El director de los Mossos d'Esquadra, Andreu Martínez, ha dimitido este lunes como jefe político de la policía catalana en vísperas del segundo aniversario del referéndum del 1-O y ante un otoño marcado por las movilizaciones previstas ante la sentencia del procés. Su sustituto en uno de los puestos más sensibles de la administración catalana será Pere Ferrer, hasta ahora jefe de gabinete del conseller de Interior, Miquel Buch.
Fuentes del departamento de Interior desvinculan la dimisión de Martínez de la situación política y aseguran que se debe a que el hasta ahora director “ya ha cumplido los objetivos” que se puso al llegar al cargo en junio de 2018, en referencia al aumento de la plantilla de Mossos y a la integración de la policía catalana en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) del Ministerio del Interior.
No obstante, la renuncia de Martínez llega ante un nuevo test de estrés para los Mossos antes las movilizaciones que se prevén para conmemorar el segundo aniversario del 1-O y, en especial, para responder a la sentencia del procés del Tribunal Supremo. La ANC ya ha anunciado su intención de convocar varias marchas para bloquear las principales carreteras de la red viaria catalana si la sentencia es condenatoria.
La dimisión de Martínez se produce una semana después de que el conseller Miquel Buch destituyera a la jefa de comunicación de Interior, Joana Vallès, debido al anuncio de los propios Mossos de que, como última opción, utilizarían gas pimienta para contener posibles altercados en las protestas que seguirán a la sentencia. El episodio del gas pimienta fue el cúmulo de varios choques entre la policía catalana y el president de la Generalitat, Quim Torra, a cuenta de las actuaciones de los antidisturbios de los Mossos contra grupos independentistas como los Comités de Defensas de la República.
Poco después de asumir el cargo, el primer aniversario del 1-O deparó la primera crisis entre Torra y la policía catalana. Los antidisturbios, e incluso patrulleros de los Mossos, tuvieron que emplearse para disolver una protesta de los CDR que llegó a las puertas del Parlament el 1 de octubre de 2018, justo después que Torra instara a los activistas a “apretar”. Martínez tuvo que salir a dar explicaciones públicas de las cargas y evitó vincular a los alborotadores con los CDR y las soflamas de Torra.
Tras dos meses llegó la segunda crisis. Torra desautorizó a su propia policía tras las cargas contra los CDR que efectuaron los Mossos el día de la Constitución en Girona y en Terrassa. Resultado: los Mossos relevaron a los mandos de Antidisturbios e Información un mes después de que Torra lo exigiera.
El nuevo director general de los Mossos ha sido jefe de gabinete del la conselleria durante los últimos cinco años, por lo que ha estado en el cargo durante los mandatos de Jordi Jané, Joaquim Forn y Buch, y es considerado como un cargo plenamente afín a las tesis independentistas. Su reto es durar más que sus antecesores en el cargo: antes de Martínez, Pere Soler apenas estuvo tres meses en el cargo, ya que fue cesado por el 155 tras tomar en posesión en julio a raíz de la dimisión de Albert Batlle, que se fue en desacuerdo con la vía unilateral.