La periferia toma el centro en la nueva exposición del MACBA sobre Barcelona

Jordi Sabaté

19 de junio de 2024 12:43 h

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Juan Marsé puso palabras en los años sesenta a la mirada que desde los barrios periféricos, montados sobre la falda de la sierra de Collserola, tenían los barceloneses procedentes de la inmigración de la cuidad que les acogía, tan lejana tanto en lo físico como en lo social en aquellos tiempos. Marsé lo describió con una frase ya icónica: “Desde la cumbre del Monte Carmelo y al amanecer hay a veces una ocasión de ver surgir una ciudad desconocida bajo la niebla, distante, casi soñada”.

Precisamente de esta frase se extrae el titular de la exposición que se inaugura estos días en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA): Una ciutat desconeguda sota la boira. Noves imatges de la Barcelona dels barris. Se trata de una muestra multidisciplinar, si bien sobre todo basada en la fotografía y las instalaciones en vídeo, que quiere, en palabras de su comisario, el crítico y artista Jorge Ribalta, “inscribirse en una tradición local de surveys fotográficos sobre procesos urbanos”, que en el caso de Barcelona se remonta a la época preolímpica.

Fue en aquel momento, los primeros años 90, previos a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, gran motor de transformación de la ciudad, cuando diversos artistas realizaron un primer survey (campaña fotográfica que busca retratar el estado de una ciudad en un momento concreto).

“De aquella campaña, en la que las rondas estaban en construcción, como también lo estaba el nus de la Trinitat y otras infraestructuras olímpicas, hemos rescatado el trabajo de Manolo Laguillo y Gilbert Fastenaekens, que también participan en el presente survey”, destaca Ribalta durante la rueda de prensa de presentación de la exposición, que tiene lugar lejos del museo, radicado en el Raval, un barrio que a pesar de estar en el centro es a todos efectos periférico.

Es la Biblioteca El Carmel-Juan Marsé, a media hora de distancia en transporte público del MACBA, la anfitriona del acto, plantada en uno de los muchos oteros que presenta el barrio del mismo nombre y a los que el escritor dio tanta significación de anhelos y melancolías. “Ultimas tardes con Teresa fue tal vez la mejor novela costumbrista de la Barcelona de posguerra!” ha aventurado Ribalta, que ha justificado así que la novela de Marsé haya constituido el hilo conductor de la obra estelar de la exposición, encargada al prestigioso fotógrafo canadiense Jeff Wall.

Recreando a Marsé

Wall, también presente en la presentación, explica que su obra fotográfica, en gran tamaño y titulada Informant. An occurrence not described in chapter 6, part 3, que ha donado a la ciudad y se quedará en la Biblioteca El Carmel-Juan Marsé, fue inspirada tras la lectura de una versión traducida de Últimas tardes con Teresa.

“Esta exposición va de la visión que tenemos de una parte de Barcelona, pero yo nunca he vivido en Barcelona, así que mi visión es la que me da otra persona que ha traducido a su vez la visión que tenía Juan Marsé”, matiza el artista. También reivindica el papel de la fotografía más allá de su faceta documental.

De hecho, Informant. An occurrence not described in chapter 6, part 3 no es una imagen paisajística, sino que es una recreación de una escena de la novela que el propio Marsé resolvió con unas pocas líneas. Se trata del momento en que Hortensia denuncia a Manuel, el Pijoaparte, a la policía. No obstante, la obra de Wall sí tiene un fuerte componente documental.

En primer lugar porque para hacer la fotografía se escogió un local del barrio, después porque se trajeron muebles de la época para recrear la escena, incluso el teléfono es el que tenía Marsé en su casa y ha sido facilitado por su hija Berta. Y, finalmente, porque la modelo que protagoniza la imagen es una joven del barrio seleccionada tras un riguroso casting. “El teléfono es un símbolo clave en la imagen, porque representa el progreso; la penetración de las líneas de teléfono suponen la consolidación urbana”, remacha Wall respecto a su obra.

Nueva morada más de 30 años después

Pero la exposición es mucho más amplia que la obra de Wall, y acoge una interesante comparación entre dos artistas que ya estuvieron retratando la ciudad antes de los Juegos Olímpicos. Se trata de Manolo Laguillo y Gilbert Fastenaekens. El primero retrató en los 90 las obras de las rondas y el segundo el nudo viario hoy conocido como “de la Trinitat”.

“Fue un momento preolímpico en el que Barcelona era de algún modo una ciudad con las tripas abiertas”, explica Ribalta, “por lo que hemos querido mostrar los trabajos de entonces y los de ahora el uno frente al otro”. Fastenaekens ha optado en esta ocasión por cambiar de escenario y de técnica. Se ha ido, junto con Brigitte Van Minnembruggen, hacía el mar para fotografiar las playas de la desembocadura del Río Besós, en la frontera entre Barcelona y Sant Adrià, con el trabajo Besós, territoire élargi. Y para ello ha utilizado cuatro videoinstalaciones en las que muestra la vida en los barrios del litoral, y que contrastan con sus fotografías de entonces, todas paisajes baldíos con estructuras recientes.

Por su parte, el catedrático en la facultad de Bellas Artes de la Universitat de Barcelona Manolo Laguillo se ha mantenido fiel a la cámara fotográfica y ha realizado con Línea de montaña un registro de las zonas que antaño se vieron afectadas por las obras de la Ronda de Dalt de un modo u otro. “En mis imágenes de estos barrios, que descienden desde Collserola hacia el Besós, he querido destacar varios elementos constantes”, explica el artista.

“El primero son las torres de alta tensión, que llevan la energía a estos barrios, y el segundo son los distintos monumentos de la ciudad, que se ven a lo lejos, confirmando que la visión que tenemos de Barcelona desde estos puntos es alejada, marca la distancia de estos barrios de la ciudad”, añade Laguillo.

Nou Barris, icono cultural y vecinal

Otro barrio abordado por esta exposición es el de Nou Barris, tristemente famoso durante la crisis inmobiliaria por su largo historial de desahucios. Son dos los artistas, ambos andaluces, que aportan su mirada a esta zona, acaso la más alejada del centro de la ciudad y que quiere revertir del tópico de zona frágil para mostrar su fortaleza cultural y de lucha vecinal.

Uno de ellos es Pedro G. Romero, artista multidisciplinar vinculado a Nou Barris por su implicación en el festival flamenco Desvarío, que tiene lugar en julio en el barrio. Romero se presenta con una serie de vídeos documentales titulados Lo que va por debajo, en los que repasa la vida cultural de esta zona alrededor del citado festival. “Barcelona es una ciudad donde el flamenco encuentra acomodo desde muy pronto”, explica Romero, que asegura que “ya en los años 20 del siglo pasado tenía una escena que era central y dinamizadora del género en toda España”.

La otra artista que se sumerge en Nou Barris es Pilar Monsell con La periferia de la imaginación. Su obra consiste en una instalación en tres fases. Dos son registros videográficos en grandes pantallas enfrentadas y un tercero, que no obstante tiene una posición central en la instalación, es una entrevista a la activista histórica del barrio Yoyi. En una de las pantallas se repasan imágenes de la lucha vecinal del Archivo de Roquetas, en Nou Barris, y en la otra se muestran distintas imágenes de la vida de la activista.

Del Rec Comtal a las Casas Baratas

Son muchos más por artistas presentes en la exposición, entre ellos el cineasta José Luis Guerín, que presenta un documental sobre los alrededores de la zona de cultivo de La Ponderosa, en el barrio de Vallbona, que se nutre de los restos articulados del antiguo Rec Comtal, la antigua red de abastecimiento de agua de la ciudad que hoy ha desaparecido en su tránsito hacia el centro.

También el arquitecto y fotógrafo Jorge Yeregui ha querido radiografiar el Rec Comptal pero en toda su extensión original, desde su nacimiento en las zonas altas de la ciudad hasta su antigua extensión en el centro, de la cual ya no queda rastro. El recorrido fotográfico de Yeregui empieza mostrando las partes existentes de la red hídrica y después pasa a mostrar las estructuras urbanas que han sustituido a las canalizaciones, terminado en la zona de la Barceloneta. Paralelamente, la exposición explica cuál es el actual abastecimiento de los distintos tramos que antes cubría el Rec Comtal. 

Por su parte, el también fotógrafo Gregori Civera ha centrado su trabajo en una Barcelona que ha quedado atrás, borrada por los recientes planes urbanísticos. Se trata de la zona conocida antes como las Casas Baratas, que incluía el barrio de Bon Pastor, junto al río Besós, un grupo de edificaciones que actualmente ya han sido demolidas y sus integrantes reubicados. Civera, que asegura que ha fotografiado el “paisaje humano” de estas zonas, ha dejado testimonio visual de los últimos moradores. Llama especialmente la atención una joven pareja con un niño pequeño a la puerta de su casa. El artista asegura que es posiblemente el último habitante nacido en Bon Pastor.