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Pere Navarro, el rey desnudo

Como aquel rey de Cristian Andersen, Pere Navarro está desnudo, pero nadie se atreve a decírselo. El rey iba así porque unos falsos sastres le habían dicho que quien no viera el vestido real en realidad no era hijo de su padre; como nadie quería pasar este mal trago, todo el mundo hacía como si el rey llevara un gran vestido, cuando en realidad estaba desnudo; todos, menos un niño que, inocente, dijo: “El rey está desnudo”. El líder de los socialistas catalanes, envuelto en una tercera vía invisible, exhibe sus vergüenzas hasta que un niño le grite: “¡Pere Navarro está desnudo!”. Los votantes, como el niño del cuento, suelen decir la verdad. Mientras, Navarro va perdiendo una sábana en cada colada: primero fueron los Maragall, y el último ha sido Nadal. A este ritmo, el político egarense perderá hasta la camisa y todavía no se habrá movido de la línea de salida.

Cuando la democracia todavía era muy tierna (1977), Pere Navarro (Terrassa, 1959) se afilió al Partido Socialista de Catalunya (PSC) y fue uno de los fundadores de las Juventudes Socialistas de Terrassa. Navarro es licenciado en biología y ha sido alcalde del cuarto municipio de Catalunya desde 2002, cuando Manuel Royes dejó su cargo. Alejado de las grandes gesticulaciones y del coche oficial, se le recuerda como un alcalde discreto y poco polémico, que se alejaba de protagonismos y 'alcaldadas'. También se le considera un alcalde de consensos y de perfil afable. En resumidas cuentas, el alcalde Navarro saca buena nota en este primer tramo de su carrera política.

En 2011, después de los resultados de su partido en las elecciones generales, se presentó como candidato para dirigir el PSC. El 17 de diciembre de 2011, en el 12º congreso del partido en el Palau de Congresos de Catalunya, fue elegido primer secretario del PSC con el 73.06% de los votos. A principios de septiembre de 2012, apartó de ciertos puestos de responsabilidad diversos miembros del sector catalanista del partido, acentuando así la división socialista hasta extremos nunca vistos. El 30 de septiembre de 2012 fue elegido candidato a la Generalitat por el PSC en las elecciones al Parlament de Catalunya. Navarro obtuvo unos malos resultados, los peores de la historia del PSC (20 diputados), pero como se temían aún peores se mantiene en el cargo hasta el día de hoy.

De un gris aburrido y apático, Navarro hace como aquel que conducía contra dirección y al escuchar por la radio que alertaban de un loco que viajaba en sentido contrario, exclamaba: “¿Uno? Si son muchos”. El socialista cree que son el resto los que conducen mal, y no lo entiende, sin pensar que puede ser él quien se haya equivocado de carril o lleve el paso cambiado. Pero Navarro se muestra terco y se mantiene en una inconcreta tercera vía, al tiempo que ondea un anhelado federalismo que, a golpe de soñarlo reiteradamente, se pierde en el despertar de cada día.

Como aquel rey de Cristian Andersen, Pere Navarro está desnudo, pero nadie se atreve a decírselo. El rey iba así porque unos falsos sastres le habían dicho que quien no viera el vestido real en realidad no era hijo de su padre; como nadie quería pasar este mal trago, todo el mundo hacía como si el rey llevara un gran vestido, cuando en realidad estaba desnudo; todos, menos un niño que, inocente, dijo: “El rey está desnudo”. El líder de los socialistas catalanes, envuelto en una tercera vía invisible, exhibe sus vergüenzas hasta que un niño le grite: “¡Pere Navarro está desnudo!”. Los votantes, como el niño del cuento, suelen decir la verdad. Mientras, Navarro va perdiendo una sábana en cada colada: primero fueron los Maragall, y el último ha sido Nadal. A este ritmo, el político egarense perderá hasta la camisa y todavía no se habrá movido de la línea de salida.