. El juicio continuará a lo largo de media docena de sesiones hasta finales de mayo.