Mercedes y su hija llegaban poco después de las 10 de la mañana, ya con el sobre y la papeleta bajo el brazo, al colegio Santa Dorotea, situado en el acaudalado distrito de Sarrià-Sant Gervasi. “Yo solo espero no tener que volver en unos meses”, explicaba esta anciana. “Que ya no estoy para trotes”.
En las últimas elecciones generales, en esta sección censal se registró la mayor participación de la ciudad: más de un 80% de los votantes de la zona acudieron al colegio (la participación en Catalunya fue del 65%) y apoyaron mayoritariamente al PP, que registró casi el 35% de los sufragios, seguido por el PSOE, que obtuvo el 22%.
Las dos primeras horas de votaciones en los colegios de la zona, sin embargo, han discurrido con bastante tranquilidad y con un ambiente que difícilmente anticipaba una participación tan alta como en las anteriores generales.
“El pasado junio, a esta hora, ya tuve que hacer cola”, afirmaba Alfonso Sepúlveda. “Me da la sensación de que esta vez vendrá menos gente, en mis grupos de WhatsApp y de amigos se ha hablado poco del tema”.
Como Mercedes, eran varios los entrevistados que expresaban dudas sobre si, después de de este domingo, deberán repetirse las elecciones o los resultados permitirán articular algún pacto de Gobierno entre las distintas fuerzas que concurren a los comicios.
“Es bueno que esté igualado, pero me preocupa que si se repiten elecciones venga menos gente y esto beneficie a los de siempre”, respondían Lluna Martí y su pareja, Llibert, en los aledaños de la escuela Rius i Taulet, en el distrito de Gràcia. “Yo solo espero que los políticos estén a la altura y consigan ponerse de acuerdo”.
Eran varios los votantes que apuntaban a cierta sensación de desmovilización. “Ha sido todo tan intenso que creo que nos hemos saturado”, opinaba Francesc Darter, 47 años. “Espero que la gente se anime igualmente a salir y votar porque después vienen las quejas”.
La abstención, en todo caso, difícilmente será comparable a la de las últimas autonómicas en Catalunya, celebradas en 2021 en plena pandemia y con una de las participaciones más bajas (51,29%). La poca movilización de esos comicios contrastó con el gran número de votantes registrado en 2017, cuando acudieron a las urnas casi el 80% de los catalanes.
El otro tema de conversación en los colegios era la gran avería que ha sufrido el servicio de Rodalies, que impide que lleguen los trenes a la capital catalana de casi todas las líneas de la red. Los argumentos discurrían entre las teorías conspirativas —“no puede ser una casualidad”— hasta los que hacían cábalas sobre a qué formación podría beneficiar o perjudicar que los trenes estén estropeados.