Los peligros de comerse la seta equivocada

Cuando llueve en el bosque, la amanita phalloides pierde su color verdoso característico y se pone blanca, hasta el punto de que se puede confundir fácilmente con un champiñón. La experiencia de su ingesta, sin embargo, no tiene nada que ver. Equivocarse entre estas dos especies puede pagarse con la propia vida o, en el mejor de los casos, requerir un trasplante de hígado.

“No entendemos porque cada año, a pesar de la información disponible, la gente sigue comiendo setas que no conoce suficientemente”, se lamenta Jordi To Figueras, responsable del laboratorio de Toxicología del Hospital Clínic de Barcelona, el único centro estatal que dispone de un laboratorio abierto las 24 horas para analizar intoxicaciones por setas -y otras sustancias- ocurridas en todo el país.

Según los expertos, cada otoño se intoxica alguien por comer la seta equivocada. Desde 2001, 170 personas se han intoxicado por comer un hongo potencialmente mortal. Todos los casos provienen de particulares que han recogido ellos mismos los hongos, nunca de setas comercializadas en restaurantes, tiendas o mercados. De las 86 muestras de orina que se analizaron en 2018 en el Clínic, el 14% dieron positivo. “Es una cifra muy importante”, señala el doctor Figueras, que precisa que el periodo “crítico” empieza a finales de agosto y se alarga hasta el puente de la Constitución en diciembre.

El Clínic recibe durante esta época muestras de personas que se han intoxicado en todo el país. Desde Zaragoza hasta Sevilla, pasando por Madrid, Pamplona, Santiago de Compostela, Alicante… “Somos un pueblo micófago, nos gustan mucho las setas a diferencia de otras culturas”, admite Figueras.

La pasión por los hongos -y por salir a recogerlos- que hay en España es lo que conlleva que se den tantas equivocaciones. Entre los principales errores que se suelen cometer, los expertos señalan la mencionada amanita phalloides junto a especies como algunas Lepiotas tóxicas (que se confunden con las Macrolepiotas, que sí son comestibles). “En televisión o en internet se ven muy claras las diferencias, pero son especies jóvenes, la seta es pequeña, a veces no hay mucha luz en el bosque… Y pasa lo que pasa”, señalan desde el Clínic.

En noviembre de 2011, un hombre de 73 años se apeó un momento con su vehículo en una rotonda de Mataró (Barcelona) al ver unas cuantas setas en el césped. Eran Lepiotas tóxicas que confundió como comestibles y falleció al cabo de nueve días.

La afición llega a tal punto en Catalunya que, en 2012, se inició una prueba piloto por la que se requería un carnet acreditativo a quien quisiera recoger hongos en el parque natural de Poblet. La prueba finalizó el año pasado y desde entonces no se requiere de ningún permiso especial.

Según explica Ona Escoda, internista del Clínic y trabajadora del servicio de urgencias del laboratorio de toxicología, la aparición de programas televisivos y canales de Youtube sobre setas se ha traducido en un aumento de las intoxicaciones. “Muchas veces hay gente en estos grupos que dice que sabe de setas y después se demuestra que se equivocan”, señala.

La importancia de reaccionar a tiempo

Según Escoda, es vital reaccionar rápidamente en caso de intoxicación para que no se convierta en algo irreversible. “Las primeras dos o tres horas son esenciales”, sostiene. “Las sustancias tóxicas se acumulan a nivel gastrointestinal y todavía no hay lesiones en el hígado”. Esta experta insiste en que es imprescindible acudir al hospital o ambulatorio más cercano a la que aparecen los primeros síntomas para obtener una muestra de orina que se trasladará hasta el Clínic de Barcelona.

Cuadros gastrointestinales, dolor abdominal, diarrea y vómitos suelen ser las primeras señales de que se ha comido una especie venenosa. “Las intoxicaciones leves suelen aparecer entre los 30 minutos y las tres horas después de ingerirlas”, apunta Escoda. “Los casos graves, en cambio, suelen manifestarse a las 8-10 horas de haberlas comido”. Escoda cuenta que algunas especies venenosas tienen “toxinas muy inteligentes” que, según ella, “buscan un lugar crítico, destruyen funciones y dañan el hígado”.

El doctor Figueras reconoce que lo que más preocupa a su equipo son las setas que causan daño hepático, aunque también hay otras especies que generan reacciones distintas. “Hay algunas que son alucinógenas, la gente se las toma para tener visiones de colores… No las recomiendo”.