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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Santiago Vidal, juez ... ¿y parte?

A Santiago Vidal (Sant Sadurní d'Anoia, 1954), juez de la Audiencia Provincial de Barcelona y miembro de Jueces para la Democracia, no le gusta que le califiquen de juez estrella; explica que sólo hay una diferencia entre juez estrella y estrellado: la 'T' de tonto. A pesar de sus reservas, no son pocos los que ven en él el juez estrella catalán o, al menos, un magistrado mediático. Su defensa de la independencia de Cataluña lo ha puesto en el ojo del huracán de la magistratura. Pero lo que más problemas le ha supuesto es la redacción de la Constitución catalana. Por participar en este redactado, el Consejo General del Poder Judicial le abrió en su día un expediente disciplinario para estudiar la suspensión cautelar del juez; inicialmente no lo suspendió, pero el CGPJ se plantea ahora expulsarlo de la carrera judicial, concretamente propone tres posibles sanciones: o la expulsión, o la suspensión de empleo y sueldo durante tres años o el traslado forzoso fuera de Cataluña. Vidal, que siempre ha defendido su libertad para hacerlo, lejos de intimidarse, se mantiene firme en sus convicciones, entendiendo que ni el redactado ni la defensa de la independencia no lo hace perder la imparcialidad.

El vecino de Sant Sadurní se licenció en derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabajó de abogado laboralista durante once años hasta que en 1989 consiguió plaza de juez. Ejerció el juzgado de primera instancia de Arenys de Mar (1990-1991), donde se especializó en derecho penal, y en Sabadell (1992-1997) antes de ser nombrado titular del juzgado penal número 3 de Barcelona. También es profesor de derecho penal y criminología en la Universidad Autónoma de Barcelona y ha escrito publicaciones sobre derecho penal, violencia doméstica y sobre la lengua catalana en la justicia.

Su popularidad arrancó especialmente con sentencias de carácter progresista en contra de la discriminación racial y de género y por la protección a los menores. Se ha pronunciado en varias ocasiones contra el abuso que, según él, se hace de la figura del indulto gubernamental en España y en contra de la corrupción. Ha defendido en varias ocasiones la modernización del sistema judicial español y se ha manifestado en contra de las tasas judiciales. También ha criticado la ley inmobiliaria española y ha abogado a favor de la dación en pago.

A raíz del proceso catalán y ante la posibilidad de que el presidente Mas encabece una lista unitaria formada en parte por prohombres catalanes, no se ha cerrado en banda a formar parte, aunque tampoco se ha postulado, y llegado a calificar estos independientes no políticos como “voluntarios de país”.

El borrador de Constitución catalana que propone dibuja entre otras cosas una república parlamentaria con un primer ministro como jefe de gobierno y un presidente con funciones representativas: inspirada en los modelos nórdicos de Noruega, Finlandia e Islandia, pero también en el centroeuropeo de Suiza, la constitución propuesta por Vidal y otros juristas opta por reservar el Parlamento de Cataluña, que tendría 105 diputados como máximo, la representación de la soberanía.

A Santiago Vidal (Sant Sadurní d'Anoia, 1954), juez de la Audiencia Provincial de Barcelona y miembro de Jueces para la Democracia, no le gusta que le califiquen de juez estrella; explica que sólo hay una diferencia entre juez estrella y estrellado: la 'T' de tonto. A pesar de sus reservas, no son pocos los que ven en él el juez estrella catalán o, al menos, un magistrado mediático. Su defensa de la independencia de Cataluña lo ha puesto en el ojo del huracán de la magistratura. Pero lo que más problemas le ha supuesto es la redacción de la Constitución catalana. Por participar en este redactado, el Consejo General del Poder Judicial le abrió en su día un expediente disciplinario para estudiar la suspensión cautelar del juez; inicialmente no lo suspendió, pero el CGPJ se plantea ahora expulsarlo de la carrera judicial, concretamente propone tres posibles sanciones: o la expulsión, o la suspensión de empleo y sueldo durante tres años o el traslado forzoso fuera de Cataluña. Vidal, que siempre ha defendido su libertad para hacerlo, lejos de intimidarse, se mantiene firme en sus convicciones, entendiendo que ni el redactado ni la defensa de la independencia no lo hace perder la imparcialidad.

El vecino de Sant Sadurní se licenció en derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabajó de abogado laboralista durante once años hasta que en 1989 consiguió plaza de juez. Ejerció el juzgado de primera instancia de Arenys de Mar (1990-1991), donde se especializó en derecho penal, y en Sabadell (1992-1997) antes de ser nombrado titular del juzgado penal número 3 de Barcelona. También es profesor de derecho penal y criminología en la Universidad Autónoma de Barcelona y ha escrito publicaciones sobre derecho penal, violencia doméstica y sobre la lengua catalana en la justicia.