Los entresijos del 'no' a Iceta: la semana que Catalunya enterró la cortesía parlamentaria

Cuando Miquel Iceta recibió el pasado martes 7 de mayo la llamada de Pedro Sánchez para ofrecerle ser el presidente del Senado, la primera respuesta del primer secretario del PSC fue un no, aunque a petición del presidente del Gobierno aceptó pensárselo. En la anterior legislatura ya había rechazado ser ministro y sabía que esta vez lo tendría más complicado para negarse a dar el salto a Madrid. Volvieron a hablar por la noche y, al día siguiente, la mañana del miércoles 8 de mayo, confirmó a Sánchez que esta vez aceptaba su propuesta.

El líder del PSC conoce como pocos el funcionamiento del Parlament y no solo porque sea el diputado más veterano de la Cámara. Aprovechando que ese día se celebraba un pleno, lo primero que hizo fue acercarse al despacho del presidente de la Cámara catalana, Roger Torrent, y comunicarle la decisión. El también dirigente de ERC le aseguró que le facilitaría los trámites para que su designación como senador autonómico no se alargase en el tiempo.

Aunque no era necesario y algunos de sus colaboradores más cercanos le recordaron que no era imprescindible, Iceta se fue a ver también al presidente de la Generalitat. Quim Torra tampoco expresó ningún rechazo. Torrent y Torra se enteraron de que Iceta quería ser senador y presidir la Cámara Alta antes que la mayoría de los diputados socialistas, que asistían al pleno ajenos a lo que se estaba cociendo en los despachos.

Al cabo de pocos minutos saltó la noticia en la versión digital de El País. A la cúpula del PSC no le entusiasmó que la información se hubiese filtrado en Madrid y sin ni siquiera tiempo de haber informado a la ejecutiva de los socialistas catalanes. Aprovechando el pleno, Iceta se citó con los diputados antes de comer para explicárselo.

Paralelamente, la dirección socialista inició una ronda telefónica para informar al resto de formaciones. Al primero que llamó fue al republicano Sergi Sabrià. Eran las dos de la tarde y el dirigente de ERC en ningún momento le trasladó ninguna intención de vetar la elección de Iceta. Afirmó que en principio no veía problema pero que la dirección republicana, que había quedado para comer, lo analizaría y que ya les volverían a llamar.

Poco después, en los pasillos y a preguntas de los periodistas aseguró que se había enterado de las intenciones de Iceta por la prensa y evitó pronunciarse sobre las intenciones de ERC. “Entendemos que ya tienen los votos necesarios para tirar esta propuesta adelante y que en estos votos no cuentan los de ERC”, declaró Sabrià a los periodistas.

Segunda llamada a Sabrià

Cuando en el PSC vieron estas declaraciones volvieron a llamarle. Le pidieron disculpas por si consideraba que las formas no habían sido las adecuadas pese a que Torrent, miembro de la dirección de ERC, había sido el primero en conocer las intenciones de Iceta. Pero tras esta segunda conversación con Sabrià ya quedó claro que sería difícil convencer a los republicanos.

Los socialistas hablaron también con la líder de Ciudadanos en Catalunya, Inés Arrimadas, y esta derivó la gestión en el portavoz Carlos Carrizosa, quien finalmente no devolvió la llamada. El siguiente en la ronda fue el portavoz de Junts per Catalunya, Albert Batet, que no adelantó cuál sería su posición y se limitó a comentar que, aprovechando que había pleno, ya lo hablaría directamente con Iceta.

A Jessica Albiach no la encontraron a la primera porque la dirigente de los comuns estaba en una entrevista. Sí lo hicieron con la portavoz, Susana Segovia, que les dio por hecho el apoyo de este grupo. Unos votos favorables que Albiach ratificó posteriormente. Todavía quedaban dos partidos para completar la ronda de llamadas. Como Carles Riera, jefe de filas de la CUP, no cogió el teléfono, se lo comentaron a su compañero Vidal Aragonés. El último al que se llamó fue al diputado del PP Santi Rodríguez. Tras el sondeo a los grupos, el miércoles a las 15 horas el único 'sí' que tenía asegurado Iceta era el de los comuns. Iceta almorzó con el expresident José Montilla y ya le trasladó su inquietud.

En el PSOE pronosticaban que los independentistas no se atreverían a votar en contra del líder del PSC. En cambio, Iceta tuvo dudas desde el principio. Ante el alud de declaraciones, Arrimadas hizo llegar en privado al primer secretario socialista que el 'no' de Ciudadanos hacía referencia a la votación que, llegado el caso, tuviese lugar en el Senado. Pero que su intención no era obstaculizar su designación en el Parlament.

Iceta reunió por la tarde a la ejecutiva del PSC y allí les informó de forma oficial de su decisión. Pese a que se había trasladado a los medios la celebración de la reunión, él prefirió no hacer declaraciones. Esperó al día siguiente, jueves 9 de mayo, para ofrecer una rueda de prensa en el Parlament. En ella envió un mensaje a los partidos que rechazaban su elección: la cortesía parlamentaria siempre se había impuesto al partidismo en este tipo de designaciones.

No lo dijo en público pero los dirigentes socialistas se encargaron de recordar en privado que cuando ya había presos, los grupos independentistas apoyaron la elección de la senadora de Ciudadanos Lorena Roldán. Como antes habían apoyado a Xavier García-Albiol o Alicia Sánchez-Camacho, por citar dos nombres situados en las antípodas del independentismo.

Tanto para ERC como para JxCat la designación de Iceta era un sapo difícil de tragar porque en las redes pero también en el mundo real una parte no pequeña de su electorado identifican a Iceta con el bloque del 155. Su foto en una manifestación constitucionalista al lado de Albiol, Enric Millo y Dolors Montserrat sigue siendo uno de los selfies más retuiteados.

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, los encargados de levantar y bajar el pulgar en las distintas familias independentistas, daban a entender, entre muchas críticas, que no vetarían la elección de Iceta. “Lo que importa no es de dónde venga cada uno, sino cómo encara el momento político actual. A lo que nosotros aspiramos es a hallar demócratas para dialogar de democracia y política. Es irrelevante que el presidente del Senado sea catalán o no”, afirmó el líder de ERC en una entrevista a El Periódico. Esta afirmación llevó a otro diario, La Razón, a titular en portada 'ERC levanta el veto para que Iceta presida el Senado'.

Puigdemont, muy crítico con Iceta desde que los socialistas apoyaron la aplicación del 155, aseguró que no veía motivo alguno para apoyarle. Pero tampoco dio por hecho que votarían en contra. En JxCat había debate sobre qué hacer y las declaraciones del expresident no sirvieron para aclarar qué acabarían decidiendo.

Contactos en Madrid

Mientras, de manera discreta, en Madrid se produjeron algunos contactos entre la dirigente del PSOE y responsable de las negociaciones con el resto de grupos, Adriana Lastra, y el diputado de ERC, Gabriel Rufián, que se había cogido unos días de descanso tras la campaña pero que es el encargado de la interlocución con el equipo de Pedro Sánchez. En la Mesa del Congreso no había margen para dar espacio a ERC, pero sí había opción de hablar de la del Senado. Iceta públicamente había insistido en que no pensaba “mercadear” con los independentistas para garantizarse que sería designado senador y durante todos estos días ha apelado a la cortesía parlamentaria que siempre ha imperado en estos nombramientos.

En ERC a medida que pasaban los días aumentaban las voces partidarias de votar en contra. La información publicada por eldiario.es que desvelaba que en Madrid se habían producido conversaciones con dirigentes del PSOE y la decisión de Instituciones Penitenciarias, una dirección que cuelga directamente del Ministerio del Interior, de no permitir que Oriol Junqueras participase en el debate celebrado este martes en TV3 acabaron de convencer a los que en la cúpula republicana aún albergaban dudas. El mismo martes poco después del mediodía se acordó que rechazarían la elección de Iceta.

Se trataba, según explican dirigentes republicanos, de una decisión que tenía que ver con un “cúmulo de razones”. Algunas de corto alcance, como el hecho de que Iceta hubiese asegurado en una entrevista en TV3 que él sí hubiera votado a favor del 155, al contrario de lo que hizo el expresident Montilla. Pero otros de los argumentos, más profundos, tienen que ver con la voluntad de enviar al Gobierno socialista el mensaje de que no tiene garantizados los votos de ERC y que deberá negociar cada apoyo que busque entre sus filas.

Mientras, en Junts per Catalunya estaban a la espera de saber qué harían los republicanos y de fijar una posición unitaria. Algunos de los presos eran partidarios de la abstención y así se trasladó a la reunión que el grupo parlamentario celebró el miércoles por la mañana. Finalmente, por la tarde se anunció que el grupo de Puigdemont también votaría en contra y se confirmaba definitivamente que Iceta no sería designado senador. Para la historia de la Cámara catalana quedará el pleno de este jueves como el día que se enterró la cortesía parlamentaria.