Después de un año y medio de existencia de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, a finales de 2010, ante una notificación de desahucio, una persona afectada decició que quería oponer resistencia y no permitir que el banco le quitara la casa. Fue Lluís, de la Bisbal del Penedès, el 3 de noviembre de 2010, hace ya dos años.
Ada Colau, portavoz de la PAH, cuenta que la cuestión de resistir a los desahucios la tenían en mente desde la creación de la Plataforma, pero de hecho, como el proceso de ejecución hipotecaria es largo, hasta 2010 no empezó a llegar gente con esta problemática. Con el caso de Lluís empezaron la campaña Stop Desahucios. “Nos organizamos muchísimo para garantizar que parábamos este desahucio, y lo hicimos de forma muy empoderadora y muy colectiva, repartiendo información sobre el derecho constitucional a la vivienda y los pactos internacionales firmados por el Estado español”.
Desobedecer la ley y resistir a la autoridad no fue un problema ni el primer día, cuenta Colau: “No lo fue en la medida que el movimiento ya tenía muy trabajada la cuestión de la legitimidad, porque estamos ante una ley injusta y por lo tanto es una obligación moral parar esta barbaridad”. Las barreras para tomar esta decisión no eran la ley sino la sociedad: “Lo que costó mucho más fue la cuestión del estigma social y el reconocimiento público, por eso aún hoy mucha gente no resiste a los desahucios”, lamenta la portavoz.
Desde entonces, la PAH ha paralizado 462 desahucios y ha servido de ejemplo a otros colectivos que han hecho lo mismo en sus barrios o pueblos. Lluís se resistió hasta cinco veces al desalojo y hoy sigue viviendo en su casa y apoyando a otras personas afectadas, pero resistir los desahucios no es la única actividad de la PAH.
Después de parar los desahucios, el siguiente paso fue buscar alternativas para aquellas personas que se quedaban en la calle. Elisa Díez, de Montcada i Reixac, fue la primera que, tras quedarse en la calle al cuarto intento de desahucio, decidió que no le parecía justo que su piso se quedara vacío mientras ella no tenía donde vivir. Por eso, en septiembre de 2011, volvió a ocupar el piso que había sido suyo. Para ello la PAH puso en marcha lo que llamó su Obra Social, y siguiendo el ejemplo del Edificio 15-O, ha ocupado diversos edificios vacío para realojar familias.
Un trabajo constante
Semana tras semana, las asambleas de la PAH se reúnen y trabajan el asesoramiento colectivo con las personas afectadas. Ada Colau explica que no hay asesoramiento individual sino que las mismas personas afectadas ayudan con su experiencia a las personas nuevas que llegan. “Esto permite que la gente tenga claro que no es un problema individual, sino colectivo, que no es suyo sino estructural”, añade.
La Plataforma recurre a todas las vías posibles para parar un desahucio, desde los recursos legales a negociar con el banco. Plantarse a la puerta de una casa a impedirlo es la última opción, pero consideran la movilización como algo imprescindible: “Si no se hace incidencia y se cambia la ley injusta, ni el mejor de los abogados te puede salvar”, dice Colau.
“Lo que importa es la relación de fuerzas que haya en la calle”
“El papel de los abogados de los movimientos sociales no es ni siquiera forzar que el ordenamiento jurídico proteja determinados derechos, porque la aplicación de la ley es un equilibrio de fuerzas y al final, más que lo que diga el abogado, lo que importa es la relación de fuerzas que haya en la calle”, dice el letrado Hibai Arbide, que concluye que “las leyes defienden determinados intereses, pero su aplicación depende mucho de la coyuntura en que se aplican”.
Un ejemplo es la dación en pago. La PAH ya ha recogido más de medio millón de firmas para regular la dación en pago retroactiva a través de una iniciativa legislativa popular, así como el alquiler social y el fin de los desahucios. Mientras tanto, a través de la presión social, han conseguido en muchos casos que los bancos dejen de cobrar la deuda que exigían a familias desahuciadas. Carlos Macías, de la PAH de Barcelona, cuenta que todavía no han sido capaces de contabilizar todos los casos que ha habido en España, pero asegura que cada día son más.
Elvi Mármol, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y la Crisis de Sabadell, asegura que las entidades bancarias suelen reaccionar rápidamente cuando su imagen se ve afectada. Por eso, muchas familias han apostado por acampar delante de las sucursales. En Sabadell, Andrea estuvo una semana delante de la sede de una oficina del banco Santander, hasta que le condonaron la deuda. Sònia solo tuvo que esperar un cuarto de hora acampada para que Unnim empezara a negociar. Consiguió la condonación de la deuda y poder quedarse en el piso seis meses en régimen de alquiler social.
La sorpresa de la deuda
Regular la dación no estaba, en un inicio, entre los objetivos de la PAH. “La cuestión de la deuda nos la encontramos sobre la marcha, no teníamos la idea de que la gente se podía quedar con una deuda de por vida”, admite Ada Colau, pero la primera campaña que empezó con fuerza fue la que reclamaba la dación en pago.
Raquel Rolnik, relatora especial de la ONU por el derecho a una vivienda adecuada, califica la situación de España como “una locura total”. Rolnik asegura que no conoce ningún otro estado en el mundo donde la entrega del piso no salde la deuda hipotecaria. “En otros países, cuando se trata de una hipoteca, entregas el inmueble y se acabó, lo que no significa que no sea un problema, porque entregas el inmueble y te quedas sin techo. ¿Qué alternativa tienes entonces?”, pregunta Rolnik.
La representante de la ONU considera que con la cuestión de las hipotecas “se fomentó un engaño colectivo, y es muy importante decirlo, porque me parece muy mal la idea de que las personas que firmaron los contratos eran estúpidas por no leerlo. Después ves que globalmente se promovió el endeudamiento”.
Apoyos muy diversos
No solo la ONU apoya la lucha de la PAH. Además del hermanamiento con el movimiento 15-M, que la portavoz de la PAH considera que fue clave para el gran crecimiento del colectivo, han apoyado sus reivindicaciones los notarios (cuando defendieron que en las subhastas notariales, más perjudiciales para los afectados, había que aplicar los mismos criterios que en las judiciales), los jueces españoles, y hasta el Tribunal de Justicia de la UE.
Las personas que impulsaron la PAH tenían experiencia en influir en la agenda pública. La Plataforma es heredera del movimiento V de Vivienda, que denunciaba la existencia de la burbuja antes que explotara, pero algunos de sus impulsores ya estaban implicados en el Taller contra la violencia inmobiliaria y urbanística, que sacó a la luz la problemática del mobbing cuando nadie hablaba de ella y forzó cierta legislación para proteger a las personas afectadas.
Con la cuestión de las hipotecas, han conseguido que se aprueben mociones en varios ayuntamientos y que se lleve la cuestión al Congreso de los Diputados en hasta cuatro ocasiones. En todas ellas PP y PSOE, y en alguna ocasión CiU, han votado en contra. Ahora los dos partidos mayoritarios han anunciado que promoverán una ley que permita frenar los desahucios antes de fin de año.
Ada Colau calificó la iniciativa de “insulto a la inteligencia”, y asegura que esta medida no afectará la tramitación de la ILP, porque la PAH sigue defendiendo la dación en pago retroactiva, una moratoria a los desahucios y un parque de viviendas de alquiler social. Después de mucho tiempo denunciando esta problemática, la PAH asegura en un comunicado que las soluciones ya están sobre la mesa y que “PP y PSOE tienen una última oportunidad de escuchar las demandas ciudadanas”. Afirman que los hacen “directamente responsables de la miseria y el dolor de las miles de personas que hoy sufren la estafa bancaria y la violencia de los desahucios.”