La primera pista de lo que puede pasar en Catalunya tras el 14F se tendrá esa misma noche cuando se compruebe si la mayoría independentista resiste o no. Solo el CIS, en su franja más baja, pronosticaba que la suma de ERC, Junts y la CUP no llegaría a los 68 diputados. En cambio, el CEO, conocido como el CIS catalán, vaticinaba unos días después que, incluso con el cálculo más contrario a los intereses de estos partidos, este bloque se situaría como mínimo en los 74 diputados.
Junts y la CUP no contemplan ninguna otra opción que la de mantener la alianza independentista aunque introducen matices para dar y tomar mientras que ERC incluye en sus planes a los 'comuns' y niega con firmeza que exista ni como remota la posibilidad de un tripartito que incorpore al PSC. “Nos presentamos para derrotar lo que representa Salvador Illa”, ha insistido Pere Aragonès este lunes.
En Esquerra reconocen que su principal problema en el tramo final de campaña serán los indecisos. En el último CEO el 43% de los encuestados decía que aún no sabía a quién votar y, de ellos, prácticamente la mitad de los que revelaban entre qué formaciones dudaban, citaban a ERC. La formación de Aragonès tiene votos en disputa con todos los partidos: el principal con Junts, de casi tres puntos porcentuales, pero con el PSC, de 1,8 puntos, y prácticamente los mismos se juega ante la CUP y los 'comuns'.
En esta situación, los republicanos asumen que les será imposible convencer a todos los indecisos, porque los que ganan por un lado pueden perderlos por el otro. Ahora bien, tal y como van ahora mismo las encuestas, a ERC le valdría con retener los máximos electores ante Junts y, a la vez, apelar al voto útil para evitar fugas hacia los pequeños.
Para esto la estrategia de ERC pasa por polarizar con el PSC de Illa, a quien ya han propuesto un cara a cara que, de celebrarse sería muy beneficioso para consolidarse en el imaginario independentista como el que tiene más opciones del bloque de llegar primero. Respecto a los socialistas, creen que el llamado 'efecto Illa' se irá desgastando a lo largo de la campaña y aspiran a contrarrestarlo con el que ellos han bautizado como 'efecto Junqueras', es decir, que el carisma de su líder se traduzca en un impulso final.
Las esperanzas puestas en el que fuera vicepresident de la Generalitat en el Govern de Puigdemont son casi mesiánicas, pero en Esquerra afirman que la pegada de Junqueras se nota incluso en cómo se viralizan sus intervenciones a través de las redes sociales o el espacio que le dedican los medios. El antecedente al que aluden es el de las últimas elecciones generales a las que Junqueras pudo presentarse, en abril de 2018, cuando ERC maximizó todo lo posible la presencia de su líder, al que permitieron salir de la cárcel para hacer campaña, y obtuvo la victoria más aplastante del último ciclo.
Respecto a Junts, la idea de la campaña de ERC es evitar entrar en el cuerpo a cuerpo con Borràs y los suyos, al menos directamente por parte de Aragonès. En los debates los cabezas de lista prácticamente no se han cruzado palabra, excepto un breve intercambio con guante de seda el domingo, y los republicanos no tienen previsto, por el momento, cambiar de táctica. Eso no quiere decir que no deba haber voces de Esquerra que puedan enviar mensajes contra sus socios. En los mítines, ese papel lo han tomado Gabriel Rufián o incluso, de forma más suave, el propio Junqueras, quien aseguró en Badalona que de nada servía ser “cada vez más puros” pero “menos y más débiles”.
Ni calendarios ni magia
En la candidatura de Junts están convencidos de que pueden ganar las elecciones. Un sondeo interno del partido de Puigdemont, anterior al anuncio de Salvador Illa que ha sacudido todas las encuestas, vaticinaba que Laura Borràs estaba en disposición de disputarle el primer puesto a Pere Aragonès. La candidata de Junts se ha comprometido a promover un gobierno “netamente independentista” pero se resiste a dar ya por hecho su apoyo a ERC en caso de que los republicanos lleguen los primeros.
No solo en la lista de Borràs expresan dudas. En ese escenario, ERC asegura que no está dispuesta a pagar cualquier precio para lograr la presidencia ni prometer lo que sabe que no se podrá cumplir para asegurarse la investidura. Ni calendarios que se conviertan en sogas –planea el recuerdo de los 18 meses que debían convertir a Catalunya en una república–, ni unilateralidades que en el 2017 comportaron consecuencias que todavía hoy se están pagando. Tampoco se ven facilitando la presidencia a Illa, algo que les costaría argumentar como mínimo ante una parte de sus votantes. Antes se iría a una repetición electoral, opinan algunos dirigentes republicanos. Otra alternativa, que según los sondeos quedaría lejos de la mayoría absoluta, sería la de un pacto entre republicanos, ‘comuns’ y la CUP, opción que los anticapitalistas no rechazan.
Borràs ha dejado caer que si gana desempolvará la Declaración Unilateral de Independencia, sin concretar cómo lo hará. Incluso ERC y la CUP le han afeado que prometa lo que se demostró que era una vía fallida. “La DUI ya se hizo, pero no se sostuvo, ojalá seamos más del 50%, pero ¿cómo se sostendrá?”, se ha preguntado la candidata de la CUP, Dolors Sabater. En un giro imprevisto, también las formaciones partidarias del secesionismo alertan de que hay que huir del “independentismo mágico”, una estrategia que a menudo se atribuye a Puigdemont y los suyos. ERC prefiere hablar de pragmatismo, tal y como evidencia Aragonès en su biografía. “Todos los que digan que esto no es posible lo que están diciendo es que no trabajarán para hacerlo posible. Nosotros estamos para hacerlo posible. De independentismo mágico nada, es independentismo valiente”, replica Borràs.
Fuentes de la candidatura de Junts reconocen que si no tienen el apoyo del resto de formaciones secesionistas para apretar el acelerador no podrán hacerlo. Aseguran que no tienen intención de insistir en la DUI aunque tampoco harán marcha atrás en su promesa. Borràs defiende que la fórmula del independentismo para avanzar pasa por la “unidad que hizo posible el 1-O y por la disponibilidad de acción”, y a la vez por aprender de los errores del 2017. Todos los partidos secesionistas señalan que uno de esos errores fue el de no calcular la respuesta del Gobierno ni la posterior de la Justicia. Pero difieren respecto a cuál debe ser la estrategia a seguir. De momento lo que les une es la petición de la amnistía, una salida que el Gobierno central ya ha dicho que no está dispuesto a concederles.
Los presos del 1-O han reclamado este lunes que el 14F se llenen las urnas para reivindicar el derecho a la autodeterminación y para exigir “el fin de la represión para afrontar la resolución democrática a un conflicto político, a través de la amnistía y la vuelta de los exiliados”. La imagen de dirigentes de Junts y ERC en un mismo acto se ha producido después de un fin de semana en que ambas formaciones se han atacado y no poco en los respectivos mítines mientras han optado por ignorarse en los dos debates que se han celebrado hasta el momento.