“El PP ha vuelto a Catalunya para quedarse”. Así se ha expresado el presidente del PP, Pablo Casado, tras presidir la primera reunión del nuevo Comité Ejecutivo Nacional en Barcelona. El nuevo líder de los populares ha revelado que la estrategia del partido para las municipales del año que viene pasa en Catalunya por candidaturas conjuntas con el resto de fuerzas constitucionalistas. “Tenemos que ir juntos”, ha dicho.
La mirada de Casado está puesta en desalojar a Ada Colau de la alcaldía de Barcelona. Casado ha expuesto la “triple disyuntiva” que cree que deben encontrarse los barceloneses a la hora de depositar su voto en las municipales: “Que Barcelona siga siendo la capital europea del populismo, una capital ruinosa de una república independiente o una capital de una ciudad europea cosmopolita”. Todo ello mientras el exprimer francés Manuel Valls baraja presentarse a la alcaldía de la capital catalana.
En el turno de preguntas, Casado ha rebajado lo expuesto inicialmente y ha apostado por una “actuación” y “estrategia coordinada” entre las fuerzas constitucionalistas. Y en vez de Barcelona ha enfocado esta coordinación para que el líder de los populares en Catalunya, Xavier García Albiol, recupere la alcaldía de Badalona y que el PP vuelva a gobernar en municipios del área metropolitana como Castelldefels. “La gente echa de menos a Xavier García Albiol en Badalona”, ha afirmado.
Mientras aboga por la unidad con el resto de partidos, Casado no ha logrado mantener la de su formación. El reparto de puestos directivos en el nuevo PP ha reavivado la batalla entre Casado y Sáenz de Santamaría. El nuevo presidente de los conservadores ha elegido a su jefe de campaña en las primarias, Teodoro García Egea, como secretario general, y a la exministra Dolors Montserrat, que apoyó a Cospedal en la primera vuelta, como portavoz en el Congreso.
Casado ha relegado a puestos de segunda y tercera fila a los populares que apoyaron a Santamaría. La exvicepresidenta ni siquiera forma parte del Comité Ejecutivo y no ha viajado a Barcelona, donde el presidente del PP ha desvelado su nuevo núcleo duro.
“El PP está listo, preparado, unido y dispuesto a afrontar cualquier cita electoral”, ha dicho Casado en rueda de prensa, en la que ha mostrado su disposición a “integrar” a la exvicepresidenta. “Mi teléfono está abierto para que me conteste si se quiere integrar”, ha añadido. Y al mismo que tiempo que ha implorado la necesidad de “unidad” en el partido, ha lanzado esta advertencia: “No voy a permitir ninguna corriente interna ni etiquetados de personas”.
El nuevo presidente del PP ha mantenido la dureza contra el independentismo de su campaña y ha reiterado que el primer proyecto de los populares en el Congreso será proponer una reforma del Código Penal para castigar la “sedición impropia” y la “convocatoria ilegal de referéndums”. Casado ha justificado estos cambios en que hay que “anticiparse” al independentismo, más en vísperas del primer aniversario del otoño soberanista catalán.
“Si en la agenda de ruptura de los partidos independentistas se prepara cualquier tipo de ruptura de la legalidad hay que tener los mecanismos de defensa efectivos para que no pase lo que pasó el año pasado”, ha defendido. Además, ha mostrado su mano tendida al Gobierno de Pedro Sánchez para volver a aplicar el artículo 155 de la Constitución ante el “mínimo desafío secesionista” del Govern.