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Jordi Turull y Marta Rovira se perfilan como el tándem que llevará el peso efectivo del Govern

Marta Rovira y Jordi Turull o Jordi Turull y Marta Rovira. El orden acabará dependiendo de si el juez Llarena permite a Jordi Sànchez ser investido o no, pero esos dos son los nombres con más opciones para acabar soportando el peso efectivo del Govern. Tanto JxCat como ERC reservan de hecho sus mejores puestos para ellos, la vicepresidencia para Rovira y, para Turull, una conselleria de la Presidència que podría convertirse en investidura si el Supremo impide a Sànchez ser president.

Los republicanos están a la espera de que Rovira comunique su decisión sobre si acepta el puesto de número dos del Govern o si prefiere quedar al frente del partido y centrada en su defensa, en un segundo plano. Decida lo que decida, Rovira lo consensuará con Oriol Junqueras, quien ya la ungió como sustituta natural antes de la campaña electoral del 21D.

El vicepresident cesado, por su parte, ya ha decidido que no tendrá ningún papel en el nuevo Ejecutivo, al estar impedido por el juez, que no le permitió ejercer sus derechos como parlamentario en la sesión de constitución del Parlament. De hecho, Junqueras ha pedido al Parlament delegar el voto en otro diputado para todos los plenos del actual periodo de sesiones, que finaliza el próximo mes de julio.

El liderazgo de Rovira es indiscutido en su partido, que, pese a no haber cumplido las expectativas electorales, se ha mantenido cohesionado y sin fisuras. A la secretaria general republicana le empuja además hacia la vicepresidencia la falta de nombres propios que acusa ERC para ocupar un puesto de tanta visibilidad. Sin embargo, en el partido no se descarta que la presión judicial haga que Rovira prefiera dar un paso al lado.

En el caso de Turull, la cartera que acabe teniendo no depende de él, que ya se ha mostrado plenamente dispuesto a aceptar el papel que los suyos le otorguen, sino del Tribunal Supremo. En las negociaciones para la investidura, el nombre que JxCat ha colocado como primera opción es el de Jordi Sànchez, encarcelado en la prisión de Soto del Real desde el pasado 16 de octubre. El segundo es el del propio Turull, un político experimentado con más de tres décadas de vinculación con Convergència.

Sànchez, una vez sea propuesto como candidato por Roger Torrent, deberá pedir permiso al juez Llarena para acudir a su propia investidura, aunque en su formación no son optimistas en vista de la negativa del propio magistrado a permitirle acudir, junto al resto de diputados, a la sesión de constitución del Parlament. En este contexto, Turull, en libertad condicional, es el plan B para la investidura si a Sànchez se le impide.

Lo que sí está claro es que Turull está llamado a tener un papel protagonista en el nuevo Govern, incluso si se inviste a Sànchez, ya que para el primero se guarda la conselleria de la Presidència, sobre la que recaerá buena parte de las decisiones ejecutivas que ni Carles Puigdemont, por su ausencia, ni Sànchez, por su situación judicial, podrían tomar. Ese peso gubernamental se repartirá con la Vicepresidència de la Generalitat.

Si finalmente el nombre de ambos se confirma, el Govern repetirá el binomio Turull-Rovira que en la legislatura pasada logró una complicada cohesión del grupo de JxSí, del que Turull fue presidente y Rovira portavoz. La buena relación personal entre ambos salvó varios encontronazos tanto en el grupo como, posteriormente, en el Govern durante la preparación del referéndum del 1-O. Esta cercanía en lo personal no es un factor menor en su elección ante una legislatura en la que los dos grandes partidos independentistas están llamados a entenderse.