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Las tres llamadas de Puigdemont que decidieron el futuro del PDeCAT

David Bonvehí se despertó el domingo por la mañana tan preocupado como la mayoría de dirigentes del PDeCAT. Las negociaciones del sábado, algunas ya de madrugada, habían sido más que tensas y a él se le pedía que presidiese una lista de consenso que aún no estaba configurada. Bonvehí durmió en el hotel en el que se aloja cuando se queda en Barcelona. Muy a primera hora mantuvo una conversación con Carles Puigdemont que sirvió para aclarar cuál debía ser el papel de cada uno.

“David, tú serás el presidente del PDeCAT y tú eres quien tiene que hacer la lista”, le tranquilizó su amigo Puigdemont desde Hamburgo. Bonvehí está llamado a ser una de las figuras que contribuya a reconciliar las fracturas en esta formación. Pero el nuevo presidente del partido no quiere ser un “presidente florero” y así se lo trasladó tanto a Puigdemont como a los interlocutores de las diferentes familias que conviven en esta formación.

Bonvehí insistió en que para afrontar el reto que le espera necesitaba ser él quien configurase la lista e incluir a gente de su confianza en la ejecutiva. El expresident le aseguró que entendía perfectamente su posición y que sabía que con su “generosidad” haría posible encontrar una solución.

Tras hablar con Puigdemont, Bonvehí bajó a desayunar con Francesc Sànchez, una de las personas que sin tener cargo alguno en el partido -ni tampoco reclamarlo- más ha trabajado este fin de semana para que la asamblea no saltase por los aires. Habían quedado en el restaurante del hotel a las 7.30 para ver cómo enfocar las negociaciones de cara a configurar la lista de consenso e intentar reconstruir un acuerdo que en algunos momentos del sábado pareció imposible.

Sànchez había hablado el día anterior con el expresident. Cuando le preguntó a Puigdemont qué papel quería que Marta Pascal jugase en esta nueva etapa, el expresident le explicó que consideraba incompatible que ella asumiese un cargo destacado en la ejecutiva porque la ya excoordinadora no cree en el proyecto que pretende impulsar Puigdemont. “Pensamos muy diferente”, resumió desde Hamburgo.

Esa llamada sirvió para certificar que era imposible forjar un pacto entre Puigdemont y Pascal. Una evidencia que se tradujo poco rato después en la renuncia de la que hasta este domingo era la líder del partido.

“No lo veo nada claro”

Bonvehí aceptó el reto de diseñar una nueva lista y se dirigió hacia el Palacio de Congresos. Al llegar se reunió con la anterior ejecutiva, la que era también su ejecutiva, y en el encuentro se constató que la defenestración de Pascal había indignado mucho y que no sería fácil llegar a un pacto con los críticos.

A la salida de la reunión, Bonvehí expresó sus dudas de seguir con las negociaciones para acordar una única candidatura. “No lo veo nada claro”, confesó a alguno de sus interlocutores.

El nuevo presidente del partido siempre ha sido un defensor de la máxima transparencia y de las listas abiertas. Ahora se le reclamaba que presentase una candidatura cerrada en la que las bases no tuviesen opción de apoyar (o castigar) a los miembros de le ejecutiva por separado.

Poco después se recibió otra llamada desde Alemania. Puigdemont quería contactar con Albert Batet, otro de los protagonistas en estas negociaciones y en quien el expresident ha delegado su voto en la asamblea. Batet estaba con Sànchez en el plenario del congreso y ambos salieron fuera para atender la llamada. En la conversación le trasladan al expresident las dudas que tiene Bonvehí después de haberse reunido con su antigua ejecutiva. Hasta el punto que la dirección saliente está dispuesta a presentar su propia lista y forzar a los críticos a que elaboren la suya y que sean los militantes los que decidan quién debe pilotar el partido.

Tras esa charla, Puigdemont y Bonvehí volvieron a hablar por teléfono y en este contacto es cuando se encarrila ya una salida. Cuando cuelga, Bonvehí se reúne con Batet, Sánchez y el conseller Damià Calvet, un hombre de Josep Rull, que estuvo en el equipo de campaña de Puigdemont, y que conoce como pocos el funcionamiento del partido. En esa reunión se acuerda que Bonvehí va a encerrarse durante un rato para acabar de cuadrar la candidatura.

Con los nombres encima de la mesa se consulta también al conseller Miquel Buch, otro de los dirigentes que junto a Calvet más mandará aunque no sean miembros de la nueva ejecutiva por ser incompatible con sus cargos en el Govern. Además, Bonvehí y Miriam Nogueras se reúnen a solas y ella pide que en tanto que vicepresidenta quiere también situar alguna persona de su confianza en la dirección. Una vez hecho todo el encaje, a pocos minutos de que a las 12 del mediodía se cerrase el plazo, se presentó formalmente la lista.

El 'pacto de Lledoners' forjado entre Hamburgo y la cárcel establecía que Bonvehí sería el nuevo presidente. Aunque él no lo pidió.