“Me bloqueé, no sabía qué hacer, no lo entendía, era mi jefe, tenía miedo y 1.000 cosas en la cabeza”. Así se ha expresado la periodista Mar B. durante su declaración en el juicio contra su antiguo director, Saül Gordillo, acusado de realizarle tocamientos sin consentimiento durante la cena de empresa de 2022. Minutos antes, en un hecho inusual, la denunciante ha querido dar la cara a su entrada a la Ciudad de la Justicia. “La vergüenza tiene que cambiar de bando”, ha dicho a la prensa.
Las declaraciones de las víctimas a la prensa antes del juicio son excepcionales, pero Mar B. ha decidido hablar para, en sus palabras, “que la verdad gane” y criticar los “reiterados intentos” para que se desdijera de la denuncia contra el también exdirector de Catalunya Ràdio y la Agència Catalana de Notícies (ACN).
El juicio se ha alargado durante casi seis horas y ha quedado visto para sentencia este martes. La vista ha resultado muy desfavorable a los intereses de Gordillo, toda vez que la Fiscalía ha pasado de pedir una multa de 9.000 euros contra él a reclamarle dos años de cárcel por los tocamientos no consentidos a la redactora en la discoteca Apolo. Gordillo está pendiente de otro juicio por agresión sexual la misma noche.
Todo el juicio ha versado sobre el consentimiento. La denunciante, para negarlo. El acusado, para defenderlo. En su declaración como acusado, Gordillo ha alegado que tocó el culo a la denunciante porque antes ella había flirteado con él. Según su versión, Mar B. empezó a ligar con él en un bar antes de ir a Apolo y en el taxi, y le cogió de la mano para cruzar la pista de la discoteca.
“No noté en ella sorpresa o incomodidad. Era una mujer empoderada, eufórica, que sabe lo que quiere, que corta el bacalao. Hay dos momentos en que ella dice que me deje llevar. Soy un hombre casado y también consiento”, ha manifestado el acusado, que también ha lamentado la situación y ha agregado que esa noche no podía haber imaginado que terminaría en un juzgado: “Un 99,9% de los humanos entendería que era consentido”.
La insistencia de Gordillo en recalcar que las imágenes de las cámaras de la discoteca demuestran que hubo consentimiento en vez de contestar a las preguntas de la Fiscalía han provocado el enfado de la fiscal. “No voy a consentir que responda lo que le salga de las narices”, ha afeado la fiscal, que al final del juicio ha elevado la pena. Por su lado, la acusación particular de la víctima, que ejerce Noe Martí, se ha reafirmado en reclamar cuatro años de cárcel para Gordillo.
“Fueron solo unos segundos, pero produjeron un daño a la víctima”, ha resumido la fiscal Pilar Izaguirre en su informe. “Coger la mano y atravesar la pista de la discoteca no es consentir”, ha apostillado.
Víctima y testigos
Dentro de la sala de vistas, la descripción de los hechos que ha realizado Mar B. ha sido la habitual de muchos juicios de violencia sexual, en el que las víctimas describen vergüenza, pudor y un recuerdo a veces distorsionado de los hechos, circunstancia que también ha aprovechado la defensa de Gordillo para intentar poner en contradicción a la joven y minar su credibilidad.
En el momento de los hechos, Mar B. tenía 23 años y Gordillo, su entonces director, 50. Según ha contado la joven, Gordillo llevó la mano a su espalda y la bajó hasta la zona de los glúteos, para después meter la mano por debajo de la pernera de su pantalón y realizar otro tocamiento sin consentimiento. Gordillo ha admitido el primer tocamiento en las nalgas, pero ha negado el segundo y ha aducido que tan solo le pasó la mano por el abdomen.
La denunciante ha declarado entre lágrimas en algunos tramos del interrogatorio. La magistrada María del Pilar Calvo y la fiscal Pilar Izaguirre le han indicado en varias ocasiones que podía explicarse con tranquilidad, parando y bebiendo agua si era necesario.
El interrogatorio ha subido de tono cuando ha sido el turno de la defensa de Gordillo, ejercida por el letrado Carles Monguilod, ha insistido en confrontar la declaración de la denunciante con los vídeos que se han visionado en el juicio. La magistrada ha afeado a Monguilod que quisiera someter “a un juicio triple” a Mar B., que ha terminado su interrogatorio llorando. El abogado ha considerado que los cortes de la magistrada vulneraban su derecho de defensa.
Los testigos que han declarado (todos ellos compañeros de Mar B. en el digital Principal y subordinados de Gordillo en el momento de los hechos) han avalado la versión de la denunciante. Apenas diez minutos después de los hechos, han explicado, la joven se acercó a ellos en la discoteca en estado de shock y les explicó lo sucedido. “Saül me ha tocado, Saül me ha tocado”, han recordado que no dejaba de repetir la joven.
El compañero que acompañaba a Gordillo y Mar B. en el taxi previo de la discoteca ha contado que él estaba en el asiento delantero hablando con el taxista. Si bien Gordillo ha manifestado que el periodista ha declarado que el directivo y la joven estuvieron “cuchicheando en el taxi”, el testigo no ha llegado a emplear esa expresión en ningún momento.
Los peritos
Los últimos en declarar han sido los peritos. Dos psicólogos propuestos por la defensa de Gordillo se han reiterado en que la joven, si se atiende a su interpretación de los vídeos de la discoteca, no presenta los síntomas de estar en shock. Su pericial ha quedado mermada de credibilidad cuando la magistrada les ha preguntado cómo podían decir los síntomas de la denunciante sin haberse entrevistado con ella.
Los otros tres psicólogos propuestos por las acusaciones, por contra, han resaltado que no existe ánimo espurio ni fabulación en la denunciante y han descrito el estado de shock y de estrés que relató la joven en varias entrevistas posteriores a los hechos. Ellos sí la escucharon.