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La enésima bronca entre JxCat y ERC pone en riesgo la mayoría independentista

JxCat y ERC, los partidos independentistas que sustentan al Govern, necesitaron tres meses sin plenos para consensuar una propuesta sobre la suspensión de seis diputados dictada por Pablo Llarena. Pero ni con esas han cerrado sus diferencias sobre ese asunto. Un día después de votar el rechazo a las suspensiones, ambos grupos se han enzarzado en una bronca, la enésima, esta vez por la forma de garantizar los votos de los diputados. Hasta el punto que si el grupo de Torra no cambia de opinión, puede dejar al independentismo sin mayoría.

Ambos partidos sostienen interpretaciones irreconciliables sobre el acuerdo votado el martes. Ambos aceptan que los diputados no están suspendidos pero, mientras ERC considera que ahora estos deben designar a otro diputado para que ejerza su derecho al voto, JxCat considera que no, que vale con los votos delegados ya acordadas hace meses. Con ese argumento el grupo postconvergente se niega a designar a los sustitutos de sus cuatro diputados ausentes.

Llegados a este punto, ni ERC ni la oposición tienen claro que los diputados de JxCat puedan votar este jueves, cuando se someten al pleno decenas de propuestas de resolución en el marco del debate de Política General. El criterio de los letrados, según ha publicado la agencia ACN es que, sin sustituciones, los votos de los suspendidos por Llarena no pueden computarse. Y, sin ellos, la mayoría que sustenta al Govern se queda a dos escaños de la mayoría absoluta.

Como ya ocurriera en julio pasado, los republicanos consideran que sus socios de Govern están poniendo la gesticulación por encima del objetivo de garantizar la estabilidad parlamentaria. JxCat, en cambio, afirma que defienden los derechos de sus diputados y el acuerdo al que llegó el pleno para no acatar la suspensión de Llarena. Como en las relaciones mal avenidas, los reproches mutuos se remontan a episodios pasados que casi solo ellos son capaces de recordar.

El ultimátum escuece en Madrid

El choque entre ambas formaciones se ha superpuesto a el malestar generado por el ultimátum lanzado por Quim Torra al Gobierno central. Pese a la contundencia del president, que prometió retirar el apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez si no negociaba la autodeterminación antes de noviembre, la amenaza no estaba pactada en esos términos con ERC, y ni siquiera todos los diputados de su grupo sabían del anuncio. Tal y como avanzó eldiario.es, Torra sí había hablado sobre la cuestión en el seno del Govern, aunque sin conferirle la importancia que ha acabado teniendo.

El ultimátum ha generado malestar, especialmente, en los grupos independentistas del Congreso. Pese a que ERC ha preferido no convertir la cuestión en otra bronca, el diputado en Madrid Gabriel Rufián ha recordado que las decisiones de su grupo las toman los diputados. Tampoco en el PDeCAT ha sentado bien que Torra les haya marcado el compás. Ni siquiera cuando, este jueves, el president ha rebajado la beligerancia considerando que la retirada del apoyo debería centrarse en los presupuestos del Gobierno.

“El partido conocía la propuesta de Torra pero no el límite de un mes que le iba a marcar al presidente Sánchez”, aseguran fuentes del PDeCAT en el Congreso, que no disimulan su “sorpresa” ante el inesperado plazo. En el partido, ahora controlado directamente por Carles Puigdemont pero con varios defensores de la vía pactista en Madrid, no todo el mundo se siente vinculado a Torra, de quien subrayan que ni siquiera es militante del PDeCAT. Con todo, en la formación reconocen que se acabará votando “lo que la dirección del partido decida”.