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La Audiencia de Lleida rebaja de 400.000 a 62.000 euros las indemnizaciones por la estafa de los padres de Nadia

La Fiscalía hablaba de un millón de euros. La Audiencia de Lleida, de 400.000. Pero finalmente los padres de Nadia deberán indemnizar a las víctimas de la estafa que perpetraron gracias a la enfermedad de su hija con 62.284,31 euros. Así lo han decidido los magistrados en una nueva sentencia después de que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) les ordenara repetirla por no concretar las indemnizaciones que debían afrontar los padres.

El tribunal ha constatado que siete de los denunciantes no han acreditado con documentos que dieran dinero a los padres de la menor. Y en el caso de otros tres reclamantes, el tribunal les deniega la indemnización solicitada porque sus peticiones “no derivan de donaciones” relacionadas con la estafa, sino de impagos del padre de Nadia en trabajos de carpintería y una compra de vinos. Los jueces les instan a “encontrar resarcimiento” por estas deudas “en vía distinta a la penal”.

En la primera sentencia, que condenó al padre y la madre de Nadia a cinco y a tres años y medio de cárcel por estafa, los magistrados de la Audiencia de Lleida cifraron el “enriquecimiento personal ilícitamente obtenido” por los progenitores en 402.232,65 euros. No obstante, no individualizaron todas las indemnizaciones, y el TSJC, en segunda instancia, ordenó a los magistrados que volvieran a redactar la sentencia en este capítulo, sin modificar las penas de cárcel.

La suma de los más de 70 estafados que sí han acreditado que transfirieron dinero –hay donaciones de 20 a 13.000 euros– engañados por los padres de Nadia arroja una cantidad de 62.284,31 euros en indemnizaciones que deberán afrontar ambos condenados.

Lo que no cambia de la sentencia es que se considera probado que los padres de la menor crearon en 2009 la asociación Nadia Nerea para la tricotiodistrofia, sobre el papel para informar y recaudar fondos para niños con enfermedades raras, cuando en realidad el objetivo era su enriquecimiento personal. El dinero fue destinado a coches, seguros, hoteles y compras en vez de a médicos.

Ambos acusados afirmaron “falsamente”, destaca la sentencia, que necesitaban el dinero para superar el riesgo inminente de muerte en que se encontraba la menor. Sin embargo, la sentencia concluye que la vida de Nadia no corría peligro pese a estar enferma “sin ninguna duda”.