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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

La revolución municipalista está en marcha

Dolors Sabater

Alcaldesa de Badalona —

Lo ocurrido en Badalona sorprende. Parecía imposible pero se ha conseguido. Llama la atención que un gobierno de alta pluralidad y en minoría pueda consolidar su cohesión y ponerse de acuerdo para sacar adelante un programa común con fuerza y empuje. Trabajo en equipo, transversalidad y transparencia son conceptos que parecen incompatibles con la clásica cultura partidista, pero son identificativos de este gobierno tan diverso y tan plural de Badalona: 5 electos de Guanyem Badalona en Comú (una plataforma que agrupa a personas a título individual, asociaciones, entidades y movimientos sociales, y a la que formaciones como la CUP, Podemos, Comunistes.cat, los Verdes y el Procés Constituent apoyan), 3 electos de ERC-Avancem-Més y 2 electos de ICV-EUiA. Punto de encuentro entre independentistas y federalistas, punto de encuentro entre nueva política y partidos con historia. Una respuesta responsable al mandato del pueblo, un pueblo que pide este cambio. Cuando empezamos a negociar para construir este gobierno alternativo a mucha gente le parecía imposible poner de acuerdo tanta diversidad. Pero lo hemos hecho, y afrontamos un mandato basado en los acuerdos de programa, en los objetivos, poniendo las personas en el centro de la política, convirtiendo a las personas en el auténtico sujeto político. A los más escépticos les hablo de la samfaina, un plato exquisito que se cuece a fuego lento, un conjunto armónico donde la diversidad de sus ingredientes es totalmente identificable. Gobernar de otra forma, superando partidismos en beneficio del bien común. Esta es la auténtica nueva política que estamos haciendo en Badalona.

Las pasadas elecciones municipales han supuesto el inicio de un proceso de profundas transformaciones. Una revuelta constructiva del pueblo, de un pueblo que en los últimos años ha tomado la calle y que ahora toma las instituciones. Un pueblo que dice basta, indignado por una política que ni se hacía desde el pueblo ni con el pueblo y, muchas veces, ni siquiera pensando en el pueblo y que reclama su derecho a decidir. Un pueblo que estaba cansado de una política demasiado alejada de su verdadero sentido, una política que ni contaba con el pueblo ni buscaba el bien común. Cuando empezaron a surgir las candidaturas ciudadanas de ruptura, y decíamos que estas elecciones serían un punto de inflexión, como lo habían sido las municipales de 1931, y que se podía volver a ganar los ayuntamientos para el pueblo, mucha gente lo miraba incrédula. Ahora, mirando atrás, se confirma que teníamos razón. En todas partes la transformación se pone en marcha. Es el voto de la esperanza. La radicalidad democrática es posible. El reto es grande y ahora ha llegado la hora de concretarlo. La hora de que la acción política comience a transformar y genere cambios palpables.

En todas partes la gente ha empezado a autoorganizarse y se ha conseguido darle la vuelta muchos ayuntamientos y devolverlos al servicio de sus ciudadanos y ciudadanas. Badalona también seguimos un proceso similar. Muchas plataformas ciudadanas y asociativas de base, comprometidas en diferentes luchas, fortalecieron sus redes y a finales del año pasado aparecieron dos plataformas plurales que valoraban el salto a la política municipal. Mucha gente era escéptica, tanta pluralidad parecía difícil de ligar. Pero el 28 de febrero se confluyó en una candidatura ciudadana rupturista y de unidad popular para recuperar la ciudad y su ayuntamiento para los badaloneses y badalonesas. Y si bien no fuimos la primera fuerza, sí obtuvimos unos resultados sorprendentes teniendo en cuenta la austeridad de la campaña, el poco tiempo de existencia y los pocos o nulos altavoces posibles en los medios. Fuimos segunda fuerza. La suma de todas las fuerzas comprometidas en facilitar un cambio de gobierno fue ampliamente mayoritaria y obtuvimos suficiente apoyo para liderar la creación de una alternativa de gobierno plural que pusiera fin a las políticas que había sufrido la ciudad hasta el momento con el PP. Un gobierno del pueblo y para el pueblo, pero sobre todo, que gobierna con el pueblo, de manera participativa.

Badalona forma parte de este nuevo mapa de municipios de Europa donde la transformación está en marcha. En España, Madrid, Cádiz, Zaragoza, Iruña, Santiago de Compostela o A Coruña son ejemplos, y en Catalunya los de Barcelona, Sabadell, Cerdanyola o Ripollet. Y en muchos otros las fuerzas rupturistas han entrado con fuerza, llevando la voz de la calle a los plenos municipales.

Los ayuntamientos del cambio tenemos por delante grandes retos en nuestras ciudades. Devolver el poder a los ciudadanos y situar sus necesidades y el bien común como eje principal de la política municipal requiere grandes transformaciones de las mismas estructuras locales tras años de políticas en la dirección opuesta. Estamos poniendo en marcha una auténtica revolución municipalista que abre camino al andar. Cerrar filas y compartir experiencias y aprendizajes nos fortalece.

El acto de este viernes, en el que participaremos junto con las alcaldesas de Barcelona y Madrid y los alcaldes de Zaragoza, Iruña, Cádiz, Santiago de Compostela y A Coruña, servirá para celebrar la victoria de esta revolución democrática el 24 de mayo. Pero también debe servir y servirá para compartir experiencias, expectativas, proyectos y dificultades de estos todavía jóvenes ayuntamientos del cambio. Una red de ruptura desde el municipalismo que debe servir para aprovechar esta oportunidad histórica que tenemos de crear un nuevo sistema local al servicio de las personas.

Lo ocurrido en Badalona sorprende. Parecía imposible pero se ha conseguido. Llama la atención que un gobierno de alta pluralidad y en minoría pueda consolidar su cohesión y ponerse de acuerdo para sacar adelante un programa común con fuerza y empuje. Trabajo en equipo, transversalidad y transparencia son conceptos que parecen incompatibles con la clásica cultura partidista, pero son identificativos de este gobierno tan diverso y tan plural de Badalona: 5 electos de Guanyem Badalona en Comú (una plataforma que agrupa a personas a título individual, asociaciones, entidades y movimientos sociales, y a la que formaciones como la CUP, Podemos, Comunistes.cat, los Verdes y el Procés Constituent apoyan), 3 electos de ERC-Avancem-Més y 2 electos de ICV-EUiA. Punto de encuentro entre independentistas y federalistas, punto de encuentro entre nueva política y partidos con historia. Una respuesta responsable al mandato del pueblo, un pueblo que pide este cambio. Cuando empezamos a negociar para construir este gobierno alternativo a mucha gente le parecía imposible poner de acuerdo tanta diversidad. Pero lo hemos hecho, y afrontamos un mandato basado en los acuerdos de programa, en los objetivos, poniendo las personas en el centro de la política, convirtiendo a las personas en el auténtico sujeto político. A los más escépticos les hablo de la samfaina, un plato exquisito que se cuece a fuego lento, un conjunto armónico donde la diversidad de sus ingredientes es totalmente identificable. Gobernar de otra forma, superando partidismos en beneficio del bien común. Esta es la auténtica nueva política que estamos haciendo en Badalona.

Las pasadas elecciones municipales han supuesto el inicio de un proceso de profundas transformaciones. Una revuelta constructiva del pueblo, de un pueblo que en los últimos años ha tomado la calle y que ahora toma las instituciones. Un pueblo que dice basta, indignado por una política que ni se hacía desde el pueblo ni con el pueblo y, muchas veces, ni siquiera pensando en el pueblo y que reclama su derecho a decidir. Un pueblo que estaba cansado de una política demasiado alejada de su verdadero sentido, una política que ni contaba con el pueblo ni buscaba el bien común. Cuando empezaron a surgir las candidaturas ciudadanas de ruptura, y decíamos que estas elecciones serían un punto de inflexión, como lo habían sido las municipales de 1931, y que se podía volver a ganar los ayuntamientos para el pueblo, mucha gente lo miraba incrédula. Ahora, mirando atrás, se confirma que teníamos razón. En todas partes la transformación se pone en marcha. Es el voto de la esperanza. La radicalidad democrática es posible. El reto es grande y ahora ha llegado la hora de concretarlo. La hora de que la acción política comience a transformar y genere cambios palpables.