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El nuevo municipalismo: apuestas que aspiran a cambiar el mapa electoral catalán

En Vilassar de Mar, un pueblo de 20 mil habitantes de la comarca del Maresme con mayoría absoluta de CiU en el gobierno, apostaron por eso que se ha venido a llamar confluencia. Mucho antes que aparecieran propuestas sonadas como la de Guanyem Barcelona –ahora Barcelona en Comú–, que a aspiraba a integrar toda la izquierda alternativa en una candidatura.

Los dos concejales de ICV y la CUP en el consistorio maresmenc pensaron, después de dos legislaturas actuando de forma muy similar, que valía la pena intentar ir juntos a las elecciones en vista de que, al fin y al cabo, sus votos sumados les permitirían haber sacado un concejal más. Hace dos años presentaron una propuesta abierta a los colectivos de la población, que respondieron con la exigencia de formar algo más que una simple coalición.

Así nace Babord, un colectivo asambleario en el que han delegado los partidos y después de mucho trabajo asociativo decide finalmente presentarse a las elecciones. “Más allá de ir juntos a las elecciones, ICV y la CUP ven que por si solos no pueden hacer más que seguir los ítems del pleno municipal, mientras hay una serie de movimentos sociales en Vilassar en que hay gente muy cercana con la puede compartir muchos objetivos”, asegura Pau Arona, miembro de Babord. El acuerdo en Vilassar de Mar es una excepción. En la nueva ola de municipalismo que ha recorrido Catalunya y buena parte del Estado ante las municipales de 2015 se han formado decenas de candidaturas, pero solo en Vilassar y en Caldes de Montbui dos formaciones como ICV-EUiA y la CUP se han puesto de acuerdo.

Del movimiento a la institución

En la resaca del 15-M y con la espuma de movimientos que se produjeron con él, varias corrientes entendieron que era necesaria la apuesta institucional empezando por lo municipal. Y se pusieron a ello. Un abanico de partidos y movimientos de base, sobre todo entre los que ocupan la izquierda del espacio clásico del PSC y variopinto en lo nacional, lanzaron casi simultáneamente iniciativas que pretendían la confluencia entre ellos para formar candidaturas para acceder a los ayuntamientos.

Entre el verano de 2013 y mayo de 2014 diferentes grupos empezaron a trazar estrategias electorales en base a la canalización de luchas ciudadanas. El entorno de Ada Colau sería uno de los más conocidos, pero también surgieron iniciativas del mismo corte al calor de Procés Constituent o en el seno de partidos como ICV y EUiA, aunque de forma incipiente. Todas estas iniciativas miraban de reojo a una tradición municipalista que durante décadas fue el refugio de la izquierda catalana, del PSC a la CUP, en los fríos años del pujolismo.

El impulso municipalista alcanzó a la mayoría de grandes ciudades catalanas entre verano y otoño de 2014. El surgimiento de Podemos como un gran actor tras las elecciones europeas, la puesta en marcha de Guanyem (luego En Comú) en Barcelona y Ganemos (luego Ahora) en Madrid, y el momento de expansión de la CUP, acabaron por dar un sustento supramunicipal a los intentos que se llevaban a cabo en las ciudades. Fruto de todo esto, el próximo 24 de mayo habrá candidaturas de confluencia municipalista en la mayoría de grandes poblaciones de la primera corona metropolitana de Barcelona: Badalona, Santa Coloma, Cornellà o Sant Adrià del Besòs. También en ciudades como Terrassa, Badia, Igualada o Gavà. En cambio, en lugares como Sabadell, L'Hospitalet, Molins, Tarragona o Lleida la confluencia no ha sido posible, y varias marcas luchan por el espacio del nuevo municipalismo.

Confluencias frustradas

No todos los proyectos de suma municipalista llegaron a buen puerto en su voluntad de alcanzar acuerdos amplios. El caso de L'Hospitalet es una muestra de estas confluencias que anduvieron un trecho juntas pero se acabaron frustrando. Guanyem L'H, después L'H En Comú, pretendía agrupar hasta a 7 partidos y movimientos, como ICV, EUiA, Podemos, CUP, Procés Constituent, Pirates y personas independientes. Pero la unidad se fue agrietando y CUP, Procés Constituent y la asociación de independientes Akelharre dejaron de participar en la confluencia entre acusaciones a ICV y EUiA de querer apropiarse del proceso.

L'H En Comú siguió adelante, mermada en número, para llevar a cabo unas polémicas primarias en las que se boicoteó a un candidato independiente y se produjeron irregularidades, algo que hizo que Podemos también abandonara el proyecto y que Barcelona En Comú les retirará el permiso para utilizar la denominación “En Comú”. Actualmente, la pretendida confluencia hospitalense ha quedado reducida a un cambio de nombre de la clásica alizanza entre ICV y EUiA, a la que se suma Pirates, que acudirán a las elecciones bajo el nombre de Canviem L'Hospitalet. Por su parte, la CUP acudirá con marca propia al ayuntamiento de la ciudad del Llobregat.

Sabadell también es el paradigma de los proyectos de unidad frustrados. Esta ciudad del Vallès tiene la particularidad de que el PSC se halla inmerso en una profunda crisis desde que estallara en 2012 la trama de corrupción urbanística conocida como 'caso Mercurio', por el que fue imputado el alcalde de la localidad, Manuel Bustos. En un ayuntamiento políticamente convulso y con importante tradición de izquierdas –entre 1979 y 1999 fue regida por el alcalde Antoni Farrés, del PSUC e ICV–, pero controlado por el PSC durante los últimos 16 años, el caso Pretoria inauguró una crisis electoral que abrió la posibilidad de construir una fuerza municipalista que les arrebatara el gobierno municipal.

Este era el objetivo de los impulsores de 'Sabadell Guanyará'. La idea era hacer una candidatura amplia, recogiendo desde la izquierda anticapitalista hasta socialistas rebotados. Quizás demasiado amplia. “Lo enfocamos como una candidatura de salvación municipal, más transversal que Barcelona En Comú y con vocación inequívoca de ir a por el ayuntamiento”, explica Jordi Serrano, uno de sus impulsores y que participa en Procés Constituent.

Finalmente, Sabadell Guanyarà no llegó a ningún sitio. EUiA tuvo una guerra interna por la cual una parte del partido se lanzó a formar la candidatura Unitat Pel Canvi, junto a ICV y con la presencia de algunos destacados miembros de Podemos. Otra de las ramas de EUiA, la liderada por la regidora Marisol Martínez, formó Guanyem Sabadell. La CUP por su parte suscribió una alianza con Entesa para formar la Crida.

ICV-EUiA, Podemos y la apuesta por la Unidad Popular

ICV-EUiA, juntos o por separado, presentan estas municipales listas en 230 municipios. Pero en muchas de ellas, la coalición ecosocialista ha decidido no presentarse con sus marca tradicional, incluso aunque su candidaturas no haya sido capaz de formar coaliciones que sobrepasen significativamente las fronteras de su espacio político. A modo de muestra, de las 230 candidaturas que presentan los rojiverdes, solo en 23 dicen ir junto a militancia de Podemos, una cifra que el partido morado desmiente en privado y con la boca pequeña.

La apuesta de ICV–EUiA por construir candidaturas de confluencia tiene que ver con una propuesta estratégica que viene de hace al menos un año, según explica Lluís Moreno, secretario de organización municipal de ICV. “Era un objetivo estratégico muy potente. Es un momento difícil para la política institucional y tanto la ciudadanía como nuestra gente reclama procesos de apertura y unidad. Hemos hecho de la necesidad virtud”, reconoce. Al final ICV–EUiA presenta un cuarto de sus listas, 59 de las 221, en alianza con otros grupos. La formación a suscrito pactos con Podemos, con Procés Constituent, con Moviment d'Esquerres, con Avancem, con ERC, con PSC y con la CUP. Pese a la vocación de apertura y unidad que destaca Moreno, se enfrentará a confluencias en importantes ciudades como Badalona, Cornellà o Santa Coloma.

Podemos hizo una apuesta por la Unidad Popular al decidir, a nivel estatal, que no se presentaría en solitario a las municipales. La organización impuso en sus marcas locales la obligación de ir en candidaturas conjuntas o presentarse como agrupación de electores. Con estas condiciones, para los dirigentes de Podem Catalunya el proceso de formación de candidaturas municipales ha sido un caos, hasta tal punto que han optado por la estrategia del laissez faire. A día de hoy continúan sin validar listas en las que se integran personas que participan en sus círculos o que incluso forman parte de sus consejos ciudadanos locales. Dentro del heterogéneo grupo de círculos municipales que forma Podem ha habido de todo, desde quienes se han lanzado a recoger firmas para impulsar agrupaciones de electores, como en El Prat o en Blanes, quienes se han incorporado a título individual a candidaturas no avaladas por Podem Catalunya, como en Sabadell, o quienes dan apoyo extraoficial a varias candidaturas, como en Lleida.

A diferencia de ICV-EUiA, Podemos da apoyo a candidaturas de confluencia en la mayoría de grandes poblaciones del Área Metropolitana, con fórmulas tan variadas como los municipios catalanes. Para muestra, los de Pablo Iglesias se presentan en la capital con Barcelona En Comú (ICV-EUiA, Procés Constituent), en Badalona junto a la CUP y Procés Constituent y en Cornellà bajo la marca “Cornellà en Comú-Crida per Cornellà”, una lista que une a Podemos con Alternativa de Izquierdas de Cornellà (AEC), además de Equo y Procés Constituent. “Si esta candidatura es tan amplia ha sido porque Podem y AEC han tenido claro desde el principio que la apuesta por la unidad era necesaria, además del papel aglutinante de Procés Constituen”, explica Vidal Aragonés, cabeza de lista del municipalismo cornellanense.

Según Aragonés, Cornellá en Comú-Crida per Cornellà tiene posibilidades de entrar con fuerza en el ayuntamiento, lo que rompería la hegemonía histórica del PSC en uno de sus grandes feudos del Baix. “Creemos que el PSC tendrá sus peores resultados desde el 79. Esto provocará que tengan que buscar socios para gobernar. Nosotros ya hemos dicho que no gobernaremos con ningún partido de derechas, ni con quien practica políticas de derechas como el PSC. Por eso queremos saber si ICV-EUiA estaría dispuesto a pactar con nosotros o entraría en un gobierno de imputados”.