El golpe de autoridad presidencial que dio este lunes Carles Puigdemont con el cese del conseller de Empresa, Jordi Baiget, no ha sentado nada bien a su partido, el PDECat. La distancia entre la Generalitat y la cúpula de la formación se ha agrandado en el peor momento: a tres meses de un referéndum al que, en caso de derrota independentista, le seguirán unas elecciones al Parlament de perspectivas nefastas para el PDECat y a las que Puigdemont ya ha anunciado que no concurrirá como candidato a presidir la Generalitat.
El foco del malestar se centra en el modo en que Puigdemont llevó a cabo el cese y el nulo papel que ha tenido en él la dirección del PDECat. En el partido escuece el hecho de que Puigdemont comunicó la destitución del extitular de Empresa solo cinco horas después de que la coordinadora general del PDECat, Marta Pascal, asegurara que se llegaría al 1-O “con Baiget en el Govern”.
Pascal y la joven dirección del PDECat, que habían demostrado autoridad con la expulsión de Germà Gordó por su imputación en el 3%, no se han pronunciado en público este martes sobre el cese de Baiget. Tampoco lo ha hecho el presidente del partido, Artur Mas. De hecho, pese al malestar en la antigua CDC, solo los excargos más cercanos a Mas han decidido airear las discrepancias. El tuit del exlíder del PDECat en el Congreso, Francesc Homs, en el que se declaraba “hasta los huevos”, ha sido la comidilla este martes en el Parlament antes y después de la presentación de la Ley del Referéndum.
Homs, al igual que Baiget, forma parte del círculo más próximo a Artur Mas, para quienes el 9-N es un legado político sin parangón. No es exactamente así para Puigdemont y Junqueras, que este lunes se unieron para destacar que el 1-O tiene que ser “oficial y vinculante”, a diferencia del 9-N, que terminó descafeinado en un proceso participativo protagonizado por voluntarios.
Por otro lado, los tuits de Francesc Homs también mandaban un mensaje en clave interna. El exconseller de Presidència sostuvo que si a Baiget “se le echa por declaraciones más o menos desafortunadas, hay [gente] que sobra desde hace tiempo”.
No pocos en el PDECat han leído este comentario como una referencia a Santi Vila, hombre de la máxima confianza de Puigdemont que ha asumido Empresa tras dejar Cultura, pero que se ha distinguido como un moderado que tejió buenas relaciones con Ana Pastor en su etapa en Fomento. Las especulaciones en el partido sobre si el nombramiento de Vila se debe leer en clave sucesoria (Puigdemont ha anunciado que no concurrirá a las próximas elecciones como cabeza de cartel) ya han empezado.
La única referencia de Puigdemont a Baiget este martes ha sido tras la toma de posesión de Vila. El president ha agradecido “de manera muy especial” los servicios prestados por Baiget al frente de la Conselleria y ha destacado su “honestidad, trabajo y rigor”.
Como nota curiosa en este embrollo, cabe destacar que la esposa de Baiget, Josefina Valls, es directora de servicios de la Conselleria de Governació (uno de los cargos clave para organizar el 1-O). Además, el jefe de gabinete del exconseller es Quim Bohils, el marido de Marta Pascal.
El futuro electoral del PDECat
Más allá de la reacción en caliente vía Twitter de Homs, la reflexión de fondo es que el cese de Baiget no solo no ayuda a recuperar la credibilidad del PDECat entre el electorado, ya de por sí castigada por la corrupción y los recortes, sino que abona la tesis de que algunos sectores neoconvergentes están tentados de echar el freno al proceso soberanista, algo que, sin embargo, no contemplan en absoluto en la sala de máquinas del partido.
Paradójicamente, añaden las fuentes consultadas, los únicos condenados e inhabilitados hasta ahora en lo que va de proceso soberanista son políticos convergentes: Artur Mas, Francesc Homs, Irene Rigau y Joana Ortega –“los que se la han jugado de verdad”, en sus palabras, en un dardo implícito hacia Oriol Junqueras.
El 'peix al cove' pujolista del que se quiso despegar Convergència con su refundación en el PDECat vuelve de forma periódica como un fantasma del pasado, y lo ha hecho con el cese de Baiget. Además, ERC se mantiene como el partido independentista por excelencia, también para cada vez más votantes moderados que en su tránsito al independentismo han cambiado la papeleta de CiU por la de ERC.
Las encuestas dan cuenta de ello: el último sondeo de La Vanguardia del pasado domingo pronosticaba un resultado histórico para los republicanos –43 escaños del Parlament–, mientras que los neoconvergentes sufrirían un descalabro sin precedentes hasta los 23 diputados.