Por primera vez desde la restauración de la Generalitat, un Govern ha presentado al Parlament unos presupuestos sabiendo que no tenía los apoyos necesarios para tramitarlos. Y por primera vez, la Cámara los ha devuelto al ejecutivo. Los grupos de la oposición han aprobado sus respectivas enmiendas a la totalidad por 72 votos a favor. Sólo los 62 diputados de Junts pel Sí han votado a favor de continuar tramitando las cuentas.
La devolución de las cuentas al Govern deja la legislatura en un escenario incierto. Puigdemont ha dado por roto el pacto con y ha anunciado que se someterá a una cuestión de confianza en septiembre. Junto a la campaña electoral y los resultados del próximo 26J, el examen de confianza al Govern marcará los próximos pasos de la legislatura catalana. La CUP ha reiterado que el acuerdo con Junts pel Sí no se ha roto sino que “ha mutado”.
Antes de la votación, el pleno se ha suspendido casi treinta minutos para una reunión del grupo parlamentario de Junts pel Sí y el ejecutivo en la que Puigdemont ha trasladado su anuncio. Al Govern de Puigdemont, una vez que el president ha dado por amortizada la alianza con la CUP, se le abren un abanico de alternativas cada una más complicada que la anterior: intentar recoser el pacto con la CUP para la moción de confianza o optar por la geometría variable con los demás grupos (lo que obligaría a aminorar o paralizar el proceso soberanista). En última instancia, si Puigdemont pierde la cuestión de confianza, tendría que ser sustituido por otro president de la Generalitat que casi con seguridad convocaría otras elecciones.
Tal y como marca el Estatut, las elecciones anticipadas sólo se podrían convocar a partir del 27 de septiembre de 2016, fecha en que se cumplirá un año de las elecciones de 2015 que dejaron una mayoría independentista por primera vez en el Parlament pero que se ha demostrado incapaz para aprobar los presupuestos.