La candidatura formada por Podemos, ICV, EUiA y, muy probablemente, Procés Constituent, todavía no tiene cabeza de lista. Ninguno de los tres candidatos propuestos por los partidos, Joan Coscubiela por ICV, Albano Dante Fachin por Podemos y Teresa Forcades por Procés, suscitan el apoyo del resto y, según fuentes conocedoras de las negociaciones, por el momento se descarta que ninguno de ellos sea finalmente el número uno de la lista. La nueva candidatura busca ahora a una persona independiente que genere consenso entre todas las formaciones confluyentes.
Tal como adelantó Catalunya Plural el jueves, Podemos e ICV hicieron público este viernes el principio de acuerdo para concurrir a las autonómicas catalanas bajo una misma candidatura. La escenificación bilateral del pacto hizo reaccionar a Procés Constituent, formación que en una serie de mensajes en Twitter aseguraban que por su parte no había ningún acuerdo suscrito y que seguían negociando. El empeño de Procés por promover a Teresa Forcades como cabeza de lista, sumado a su toma de decisiones asamblearia y, por tanto, con ritmos más lentos, ha desplazado en el último tiempo al movimiento constituyente de las conversaciones entre partidos.
El candidato electo de Podemos, Albano Dante Fachin, se ha mostrado abierto a dar un paso atrás para que otra persona lidere la coalición, al constatar en las negociaciones que su ofrecimiento no suscitaba adhesión en el resto de fuerzas. “El nombre del candidato no debe ser un problema para hacer una candidatura amplia, y por mi no va a quedar, pero eso está vinculado a la decisión que tome la organización”, explicó Fachin. El viernes, ICV desveló que su persona elegida como candidato es Joan Coscubiela, hasta ahora diputado en el Congreso. Pero tampoco el ecosocialista es un cabeza de lista que entusiasme en Podemos. Por último y en cuanto a Teresa Forcades, que se propuso como candidata y fue avalada por su organización en una asamblea extraordinaria el 14 de junio, ni ICV-EUiA ni Podemos la aceptan como cabeza de lista.
Pese a este bloqueo de todas las partes a los candidatos de las otras, algo que fuentes de las negociaciones destacan es que no se prevén vetos a nombres concretos para entrar en la lista, algo que, de cumplirse, desvelaría ya en buena parte el primer tramo de la lista, en el que estaría Fachin y Coscubiela, y Teresa Forcades siempre que Procés Constituent acabe sumándose al pacto.
Buscando de un independiente para cabeza de lista
Las negociaciones a cuatro bandas están encarriladas pero ni mucho menos resueltas, aunque Podemos e ICV dieron este viernes el paso de sacarlas a la luz, aprovechando la estancia de Pablo Iglesias en Barcelona en el marco de una gira del líder de Podemos por diversas comunidades. La razón de fondo del anuncio es que el tiempo apremia. La nueva coalición electoral debe estar cuajada en menos de un mes, ya que la campaña comienza el 11 de septiembre y, entre medio, agosto es una temporada de baja intensidad política. La opinión generalizada en las comisiones de negociación es que para el 15 de julio debe haber un candidato de consenso, un nombre y unas líneas programáticas definidas.
De todas esas cosas, la más complicada de solucionar es el candidato. En un momento en el que los liderazgos personales se han demostrado cruciales para las nuevas apuestas electorales y presentándose contra un candidato muy conocido como Artur Mas, a ninguno de los participantes en las negociaciones se le escapa que la cara visible de la candidatura tendrá un peso determinante en los resultados. Además de los candidatos oficiales varios nombres han estado entre los favoritos, aunque el que con más fuerza ha sonado, el del historiador Xavier Domènech, queda descartado tras su incorporación al nuevo gobierno municipal de Barcelona como comisionado de memoria histórica.
El perfil por el que los partidos apuesta es “más similar al de Manuela Carmena que al de Ada Colau”, tal como explicó una fuente cercana a Podemos. Conscientes de que un liderazgo como el de la alcaldesa de Barcelona es difícil de repetir, una persona de perfil bajo, con buena trayectoria personal y cuya figura política se pueda construir en pocas semanas, tal como se hizo con Manuela Carmena, resolvería el mayor reto que la candidatura tiene ante sí antes de la campaña.