“Haremos el referéndum con las máximas garantías que nos permitan”

Según se acerca el día 1 de octubre llega el momento en el que el conseller de Asuntos Exteriores, Raül Romeva, deberá poner a prueba el trabajo que ha hecho los dos últimos años. Pase lo que pase, el día anunciado para el referéndum tendrá un eco internacional, y Romeva será el encargado de coordinar el mensaje de Catalunya al exterior. Con una opinión pública internacional mayoritariamente opuesta a la secesión de un territorio europeo pero que en los últimos días ha levantado una ceja ante la contundente respuesta española, el partido catalán, el día 2, podría jugarse también fuera de esas fronteras.

Este viernes los 22 miembros de la Sindicatura Electoral han presentado su dimisión con el objetivo de trasladar sus funciones a organismos internacionales. ¿Por qué ha ocurrido esto?

Se ha producido la situación de que, ante las presiones del Estado y las amenazas personales, se ha considerado que ya habían hecho el trabajo que debían hacer, que era poner en marcha todos los preparativos, validar los materiales y la información necesaria para el referéndum. Como todo esto estaba hecho y con el objetivo de protegerlos, no tenía sentido que se mantuvieran en su puesto en estas condiciones. Lo que se dice ahora es que los organismos internacionales acreditados seguirán haciendo su trabajo.

¿Cuál es el objetivo de estas misiones internacionales encabezadas por la australiana Helena Catt y el holandés Daan Everts?

Su cometido es la observación electoral de todo lo que está pasando. Es un ente totalmente autónomo, ellos no nos reportan a nosotros, están haciendo un trabajo distribuido por el territorio con un seguimiento de todo el proceso y que harán una valoración al final. Su compromiso es ver cómo se llega al día 1 y qué pasa en ese momento.

¿La idea es, por tanto, votar el 1 de octubre sin Sindicatura Electoral?

Votaremos con las condiciones que tengamos, nuestra determinación es votar. Las condiciones con las que estamos haciéndolo tienen que ver con una respuesta represiva del Estado. Por el momento entendemos que las funciones para la que estaba creada esta Sindicatura están cubiertas. Es evidente que lo deseable sería hacerlo en otras circunstancias, que este no es el escenario óptimo en el que quisiéramos hacer un referéndum y que, si lo hacemos así, no es porque queramos. Pero, pese a las dificultades, nosotros haremos un referéndum con las máximas garantías que nos permitan.

¿En este momento están en condiciones de organizar un referéndum?

Yo no sé en qué circunstancias llegaremos al día 1, pero lo que está claro es que votaremos. Votaremos porque hay un compromiso claro para hacerlo, también porque tenemos la capacidad logística y organizativa. Pero también por una razón mucho más importante y es porque no hay otra solución que votar. Después de haberlo probado todo, la única posibilidad que tenemos de desencallar este problema es escuchar a la gente.

Pero, pese a que la situación sea impuesta y no deseada por la Generalitat, ¿puede considerarse una votación en las actuales condiciones como un referéndum?

Sin duda. Será un referéndum no solo en forma de papeletas sino en forma de voluntad. Porque lo que está pasando estos días reafirma todavía más que esto no va de independencia sino de garantizar la democracia. Lo importante del referéndum del domingo no es solo responder a la pregunta que se hace, sino demostrar que aquí hay una fortaleza democrática frente a un Estado que lo único que hace es apostar por la vía represiva, vulnerando sus propias leyes y poniendo en juego la democracia en todo el Estado.

Vistos los antecedentes, es un escenario plausible que el día 1 se impida físicamente la votación. Si no se ha podido votar, ¿qué cree que la Generalitat debería hacer?

Tanto que se vote, que es lo que creo que pasará, como que pase alguna cosa que impida que se vote, ya son hechos que merecen una reacción. Si se vota, el resultado habrá que escucharlo. Si no se puede votar, también será un hecho que debe ser respondido. No olvidemos que este referéndum es una propuesta para solucionar un problema, mediante una vía reconocida en todo el mundo, y que nuestra voluntad es hacerlo. Si no se puede hacer, esto dará más argumentos a quienes decimos que el problema es el Estado.

¿Los estados y actores internacionales han mostrado interés en el referéndum catalán?

Si me preguntas específicamente por el interés, todos los estados han mostrado interés. Es normal porque el interés viene condicionado por que haya un hecho relevante que pueda tener consecuencias. Desde esta perspectiva, la carpeta catalana está en las mesas europeas. Esto es un hecho, otra cosa es que sea una carpeta incómoda, que haya otros asuntos que le hagan la competencia o que en estos momentos haya mucha cautela para reaccionar. Pero, ¿interés?, evidentemente. Es tan así que la diplomacia española se ha tenido que esforzarse como nunca antes y multiplicar los recursos destinados para difundir su relato por el mundo. Porque además una cosa que genera especial interés es observar cómo el Gobierno de Rajoy va a gestionar esto.

¿Por qué cree que la Unión Europea y sus estados se han mostrado siempre tan reacios a reaccionar más allá de fórmulas de compromiso?

Si tú analizas los 53 referéndums de autodeterminación que ha habido en los últimos 25 años, en ningún caso ha habido una manifestación internacional antes de que se produzca el hecho. Lo que hay es una reacción. La UE es un club de estados, y los estados lo que quieren siempre es el mantenimiento del statu quo, es el principio básico de las relaciones internacionales. Por tanto para mí lo importante no es que no estén dando apoyo, sino que no han dicho que el referéndum no se pueda hacer.

El mensaje más repetido es que se debe respetar la Constitución española, que quiere decir que el referéndum no se puede hacer según el Tribunal Constitucional.

Esto es una interpretación posible. Lo que yo interpreto es que cada vez que ha habido alguna reacción internacional nunca ha dicho que no se pueda hacer un referéndum. En todo caso ha habido valoraciones sobre en qué contexto se debería hacer y en qué marco. Es razonable y es posible discutirlo. Pero aquí estamos ante un debate político, que no jurídico, de la Constitución española, porque la Constitución en ningún caso prohíbe el referéndum. Pero además fíjese que ninguno de estos actores se ha posicionado concretamente en contra de que Catalunya pueda votar. Porque estos actores, como he explicado antes, no se posicionan a priori sino que reaccionan a lo que ocurre. Antes hay una enorme cautela.

¿Esta cautela explica que ningún primer ministro ni jefe de Estado europeo, como tampoco ningún miembro de la Comisión, se hayan reunido con el president Puigdemont o con usted?

Que la capacidad de influencia de la diplomacia española es enorme, especialmente comparada con la de Catalunya, es una obviedad. Que las presiones que se están haciendo desde esta diplomacia para imponer un relato, también. Pero yo tengo la impresión de que la batalla del relato no la están ganando tan fácilmente, porque todo el mundo empieza a ser consciente que desde Catalunya hacemos las cosas con voluntad siempre pacífica y negociada. Los aliados del Estado español son el resto de estados y, por tanto, de forma oficial, los estados se relacionan con otros estados. ¿Quiere decir eso que no ha habido relación, contacto e intercambio de información con otros gobiernos o jefes de Estado? No. Pero no en el marco de la relación oficial entre estados, como es normal.

Ante la situación en Catalunya, ¿qué cree que debería hacer la comunidad internacional?

Cualquier actor internacional, ante cualquier vulneración de derechos fundamentales, del Estado de derecho o de los principios democráticos, lo primero que deben hacer es interesarse, informarse, condenarlo y hacer lo que haga falta en términos de diplomacia internacional en el sentido más genérico para revertir ese hecho.

¿Su función es que ocurra esto?

No. Mi función es informar, explicar, generar complicidades y poner en conocimiento de estos actores lo que está pasando. Porque el problema que hemos tenido hasta ahora es el gran desconocimiento fuera de lo que estaba pasando en Catalunya. Esta es la función que tenemos ahora como departamento. Estamos en la fase del conocimiento, no del reconocimiento. El reconocimiento viene después de que haya conocimiento, y mi función es multiplicarlo a partir de todas las vías que tenemos al alcance.

El miércoles vimos las detenciones de altos cargos del Govern, tras la que hubo una importante movilización social. ¿Cree que esta movilización es una respuesta adecuada si hechos similares vuelven a ocurrir?

Yo creo que la sociedad ha estado ejemplar. Ha dado una respuesta inmediata que ha ido a defender lo que es un proyecto colectivo. Ha habido una movilización inmediata y básicamente centrada no en la independencia sino en el derecho a votar. La palabra que más se ha repetido ha sido democracia. La gente no se movilizaba para votar sí, sino para votar. Y todo esto se ha hecho de una forma escrupulosamente pacífica. Nuestra gran baza internacional es que todo lo que hacemos lo hacemos con determinación democrática y clara vocación pacífica. Y esto está ocurriendo, y vamos a ser claros, pese a las provocaciones. Pero la situación de violencia, por mucho que interese, no ha existido.