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Muertes y opacidad en el CIE de Zona Franca

Imagen del interior del CIE de la Zona Franca  de Barcelona EFE

João França

Barcelona —

La muerte de un ciudadano armenio el pasado 3 de diciembre ha vuelto a poner el foco sobre el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona, creado en 2006 en sustitución del CIE de La Verneda y denunciado por varias entidades como uno de los más opacos del Estado.

“Llevamos 18 años batallando por el cierre de los CIE y para dar a conocer su existencia”, explica Norma Falconi, de Papeles y Derechos para Todos. “Antes en La Verneda todos pensaban que aquello era una comisaría, la gente no sabía que había personas encerradas en el sótano. Se pasó al CIE en la Zona Franca y seguimos en la misma situación, la gente no sabe que a los que no tienen papeles se les detiene y encarcela hasta 90 días”, afirma.

La muerte esta semana de Aramis Manukyan -un suicidio, según la versión policial, que ahora diversas entidades y testigos ponen en duda-, se suma a la lista negra de muertes bajo custodia policial en el CIE. El Cuerpo de Policía Nacional, encargado de la gestión de estos centros, asegura que era conflictivo, que estaba solo porque los otros internos no querían convivir, y que se suicidó con los cordones de sus zapato. No obstante, internos con los que ha contactado la plataforma Tanquem els CIE (cerremos los CIE) aseguran que Manukyan había tenido un enfrentamiento con la policía, que había sido agredido, y que como consecuencia le llevaron a una celda de aislamiento, donde estuvo gritando y gimiendo toda la noche.

“No es la primera muerte y la policía siempre aduce que es que la gente está drogada, que es conflictiva, que se mata; los argumentos son repetitivos, pero casi cada año hay un muerto”, lamenta Falconi y añade que siempre se han presentado como acusación para una investigación a fondo, el caso se ha cerrado. El último fue el de la muerte de Idrissa Diallo.

Muertes bajo custodia policial

El joven guineano Idrissa Diallo murió en el CIE de la Zona Franca la noche de reyes del año pasado, a los 21 años. La causa de la muerte fue un paro cardiaco, pero Papeles y Derechos para Todos, SOS Racismo y De bat a bat denunciaban un caso de negligencia, dado que los internos aseguraron que Diallo pedía atención médica desde la tarde, pero los agentes no solicitaron atención médica hasta pasada la medianoche.

La falta de servicios médicos en los CIE es uno de los hechos denunciados por las diversas entidades. La falta de regulación de estos centros hace que tengan peores condiciones que las cárceles, remarcan. Norma Falconi asegura que “ni siquiera se cumplen los aspectos más garantistas de la ley”.

En mayo del 2010 Mohamed Abagui, marroquí de 22 años, también murió a los pocos días de ingresar en el centro. Los familiares que lo visitaban habían reclamado tratamiento para Abagui por su estado físico y psicológico. Un cuarto caso que denuncian las asociaciones que trabajan con los migrantes, aunque no está claro si tuvo lugar en el CIE o en la comisaría, es el de Jonathan Sizalima, un joven ecuatoriano que en 2009 fue encontrado ahorcado en su celda cuando se había iniciado su el proceso de extradición.

El problema de la opacidad

La opacidad que caracteriza a estos centros dificulta a familiares y entidades sociales investigar estos casos. SOS Racismo ha denunciado en varias ocasiones la rápida expulsión del país de víctimas y testigos de malos tratos.

“Son un mundo exclusivamente del director y de la Policía Nacional donde nadie puede entrar, un mundo de nadie y un mundo de terror donde sólo manda la policía”, asegura Norma Falconi.

Cristina Fernández, del Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos (OSPDH) de la UB asegura que el CIE de la Zona Franca es de los más opacos del Estado. Antes del verano el juez de control de los CIE de la Zona Franca emitió un auto en el que ordenaba permitir la entrada de ONGs en horarios de mañana y tarde para visitar internos y que lo podrían hacer en grupos y en espacios abiertos. Sin embargo, Fernández explica que los resultados no han sido positivos.

La decisión del director del centro ha sido que el establecimiento de un horario de visitas para las ONG vaya en detrimento de los familiares, que ahora sólo pueden visitar a los internos en horario de mañana, “cuando es mucho más importante que vayan las familias”, asegura Fernández.

Por otra parte, las ONG sólo pueden entrevistarse con internos cuyo nombre conozcan previamente, y de forma individual, a través de una mampara. Fernández lamenta que “si el CIE no les da la información de que pueden entrevistarse con ONGs, los internos no lo solicitarán”.

SOS Racismo ya ha pedido al juez una aclaración del auto ante la negativa a poder reunirse con un grupo de internos en una sala abierta. Ahora falta conocer su respuesta.

Mientras tanto, sigue la lucha por el cierre de los CIE y las entidades que lo reivindican en todo el Estado se encontrarán este fin de semana en Madrid para coordinar y poner estrategias en común.

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