Joan Tardà ya no tiene cargo público ni en el partido. Es un militante más “al servicio de ERC”, como él suele repetir. Sin embargo la huella que el ideario del veterano diputado en el Congreso ha dejado en la formación es profunda y ha contagiado todos los estamentos de ERC, de la dirección a buena parte de las bases. Tanto que la receta de Tardà a favor de un independentismo pragmático, urbano y de mayorías es el hilo conductor de la ponencia política que el partido debatirá en su próximo congreso, el fin de semana del 21 y 22 de diciembre.
“Si hay algún independentista ingenuo o estúpido que crea que puede imponer la independencia al 50 por ciento de los catalanes que no lo son es evidente que está absolutamente equivocado”, soltó Tardà en el Congreso en septiembre del año pasado, dejando descolocados a propios y ajenos. El diputado recibió más de un dardo desde las filas independentistas mientras en las redes sociales le acribillaban. Un año después esa idea está en el corazón del documento estratégico propuesto por la dirección de ERC, que considera que el independentismo necesita superar la barrera del 50% de los votos en varias “elecciones sucesivas”.
La estrategia que apuntala el documento es la de “fortalecer” tanto el partido como el conjunto del independentismo. Y eso pasa necesariamente por que el independentismo gane adeptos. “El republicanismo ha tomado conciencia de la importancia de mantener la movilización ciudadana, de la necesidad de incidir sobre la opinión pública internacional, de la relevancia de fortalecer el país a todos los niveles y de la certeza de que hay que continuar aglutinando cada vez más apoyos en torno al proyecto republicano”, apunta el documento, recogiendo la idea mil veces repetida por Tardà cuando dice: “Tenemos que ser más”.
La ponencia política es de corte continuista con la aprobada en verano del año pasado, cuando la formación hizo un esfuerzo por digerir el fracaso del intento de secesión de octubre de 2017. Si en el pasado congreso ERC comenzó el giro hacia un independentismo pactista y socialdemócrata que quería convencer a votantes del PSC y los 'comuns', este diciembre el viraje se culminará con una hoja de ruta que prioriza las vías acordadas hacia la constitución de un nuevo estado independiente.
Tres vías para la independencia
Tal y como lo ve ERC en su documento, hay tres escenarios para la secesión. El primero es un acuerdo con el Estado basado en la negociación, algo que califican de “imposible” a día de hoy por las “reiteradas negativas” del Estado. Con todo, creen que nunca deben cerrarse a él. La segunda opción se basa en “forzar” al Estado a convocar un referéndum. ¿Cómo? “Combinar nuestra fuerza y acción para conseguir que España no tenga ninguna otra alternativa que avenirse a pactar una solución democrática basada en la autodeterminación”, receta el documento que será debatido.
Esta segunda es la vía que privilegian con claridad los redactores de la ponencia. “La movilización constante, también, y sobre todo, con acciones de desobediencia civil y de lucha no violenta, el fortalecimiento de las instituciones catalanas y el avance reiterado en las urnas, la generación de grandes consensos y las complicidades y avales internacionales son las opciones a trabajar para hacer realidad esta segunda vía de forzar pactar un referéndum de autodeterminación”, detallan.
Hay, por último, una última opción que ERC hasta ahora se ha resistido a sacar de sus documentos: la unilateralidad. “A pesar de que nuestra prioridad es la vía acordada, no podemos descartar nunca la vía de volverlo a hacer, a poder ser acompañados de complicidad internacional, pero independientemente de la existencia del acuerdo con el Estado”, enuncian. La cuestión sobre la unilateralidad genera controversia entre las bases de ERC. En el último congreso fueron los afiliados quienes acabaron manteniendo la vía unilateral como opción en el documento político vigente, mientras que la dirección apostaba por rebajarlo.
Una reválida para Aragonès y Vilalta
El cónclave que el partido celebrará en el Centre de Convencions Internacional de Barcelona se prevé relativamente tranquilo, pese al complicado momento político. La principal corriente que agrupa a los críticos, el colectivo Primer d'Octubre, ha presentado varias enmiendas sobre el contenido, por ejemplo para dar más presencia a la vía unilateral, y también una enmienda a la totalidad al documento organizativo, porque consideran que no tuvieron tiempo suficiente para presentar sus propuestas.
Sin embargo, el congreso será una verdadera reválida para la dirección del partido votada en septiembre pasado, cuando colocaron en la cúspide de la formación al vicepresident de la Generalitat, Pere Aragonès, y la portavoz del partido, Marta Vilalta. Ellos dos, como coordinador nacional y secretaria general adjunta, han sido las caras visibles de la nueva generación de dirigentes y han sustituido de facto al antiguo binomio formado por Oriol Junqueras y Marta Rovira, aunque ambos supervisan el día a día de la formación. Este 21 de diciembre será la primera vez que los jóvenes dirigentes se vean las caras con las bases como máximos responsables de la formación.
La cúpula de ERC pilotada por Junqueras consiguió hacer un viraje estratégico considerable durante 2018 y, a la vez, mantener la paz interna. La opinión generalizada entre los dirigentes republicanos es que abrazar ese independentismo más pragmático fue lo que les abrió la puerta a las tres victorias que el partido ha cosechado durante este año, cuando ganó las dos elecciones generales en Catalunya y consiguió quedar primero en las municipales de Barcelona.
Pero ahora la dirección republicana se enfrenta a una prueba de fuego para aquella apuesta estratégica, en la negociación que están llevando a cabo con el PSOE para facilitar la investidura de Pedro Sánchez. En este contexto, el congreso permitirá medir la correlación de fuerzas interna a favor y en contra de dar una investidura sencilla al presidenciable socialista. Y, de paso, si la vía avanzada por Tardà y bendecida por Junqueras para convertir ERC en una formación de “más república y menos estelada” sigue teniendo tirón entre las bases.