Ada Colau lleva ocho años como alcaldesa de Barcelona y aspira a un tercer y último mandato. Los sondeos siguen sin aclarar quién llegará primero, si ella, el exalcalde Xavier Trias –de Junts– o el socialista Jaume Collboni. La líder de los comuns busca aglutinar el voto de izquierdas y reclama a su todavía socio, el PSC, y a ERC que dejen de mirar a la derecha y no sigan flirteando con la posibilidad de una alianza con los posconvergentes.
Esta vez, encara una campaña electoral en la que se habla más de Barcelona que en los comicios de 2019, cuando el procés todavía mandaba en la actualidad. Con unos precios del alquiler disparados en la ciudad, se felicita por la nueva ley de vivienda y, antes de que salga en el BOE, su equipo ya tiene el informe elaborado para que se autorice al Ayuntamiento a aplicar el tope a los precios.
Llegan a las elecciones con casi un triple empate entre Junts, PSC y comuns en las encuestas. ¿Pronostica que esta vez gobernará quien gane o hay margen para alianzas alternativas?
Es difícil de decir ahora. Está muy reñido, pero soy optimista y creo que puedo ganar. Además de quién queda primero, es fundamental qué tipo de gobierno necesita la ciudad. Se necesitarán pactos. Barcelona es claramente progresista, y estoy orgullosa de haber gobernado con las fuerzas progresistas. Reivindico el gobierno con el PSC como socio de gobierno y ERC como socio estable. Mi objetivo es un gobierno progresista y hay una mayoría en la ciudad que creo que quiere lo mismo. Pueden estar todos dentro o no, ya se verá, pero me esforzaré para ser la alcaldesa de un gobierno progresista.
El PSC no reivindica ese acuerdo y ERC ha dicho que no va a darle los votos para repetir. Solo usted lo defiende.
El señor Maragall ha sido más ambiguo y un día ha dicho una cosa y un día otra. Sí me sorprende que el señor Collboni diga eso porque el PSC seguirá gobernando conmigo hasta el último día. Dejó sus responsabilidades de primer teniente de Alcaldía de forma inesperada y sin previo aviso y ha quedado un poco frívolo.
Me preocupa que el señor Collboni haya salido del gobierno para acercarse a la derecha de Junts. Ya se ha abierto a un pacto para hacer alcalde al señor Trias y está dispuesto a asumir sus principales reivindicaciones, como interrumpir las obras del tranvía. No sé cuál es su cálculo, pero yo sí tengo muy claro que Barcelona es una ciudad progresista. Por eso tiendo la mano a todas las personas progresistas, hayan votado a quien hayan votado en el pasado, de que yo soy la garantía de que las políticas progresistas se mantengan en Barcelona.
¿Está apelando al voto socialista?
Apelo a todo el voto progresista. No soy la única que está desconcertada y preocupada: los votantes progresistas y socialistas deben estar bastante desconcertados. Soy la única que dice claramente que me presento no solo para ganar sino para ser alcaldesa de un gobierno progresista, con pactos con el PSC y ERC. Va a ser mi máximo empeño.
Se ha fotografiado con una camiseta donde se podía leer ‘Todo es culpa de Colau’. Más allá de la ironía, algo habrá hecho mal cuando tanta gente está enfadada con usted.
No quiero banalizar las quejas, y siento que haya obras, pero son necesarias para mejorar la ciudad. Más allá de las quejas en la calle, la camiseta hace referencia a la campaña, con guerra judicial y fake news, que determinados poderes económicos hacen contra el gobierno de la ciudad.
Puede haber gente que discrepe de nuestro modelo de ciudad, cosa que es legítima y normal. Lo que nadie nos discute es que no vinimos para calentar la silla, sino para implementar un modelo de ciudad distinto, más justo, democrático y feminista. Y lo estamos haciendo: somos líderes en inversión social y vivienda pública, aumentamos el verde, el transporte público y los carriles bici y nos hemos enfrentado a los especuladores, que nos ponen querellas. Yo asumo que cuando tocas privilegios hay quien se enfada.
¿Esta guerra judicial puede llegar a beneficiarla electoralmente?
No tengo ni idea y no me lo planteo. No he venido a ocupar el sitio de otro, sino a hacer cambios. Cuando hemos querido proponer la gestión pública del agua, la empresa privada del agua nos ha hecho una guerra judicial con un montón de querellas. Luego se archivan todas, pero clarifican las cosas: hemos venido a gobernar para la mayoría social, y si eso significa que tenemos que tocar privilegios que antes nadie tocaba, lo haremos. Sí merece una reflexión el abuso del sistema judicial claramente para interferir en política. Están haciendo un mal uso de la Justicia pero no nos intimidan, nos reafirman.
Hemos venido a gobernar para la mayoría social, y si eso significa que tenemos que tocar privilegios que antes nadie tocaba, lo haremos
Usted asegura que empatiza con los que tienen que venir a Barcelona en coche pero que los ejes verdes están pensados para los vecinos. La cuestión es que hay también muchos barceloneses en contra, incluso en proyectos estrella como la peatonalización de la calle Consell de Cent. ¿Qué les dice a los que viven en calles adyacentes y que se quejan de que saldrán perjudicados por tener más tráfico?
Discrepo sobre que la estrella del mandato sea el eje verde de Consell de Cent. Se está hablando de ello porque a determinadas élites de esta ciudad, con capacidad para llegar a la opinión publicada, no les parece bien que toquemos el centro sin su aprobación. Parece que la cuestión más importante sea Consell de Cent, pero no es así: hemos hecho un plan de barrios de 350 millones en los barrios más vulnerables. Y estamos haciendo supermanzanas en la Marina de la Zona Franca y Sant Andreu y pacificando escuelas en todos los barrios, no solo en el Eixample. Tenemos un modelo para toda Barcelona y sus 73 barrios para que nunca más haya barrios de primera y de segunda.
Sobre el tráfico, los datos dicen que allí donde se hacen supermanzanas baja el tráfico en todas las calles, también las adyacentes. El Eixample necesitaba una intervención urgente porque es por donde más coches pasaban cada día en Barcelona, hasta 350.000. Tras nuestra intervención, hemos bajado a 285.000. De hecho, el tráfico ha disminuido en toda la ciudad.
Su mandato acaba con los datos de contaminación que volvieron a superar los límites de la UE. Si usted sigue gobernando, ¿habrá peaje para acceder a la ciudad?
El mandato se acaba con una reducción del 30% de las partículas más contaminantes. Nos encontramos en 2015 una ciudad muy contaminada, con barra libre para los coches y el turismo masificado, y hemos puesto orden. Alguna estación sigue superando los límites, razón de más para continuar con las medidas como la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Hay que hacer más supermanzanas en toda la ciudad e invertir más en transporte público y en el tranvía, que quitará 14.000 coches del centro. Si una vez terminadas las medidas el tráfico sigue sin reducirse lo suficiente, se pueden estudiar otras como el peaje con la Generalitat y el Área Metropolitana.
¿Cómo van a evitar que estas zonas peatonalizadas sean pasto de la especulación como ha pasado en algunas de las primeras como la del barrio de Sant Antoni y se intuye ya que va a pasar en nuevas como la de Consell de Cent?
El problema no es mejorar la ciudad, es la especulación. Si la amenaza fuera que suben los precios, no haríamos nada: ni el metro en la Marina, ni la biblioteca García Márquez en la Verneda… En paralelo, tenemos que luchar contra la especulación, que hasta que llegamos nosotros no se había hecho. La especulación es una amenaza en toda Barcelona, no solo en las supermanzanas, y hemos sido pioneros en luchar contra ella: fuimos los primeros en regular alojamientos turísticos, cerramos 8.000 pisos turísticos ilegales que nos dejó el señor Trias, hemos implantado el 30% de vivienda protegida en las nuevas promociones y comprado edificios enteros...
La especulación es una amenaza en toda Barcelona, no solo en las supermanzanas, y hemos sido pioneros en luchar contra ella
Ha citado varias medidas de vivienda. Aun así, Barcelona tiene a día de hoy los precios del alquiler disparados. ¿La ley de vivienda aprobada esta semana será suficiente para poner fin a la escalada de precios?
Será un primer paso fundamental. El problema de la vivienda no lo vamos a resolver solo con una medida, porque desde la Transición no se ha hecho vivienda pública y se ha puesto alfombra roja a la especulación. La ley, que hemos peleado muchísimo y contribuido a aprobar, no resolverá todo, pero funcionará porque ya funcionó la regulación en Catalunya [estuvo vigente hasta que la tumbó el Constitucional en 2022]. Y ahora con la estatal, Barcelona será la primera en aplicarla con la máxima ambición. Ya tenemos el informe preparado para presentarlo a la Generalitat y que todos los barrios sean declarados zona tensionada. En cuanto se publique en el BOE, la Generalitat recibirá nuestra petición.
Algunas entidades sociales y de derecho a la vivienda señalan que la ley tiene grietas, como que no regula los alojamientos de temporada. ¿Ustedes creen que debería corregirse antes de pasar por el Senado?
Estamos de acuerdo con ese análisis y es un riesgo que no se hayan incluido los alojamientos de temporada tal como propusimos. Pero el PSOE dijo que no era el momento, que había costado acordar la regulación y que la ley se quedaba aquí. Frente a ello creo que es mejor que se apruebe la primera ley de la historia de la democracia que regula los alquileres y pelear para que a posteriori se incluya esto. Los alojamientos de temporada no pueden ser una puerta de atrás para burlar la ley y seremos vigilantes. Es algo a tratar en el corto plazo.
Barcelona será la primera ciudad en aplicar la ley de vivienda con la máxima ambición
Decía que su gobierno ha construido y comprado más vivienda pública y asequible que nunca. Pero también es cierto que es menos de la que prometió en la última campaña electoral.
Propusimos doblar el parque de vivienda en dos mandatos y ya casi lo hemos logrado.
Se ha pasado de 7.500 viviendas a 11.500.
Sí, pero con las que están en marcha llegaremos a doblar. Tenemos solares activados y pisos en construcción. Aparte de la promoción directa con miles de pisos, hemos cedido para hacer más de 1.000 pisos de coviviendas de cooperativas, hemos comprado 1.500 pisos en 47 edificios... Nunca se habían hecho compras de este volumen. Y otra innovación: el operador metropolitano para hacer 4.500 viviendas más a precio asequible. Nunca se había hecho tanto y dejadme recordar que quien tiene la competencia es la Generalitat. Es una vergüenza que hoy solo estén haciendo 36 pisos en Barcelona.
Esta semana se ha celebrado el primer debate electoral entre candidatos. Todos ellos decían defender el turismo de calidad y a la vez se reprochaban haber fomentado la turismofobia. ¿Usted diría que sobran turistas?
Yo nunca lo plantearía desde ese punto de vista. Cuando llegamos, lo que había era un descontrol de turismo masificado, con miles de apartamentos turísticos ilegales y problemas de convivencia graves en las zonas más céntricas. Pusimos orden a eso y cerramos 8.000 pisos turísticos ilegales. Portugal, que es un Estado, lo acaba de hacer. Pero no es suficiente, sigue habiendo masificación en algunos puntos.
Nos gusta que nos visiten y ser una ciudad abierta, también viajar, pero Barcelona no quiere ser una ciudad turística, sino una ciudad con turismo. Con 73 barrios donde sus vecinos puedan vivir con dignidad. Con actividad económica pero no solo del turismo, porque entonces pasamos a ser frágiles y dependientes. El tipo de turismo que venga ha de venir a conocer Barcelona, no a consumirla en cuatro horas.
Barcelona no quiere ser una ciudad turística, sino una ciudad con turismo
Precisamente es el caso de los cruceristas y, de hecho, ante la pregunta de si en Barcelona sobran o no turistas, usted sí ha sido clara al afirmar que necesitamos menos cruceristas.
A mí no me gusta cuando otros partidos hablan de turismo de calidad o sostenible como si fuese una palabra mágica. ¿Qué quiere decir esto? De calidad no es, como insinúan algunos, que haya hoteles de lujo para ricos. Ese es un modelo de ciudad elitista. A mí me gusta que venga gente de todas las clases sociales y de todos los países, pero el tema es el tipo experiencia. Si vienes a conocer algo que te gusta, lo respetas. Y eso no es compatible con cruceristas que están cuatro horas en la ciudad, que bajan 25.000 a la vez en temporada alta, no les da tiempo de ver nada y bloquean la movilidad. Eso no deja ningún retorno económico considerable. Hay que decrecer en cruceros y eliminar los que están solo cuatro horas porque generan más problemas que beneficios.
En los últimos días hemos visto cómo el Ayuntamiento tenía que aceptar más de 100 pisos turísticos en un solo bloque debido a que el propietario aprovechó una grieta legal, que es que en 2019 se había tumbado en los juzgados su primer plan de alojamientos turísticos y todavía no habían hecho el siguiente. Algo no se hizo bien desde el consistorio.
Es cierto que hay una sentencia con una interpretación jurídica que ha dado pie a estos nuevos pisos. Obviamente no nos gusta y trataremos de revocarlo. Pero aquí recupero una demanda, que es de 2019 y es a la Generalitat, que es quien tiene las competencia para regular el turismo. Nosotros hicimos una ordenanza para que no se pudieran abrir más apartamentos en la ciudad, pero es que en la época de Artur Mas Convergència hizo una ley que daba barra libre a hacer pisos turísticos sin control alguno. Fue una autopista a la especulación. En Catalunya, mirando los datos en 2015, había 45.000 pisos turísticos y hoy hay casi 100.000. Nosotros nos hemos quedado en 9.000. Lo que hay que hacer es cambiar la ley catalana. No puede ser que alguien se forre de forma desmedida con una vivienda y con licencias a perpetuidad.
Pero sobre el caso de esta semana, ¿temen que por la misma rendija que se han colado estos más de 100 pisos turísticos se vayan a colar muchos más?
Lo desconozco. Esto fue una situación singular de una sentencia que hizo esta interpretación. ¿Puede haber algún otro caso? Puede haberlo. Por eso insisto en la importancia de modificar la ley catalana.
Los candidatos en la ciudad han pedido desbloquear la propuesta de ampliación o mejora de capacidad del Aeropuerto de Barcelona. Hay organizaciones económicas, más de 200, que dicen que el proyecto es “inaplazable”. ¿Usted cree que es incompatible la protección del medio ambiente con la ampliación?
Es incompatible luchar contra el cambio climático y proteger el medio ambiente de El Prat con la ampliación. Totalmente. Somos los únicos que lo decimos de forma clara y diáfana. Pero no solo por eso, sino porque el único plan que trajo Aena no fue mejorar la conectividad de Barcelona y Catalunya, fue que pasábamos de 55 a 75 millones de usuarios, 20 millones más. Básicamente turistas, porque a mí no me engañan. Que hagan ya el Corredor Mediterráneo, que inviertan más en Rodalies y que se mire el sistema aeroportuario catalán para optimizar su uso con trenes que conecten bien entre los distintos aeropuertos. Ese sería un planteamiento serio en el que participaríamos.
Hay que decrecer en cruceros y eliminar los que están solo cuatro horas porque generan más problemas que beneficios
Barcelona es una de las pocas capitales del cambio que sobrevivió a las elecciones de 2019, junto con Valencia o Cádiz. ¿Por qué las confluencias se han desgastado tanto en tan poco tiempo?
Hemos vivido años muy complicados, con tensión política, la pandemia, etc... Veníamos de 40 años donde había habido un bipartidismo y pequeños partidos con poca relevancia. Eso cambió con movilizaciones como la del 15-M, la llegada de Podemos y candidaturas municipalistas como la nuestra. Son muchos cambios en poco tiempo y que eso haya podido tener dificultades de consolidación entra dentro de lo normal. En Barcelona y en Catalunya hemos conseguido consolidar el espacio de los comuns. Aquí seguimos yendo juntos con candidaturas que han logrado sumar a todo el mundo.
¿Les está perjudicando la pelea pública entre Podemos y Yolanda Díaz en el proceso de construcción de Sumar?
Yo no hablaría de pelea pública. Es verdad que puede haber discrepancias en algún planteamiento pero voy a empezar por los grandes consensos, que son más importantes. Yolanda Díaz ha dicho que cuenta con Unidas Podemos, con todos los espacios del cambio, que quiere sumar, hacerlo por objetivos, que es lo que hemos hecho en Catalunya, y que quiere sumar a mucha más gente.
Es la política mejor valorada porque ha hecho muy buena política, desde el diálogo y el consenso. Con este aval, todos estamos de acuerdo, también Podemos, en que es la mejor candidata. Todos estamos de acuerdo en que haya primarias y finalmente en algo tan ilusionante como sería tener a una primera mujer progresista como presidenta del Gobierno. Parto de eso y no voy a secundar el ruido.
¿Ha mediado entre ambos espacios para que acercasen posiciones?
Yo ahora estoy muy centrada en Barcelona. Siempre hablo con todo el mundo y siempre me ofreceré a hablar con todo el mundo.
¿Con Pablo Iglesias también habla?
Hace tiempo que no. Creo que la última vez que nos vimos físicamente fue en el Sant Jordi del año pasado.
¿Sigue diciendo que, gane o pierda el 28 de mayo, no acabará de ministra?
No me verán de ministra. Me presento con muchísima ilusión al tercer y último mandato. Soy una municipalista convencida. Estoy orgullosa de, a pesar de todas las dificultades, la cantidad de cosas que hemos podido empezar a hacer en Barcelona. Mi ilusión máxima es poder consolidar todas esas políticas del cambio y no estoy pensando en irme a ninguna otra parte.
¿Y si no ganase se quedaría igualmente?
Me presento para ganar. He sido alcaldesa ocho años y quiero serlo un tercer y último mandato. Los vecinos y vecinas tendrán la última palabra y cuando tengamos los resultados veremos si hay que contemplar otros escenarios. En todo caso, lo que seguro que siempre voy a contemplar es liderar un gobierno progresista y conseguir que PSC y ERC en lugar de mirar a su derecha miren hacia su izquierda.