Una transición tan rápida como ordenada. Esa es la consigna con la que los comuns encaran el proceso de sucesión de Xavier Domènech desde que éste anunciara el martes que abandonaba la política activa. La idea que se ha impuesto ahora en el espacio es repartir los múltiples cargos que deja el exlíder entre varias personas, para evitar un traspaso de poder que profundice las brechas internas entre corrientes.
Ante la salida Domènech, la propia alcaldesa Ada Colau, poco dada a inmiscuirse en asuntos de partido, ha tomado las riendas en la reunión de la dirección del partido para apuntar algunas líneas estratégicas y ungir algunos nombres. A Susana Segovia y Marc Parés les ha encargado que piloten la transición en la Ejecutiva del partido, con el encargo de escuchar a las diferentes sensibilidades en liza y de proponer a la persona que deberá hacer tándem junto a la propia Colau como coordinadores generales de Catalunya en Comú.
Segovia y Parés son, precisamente, dos de los nombres de más confianza de Colau y Domènech, respectivamente, por lo que la directriz marcada por la alcaldesa es más continuista que renovadora. Ahora bien, junto a este encargo de continuidad en líneas generales, la dirección del partido también se conjuró para un nuevo reparto de cargos. “De todo se aprende y de esto debemos aprender que no podemos cargar a una sola persona con todo el peso de la formación, por muy de consenso que sea, porque se acaba rompiendo”, explica Susana Segovia, miembro de la dirección.
Por esta razón Colau señaló también como nueva líder del grupo en el Parlament a la diputada Jéssica Albiach, proveniente de la rama de Podem que siempre fue partidaria de la confluencia en los comuns, tal como avanzó este miércoles Nació Digital. Con estos dos movimientos, la alcaldesa ha colocado a gente de su máxima confianza en los puestos claves, evitando el vacío de poder.
Menos clara queda la renovación en el espacio de Podem, un espacio que aún tiene enganche entre las bases pero cuya dirección había quedado desarticulada en parte desde la salida de Albano Dante Fachin y la llegada de compromiso del propio Domènech. La renovación de este espacio es la que, por el momento, menos preocupa a los comuns, a la espera de que Podemos mueva ficha. Y eso que, con el traspaso del acta del ya ex líder, Podem será la formación más numerosa en el grupo, con tres miembros.
Domènech, el líder de consenso que se rompió
La salida sorpresiva de Dòmenech ha alentado todo tipo de especulaciones alrededor de las causas. Su entorno inmediato apunta hacia un agotamiento personal tras haberse echado a la espalda el liderazgo de dos candidaturas al Congreso, de la confluencia de Catalunya en Comú, y posteriormente también de Podem, todo ello mientras era el presidente del grupo parlamentario.
De hecho, en la formación se sabía hace tiempo que el diputado estaba personal y familiarmente “agotado”, pero nadie se esperaba su salida solo dos meses después del proceso interno en el que renovó su liderazgo. Finalmente, algunas voces internas apuntan al calendario político, que comienza ahora con el “otoño caliente” independentista, y no acabará hasta pasadas las elecciones municipales. Según este cálculo, Domènech habría tenido que elegir entre salir ahora o dentro de casi 9 meses.
Según reconocen fuentes de la formación, el “abuso” de su figura tiene que ver con la incapacidad que Catalunya en Comú ha tenido para evitar las luchas de poder entre las corrientes internas y fuerzas confluyentes. “Domènech, junto a Colau, ha sido la única persona que todo el mundo veía propia y de consenso, por lo que se ha encargado de todo. Al final le hemos colocado tantas cosas encima que se ha acabado rompiendo”, profundiza Segovia.
Vía libre al sector federalista
Pero, según otras fuentes de la dirección de los comuns, el cansancio personal de Domènech es indesligable de la última fricción interna en la formación, la que hizo saltar a Elisenda Alamany, muy cercana al líder, de la candidatura a la dirección. Durante la confección de las listas para las primarias, el sector más cercano a Colau se alió con ICV para proponer una candidatura, encabezada por Domènech, que sin embargo excluía a Alamany como número dos. Aquel movimiento generó un terremoto interno, porque taponaba la influencia de algunos de los sectores a los que Domènech planteaba promocionar, como EUiA o su propio grupo de afinidad.
Esta alianza interna que coaguló la pasada primavera no es solo táctica sino que tiene una parte política. Mientras Domènech y Alamany apostaban por disputar el espacio soberanista de izquierdas y buscar el pacto con ERC, tanto el entorno de la alcaldesa como ICV consideran que Catalunya en Comú debe desmarcarse del independentismo y apostar con claridad por la vía federal más cercana al PSC. Con la salida de Domènech, esta postura, que es mayoritaria en la actual Ejecutiva, tiene la vía aún más libre para marcar la línea del partido.