La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Laura Borràs: “Un tripartito de derechas sería el apocalipsis para Catalunya”

Laura Borràs (Barcelona, 1970) es la número dos de la lista de Junts per Catalunya al Congreso, pero en la práctica será la encargada de liderar la campaña que empieza esta semana puesto que el cabeza de lista, Jordi Sànchez, seguirá sentado en el banquillo del juicio del procés. Borràs es filóloga y una recién llegada a la política. Durante un año ha ocupado el cargo de consejera de Cultura y está considerada como una de las dirigentes más afines a Carles Puigdemont y Quim Torra.

Usted dice que va a Madrid a defender la independencia como solución. ¿Cree que es la única solución?

Para nosotros es la única solución posible. El tiempo de buscar otras soluciones ya ha tenido lugar. Hasta el momento cualquier otra solución se ha revelado inviable. Por lo tanto estamos más convencidos que nunca de que la independencia es la solución para un mejor proyecto de encaje social, económico y político para solucionar la situación que tenemos en Catalunya. Una situación que en este momento es extraordinariamente delicada desde puntos de vista muy básicos y muy esenciales.

¿La independencia es un proyecto viable viendo lo que pasó en 2017?

La independencia es viable como proyecto para Catalunya. Lógicamente la independencia es el final del trayecto. Previamente hay que reconocer el derecho a la autodeterminación y esto es lo que no se está reconociendo en este momento. Nosotros estamos por el derecho a la autodeterminación porque estamos convencidos de que la independencia es una solución para Catalunya.

El problema que tenemos es que el Estado español a diferencia de otros estados democráticos de nuestro entorno no concede ese derecho a la autodeterminación que debería de ejercerse bajo la forma de un referéndum acordado pactado y con validez internacional como han hecho el Reino Unido y Canadá.

Usted habla de la independencia como solución viable pero más de la mitad de los catalanes no lo ven así.

No lo sé. ¿Todo el mundo sabe lo que piensa más de la mitad de los catalanes?

Sabemos cuál fue el resultado de las elecciones.

Yo creo que cuando hablamos de lo que piensan los catalanes deberíamos de poderlo hacer con resultados contrastables en las urnas. Hay un consenso muy grande en este país, sobre un 80 por ciento, que están pidiendo ejercer el derecho de autodeterminación. ¿Son todos independentistas? Probablemente no, pero quieren ejercer ese derecho. Estamos diciendo que antes que independentistas somos demócratas y por lo tanto medir el termómetro de esa independencia en un referéndum sería validar el derecho de autodeterminación que ahora mismo no se nos concede.

Pedro Sánchez insiste en que con un gobierno socialista no habrá referéndum. Si las encuestas aciertan y el PSOE llega primero, ¿nos encaminamos a un nuevo bloqueo?

Es que cuando hablamos de bloqueo o de desbloqueo es importante tener en cuenta el punto de partida. Cuando nosotros entramos a gobernar lo hacíamos desbloqueando una situación derivada de la aplicación del 155, un artículo que bloqueaba el autogobierno de Catalunya de una manera inédita y extraordinariamente lesiva para los intereses de todos los catalanes, los que votaron o no votaron en el referéndum del 1 de octubre. Cuando Pedro Sánchez insiste en decir que si él es presidente no habrá referéndum antepone lo que él querría a lo que quieren los catalanes. Queremos poder ejercer ese derecho y por lo tanto menos paternalismo y más ejercicio de la democracia en las urnas.

Insisten mucho en la palabra democracia. ¿Quien no defiende un referéndum es menos demócrata?

Es que en democracia las cosas se solucionan votando y nosotros entendemos que el problema de Catalunya es un problema político que debería poderse resolver políticamente. Las armas que tenemos desde la política son el diálogo, la negociación y los pactos. Yo soy nueva en política pero la entiendo como tratar de conocer cuál es la situación del otro. Nosotros hemos ofrecido alternativas. ¿Dónde están las alternativas del Estado español? No es que se sea más o menos demócrata conceder o no un referéndum. Es ser demócrata o no serlo. No se puede ser un poco demócrata o muy demócrata. Si se es demócrata se deben aceptar las reglas de la democracia y eso es el poder aceptar la determinación de la gente ejercida en las urnas.

Hay también otras reglas. Una de ellas es la Constitución.

Hay mucha gente en este país que no ha votado esta Constitución. En países como Estados Unidos la enmiendan continuamente para estar al servicio de las necesidades de sus ciudadanos. En el nuestro parece que sea algo absolutamente intocable y casi inviolable porque adquiere un viso de trascendencia cuando debería ser un instrumento al servicio de los ciudadanos.

Queremos poder negociar. Nosotros ya no queremos ser un problema. Cuando uno relee textos de los años 20 vemos que siempre estamos hablando del problema catalán. No estamos hablando de la conllevancia. Estamos hartos de ser un problema. Queremos proponer soluciones, las proponemos, y esperamos que del otro lado las puedan aceptar.

Asegura que quieren negociar pero, si llegado el caso, Pedro Sánchez no acepta hablar de un referéndum, ¿le darán sus votos para ser investido presidente?

La pregunta debería de ser Pedro Sánchez aspira a gobernar España teniendo en cuenta cuáles son las necesidades del pueblo de Catalunya. ¿Si es un Estado plurinacional va a desatender cuál es la situación que tenemos en Catalunya? Cualquier candidato a presidente del Gobierno español no puede desatender las necesidades y los intereses del pueblo de Catalunya y eso se debe poder hacer negociando que es como nosotros estamos dispuestos a hacer las cosas.

No me ha contestado. ¿Será una condición sine qua non que esté el referéndum encima de la mesa?sine qua non

Le contesto que para nosotros las líneas rojas son los principios básicos más esenciales en democracia. Es exigir el final de la represión porque resulta que tenemos represión, presos políticos y exilio. Hay a quien no le gusta que se diga pero poniendo estas palabras justamente se confirma su existencia. Y por otro lado, el ejercicio del derecho de autodeterminación.

¿Qué motivo puede tener un elector catalán para votar a JxCat en vez de votar a ERC si al final lo que quieren es lo mismo?

Nosotros hemos sido siempre los partidarios de la unidad. Lo hemos sido desde el 21 de diciembre. Somos los herederos de este 1 de octubre, cuando no mirabas a un lado o a otro preguntando qué se votaba a la gente que estaba defendiendo las escuelas. Siempre hemos defendido que en una situación de excepcionalidad como la que vivimos, juntos somos más fuertes.

¿Catalunya se gobierna desde Waterloo, tal y como afirma defiende la exlíder del PDeCAT, Marta Pascal?

Catalunya y JxCat quiere ser un proyecto en el que todo el mundo sume y en el que todas las aportaciones que puedan ser positivas para el Gobierno de Catalunya sumen. Si hay aportaciones que llegan de Waterloo son bienvenidas, como lo son desde la prisión de Soto del Real, como lo son desde todos y cada uno de los ámbitos en que haya gente que esté dispuesta a hacer un paso adelante, como hemos hecho muchos que teníamos una carrera profesional y la hemos dejado en suspenso porque entendemos que ahora es el momento de poder trabajar al servicio del país. Todo el que quiera construir encontrará su espacio en Junts per Catalunya.

Había gente que quería estar como Carles Campuzano o Jordi Xuclà y no han encontrado espacio en esta lista.

El momento requiere de soluciones distintas. Hemos visto como los partidos políticos se han quedado superados en muchas ocasiones por la voluntad de la gente de la calle. Ahora es un momento más de país y no de partidos políticos. El PDeCAT ha respondido con generosidad al momento histórico, ya lo hizo el 21 de diciembre y lo ha vuelto a hacer ahora. No sólo predica esa generosidad sino que además la practica. Es la suma de la experiencia y la renovación.

Usted ha formado parte hasta hace nada de un Govern que prometió ser efectivo pero lo cierto es que ha sido incapaz de aprobar los presupuestos, llevamos ya dos prórrogas y la semana pasada el Parlament instó al president, Quim Torra, a convocar elecciones. Muy efectivo no parece.

Éramos un gobierno que venía a desbloquear una situación de bloqueo como fue el 155 y somos un gobierno que gobierna. Le puedo decir que lo que me corresponde a mí como consellera de Cultura es haber promovido 33 acuerdos de gobierno, cuatro decretos, contactos con con todo el sector, haber viajado a la práctica totalidad del territorio catalán... significa que se han hecho cosas. A veces entramos en marcos mentales en los que conviene decir que no se gobierna. Que se gobierna es un hecho y cualquiera que lo quiera ver lo puede ver en acciones.

Normalmente cuando un Gobierno no logra tener presupuestos esto tiene consecuencias. Ha habido desde cuestiones de confianza a convocatoria de elecciones. Pero aquí no hay presupuestos y no pasa nada.

A diferencia de lo que ocurrió en el Gobierno estatal, Pedro Sánchez no había discutido los presupuestos. Nosotros sí hemos trabajado los presupuestos con los grupos. Cuando hablamos de tener o no presupuestos también debemos apelar a la responsabilidad de todos y cada uno de los diputados del Parlament de Catalunya. Vivir en la prórroga de la prórroga o poder entrar en el 2020 con una prórroga de la prórroga de la prórroga es una situación absolutamente inédita y extraordinariamente perjudicial para Catalunya. Y volveremos a apelar a responsabilidad de todos los grupos.

Respecto a lo que pasó la semana pasada en el Parlament es una injerencia absoluta de un voto de calidad. En este caso del juez Llarena al alterar las mayorías democráticas por una vía que no parece muy democrática.

Y por la abstención de la CUP.

La abstención de la CUP, el voto a favor de En Comú Podem y la alineación del tripartito del 155. Pero eso es extraordinariamente reprobable desde un punto de vista de alterar las mayorías democráticas con una injerencia externa en este caso.

Habla de lo que necesitan los catalanes y con este Govern la lista de espera para operarse en la sanidad pública ha aumentado un 10 por ciento.

Efectivamente, porque nos faltan los instrumentos. Por eso le decía que la independencia es el proyecto social más viable para Catalunya.

¿Con la independencia habría menos listas de espera?

La independencia significa poder gestionar nuestros recursos como corresponde y como le conviene a las necesidades de un determinado territorio. Representamos un 16 por ciento de la población o un 19 por ciento del PIB pero luego el nivel de inversiones están en el 13 por ciento y ya no hablemos del déficit fiscal. El déficit fiscal es déficit social. Estamos reivindicando que la independencia es esa capacidad de poder decidir cuáles son nuestras necesidades y a qué destinamos nuestros recursos.

Eso es tanto como decirles a los catalanes que si no hay independencia se tienen que hacer a la idea de que las listas de espera no se reducirán.

Lo que hay que decirles a los catalanes es que el Estado español incumple sistemáticamente todo aquello que tiene que ver con la financiación de Catalunya. Estamos apostando por la independencia precisamente para dotarles de las herramientas que van a mejorar su calidad de vida. Cuando estamos hablando de recursos es para todos los catalanes no sólo para los independentistas. Cuando hablamos de la independencia como proyecto social lo es para todos y cada uno de los catalanes incluso para los que no votarían la independencia.

¿En el eje izquierda-derecha, Junts per Catalunya dónde se sitúa?

En el eje del progresismo y en el eje que no tiene que ver con el ir a la izquierda o la derecha sino el ser o no ser. Es verdaderamente una cuestión casi de supervivencia, de poder ofrecer soluciones a los problemas que tiene la gente. Es distinto tener una política económica basada en las grandes empresas o en el tejido aunque es propio de Catalunya que es la pequeña y mediana empresa. O es distinto poder gestionar un aeropuerto desde los intereses de Barajas o desde los intereses que tiene el aeropuerto de Barcelona.

Le voy a poner otro ejemplo. ¿Junts per Catalunya está a favor o en contra de los peajes en las autopistas?

Como catalanes que somos hemos tenido que construirnos muchas veces infraestructuras que no nos han venido dadas por el Estado español. Estamos a favor del rescate de todos los peajes, naturalmente. Lo que hay que hacer es mirar hacia Europa y ver qué es lo que se está aplicando en Europa.

La Generalitat tiene infraestructuras con peajes. Está en sus manos rescatarlas.

También tienen esa problemática económica que estaba diciendo antes. En el Parlament se buscan medidas en forma de impuestos, de recursos. Yo puedo hablar perfectamente de la tasa del audiovisual, que fue un impuesto que se pensó para poder beneficiar al sector de la cultura y a los creadores audiovisuales que generan contenidos. Luego tenemos un Tribunal Constitucional que nos rebate esas leyes.

Le pongo otro ejemplo que no depende del Constitucional. ¿Están a favor o en contra del impuesto de sucesiones?

Estas cuestiones siempre son espinosas y hay que pactarlas. Tenemos un gobierno de coalición y ha llegado a acuerdos en esta materia.

La gente sabía que Convergència era un partido de centro derecha, con algunas medidas más socialdemócratas, pero se situaba en ese ámbito ideológico. En cambio, Junts per Catalunya no se ubica en ninguno. Debe tener propuestas en ámbitos como el económico o el social, ¿no?

Claro que las tenemos y vienen en el programa. Son más de 100 páginas. Pero insistimos en una cuestión previa. Muriel Casals lo explicaba de un modo muy elocuente cuando decía para poder tener un Estado del bienestar del bienestar es necesario antes tener un Estado. Porque si no estamos instalados en el malestar y queremos dejar de estar sentados en el malestar. La prioridad es poder tener una república donde poder ejercer esos derechos que hasta el momento no podemos ejercer.

Para nosotros ahora mismo la prioridad no está en un eje de izquierdas o derechas sino en un eje de ser nacionalmente. De gozar plenamente de cosas que ahora nos parecen privilegios. La libertad o la no represión nos parecen privilegios porque tenemos gente en la cárcel, en el exilio, tenemos gente confinada, alcaldes imputados y creadores cuyas obras están prohibidas o censuradas.

¿España no es un Estado democrático?

Se presenta como un Estado democrático insisten continuamente en poderlo decir, insisten en que España es una democracia consolidada, pero cuando alguien tiene que repetir mucho un concepto probablemente es que está haciendo aguas por uno o distintos lugares. Nosotros lo estamos viendo. Tenemos a personas que forman parte de un gobierno legítimo encarceladas. Tenemos diputados que tampoco están pudiendo ejercer sus derechos políticos. Por eso hablamos de una situación de excepcionalidad democrática. Lo es la que estamos viviendo era impensable. Lo que vivimos el 1 de octubre parecía impensable. Ver esa violencia contra personas indefensas que no pretendían nada más que poder votar.

¿Pero España es o no un Estado democrático?

España presenta unas credenciales que quieren ser las de un Estado de derecho y sin embargo estamos viendo diariamente cómo sus derechos están siendo dinamitados. Lo estamos viendo no solamente en el ámbito que nos corresponde a nosotros en Catalunya. También la ley mordaza o muchísimas decisiones que aparentemente son democráticas pero que ponen de relieve fugas muy profundas de democracia. Sentencias como las de la manada... Esto debería deberían interpelar a todos los demócratas. Lógicamente los hay. Sin embargo, estamos hablando de cloacas del Estado. ¿Una democracia tiene cloacas? Ahora nos dicen que están limpias están limpias pero el problema es que haya cloacas en un Estado de derecho. Hay lagunas muy, muy, muy serias en la democracia española.

¿A JxCat le da igual quien gobierne en España a partir del 28 de abril?

Lo que queremos es ser suficientemente fuertes en el Congreso de los Diputados para ser la voz de Catalunya. Y allá donde esté en riesgo cualquier derecho, cualquier oportunidad para los catalanes, ser nosotros quienes estemos en disposición de defenderlos.

¿Qué les diría a los que aquí o allí pueden pensar que su propuesta está instalada en el cuanto peor, mejor?

Es que el cuanto peor ya lo estamos viviendo. No puede haber un mejor en el peor de lo que ya estamos porque tenemos un gobierno legítimo que está en la cárcel y en el exilio. Vivimos en un presente de represión que se declina en confinamiento y en censura.Eso no puede ser peor. No creemos que pueda ser peor. No podemos hacer más pasos hacia atrás. Al contrario, todos los pasos tienen que ser hacia adelante y en positivo.

¿Un tripartito de derechas podría ser peor?

Un tripartito de derechas sería el apocalipsis para Catalunya porque en su voluntad está el reprimir, el utilizar el 155 como una medida que en ningún caso puede ser positiva ni tan siquiera para quienes les votan. Como ya se ha demostrado.

¿Y qué están dispuestos a hacer usted es para evitarlo?

Ser fuertes, que se oiga nuestra voz. Estar en disposición de trasladar lo que son las problemáticas y la realidad de nuestro país a toda la gente que le preocupa el poder decidir su futuro y hacerlo por ellos mismos.

Entrevista completa a Laura Borràs:

Vídeo: Sònia Calvó