El coeditor de la revista Mongolia Pere Rusiñol ha solicitado al juez de Barcelona que lo investiga por mofarse de la religión católica en un número de la revista que archive de inmediato el caso. La imputación por un delito de ofensa a los sentimientos religiosos, advierte la defensa del periodista, es contraria al derecho fundamental a la libertad de expresión, toda vez que “decir que el cristianismo es una mierda no es delito”.
En su escrito para pedir el archivo del caso, el abogado de la revista, José Luís Mazón, recuerda que el número que ha llevado a Mongolia al juzgado, en cuya portada aparecían José, la virgen María y un dibujo de una caca sonriente representando a Jesús, no supone delito alguno al estar amparado por los derechos fundamentales.
“Decir con ocasión de la Navidad, fiesta usurpada, con un dibujo que está sacado de un pastel, que el cristianismo católico es una mierda no es ningún delito, sino el ejercicio del derecho a la crítica a una confesión de trayectoria opresora y enemiga del género humano, como eran llamados en la antigua Roma”, reza el escrito de la defensa, al que ha tenido acceso elDiario.es
Rusiñol tuvo que declarar este miércoles por la decisión del juez Sergio Escalona de admitir la querella del sindicato ultra Manos Limpias contra la revista, en un nuevo caso de los intentos entidades ultracatólicas para resucitar el delito de ofensa a los sentimientos religiosos, hasta hace poco tiempo una anécdota en la realidad judicial, y de emplear la Justicia contra los contrarios a su ideología de extrema derecha.
Además de Rusiñol, el juez imputó a la revista como persona jurídica y a su coeditor Darío Adanti, cuya declaración no se pudo celebrar por un fallo técnico del juzgado. Entiende la defensa que una vez Rusiñol ya dio todas las explicaciones en el juzgado –en un interrogatorio donde no asistió Manos Limpias pese a ser la entidad denunciante– ya no es necesaria la declaración de Adanti y el caso puede quedar sobreseído.
La portada y el número de la revista por la que han sido imputados sus editores, argumenta la defensa, pueden parecer “de mal gusto a quien por falta de cultura no conoce la verdadera historia del cristianismo”. La “teología del excremento”, desarrolla el escrito, está relacionada con el dibujo de la portada de Mongolia y se trata de “un verdadero acto de inspiración divina y pagana porque fueron millones los paganos que no pudieron desarrollar sus creencias por culpa del totalitarismo cristiano”.
La crítica “descarnada” de Mongolia, ahonda el escrito, “es libertad de expresión” y no se lleva a cabo “para ofender a los católicos” que no son lectores de Mongolia, sino para “contar 'la cruda verdad' que incide en los derechos racionales de la gente”.