Antes de que pidáis directamente que pasemos la CUP por el túrmix y la dejemos reducida a gelatina y pulpa, y escribamos el nombre de los militantes, todos reos de alevosía, en el muro de la vergüenza, recordemos algunos hechos objetivos:
- El president Mas afirmó que él nunca sería un obstáculo para la independencia.
- La CUP dijo que no podría investir al president Mas. Es lo que ha hecho. Pero atención, y eso no lo dice nadie:
- La CUP no está contra Convergència y menos contra Junts pel Sí. Consta que la CUP ha propuesto varios candidatos, ¡incluso alguno de Convergència! También consta que la CUP ha rebajado sus exigencias programáticas a mínimos perfectamente asumibles por Junts pel Sí. Y así ha quedado patente en las negociaciones y en el famoso pleno de desconexión. No es válida, por tanto, la absurda comparación con la guerra civil: La CUP no quiere hacer la revolución y la independencia a la vez. Han dicho del derecho y del revés que primero votarían por la independencia, y luego ya veríamos.
- No soy de la CUP, pero apreciaría y respetaría muchísimo que el president Mas se hiciera a un lado. Ya ha hecho el trabajo. Y ha hecho mucho. Pero el lío de la familia Pujol (que cada vez es mayor y nos llena a todos de vergüenza por la vía indirecta) y los casos de corrupción en Convergència aconsejan, con CUP o sin ella, que el teórico primer presidente de la República Catalana sea alguien no sólo limpio, sino que no pueda ser atacado desde ningún lado. Es una cuestión estratégica básica que puede entender cualquier catalán, sea de Convergència o no, por más que sea adepto del president Mas.
- Si desde la misma Convergència se ha decidido liquidar el partido para fundar uno nuevo, alguna razón debe haber. Y la razón, curiosamente, extrañamente, es la misma que impele la CUP a pedir un president nuevo.
- Tengamos esto presente: Si vamos a nuevas elecciones volverá a pasar exactamente lo mismo. No, lo mismo no. Mucha gente estará ya harta. El resultado será que la participación bajará y, ni de lejos, una coalición de ERC y CDC llevando a Mas de candidato podrá obtener la mayoría absoluta. La mayoría independentista volverá a depender de la CUP. Rueda el mundo y vuelve a la CUP.
- Hablando de ERC, ¿dónde está, por cierto?
Repitámoslo, hay un montón de diputados de Junts pel Sí e incluso de Convergència que la CUP investiría como president mañana mismo. No lo perdamos de vista y, al menos, preguntémonos por qué Convergència se enroca en su candidato, como mínimo, de forma tan dura como, supuestamente, la CUP se enroca en su negativa.
Pensemos en ello un instante, antes de pasar la CUP por el túrmix. A ver si resultará que la CUP es la excusa perfecta para hacer lo que se quería. Es decir: Nada.
Antes de que pidáis directamente que pasemos la CUP por el túrmix y la dejemos reducida a gelatina y pulpa, y escribamos el nombre de los militantes, todos reos de alevosía, en el muro de la vergüenza, recordemos algunos hechos objetivos:
- El president Mas afirmó que él nunca sería un obstáculo para la independencia.