Las grietas en el bloque que hizo a Sánchez presidente amenazan los presupuestos en España, Catalunya y Barcelona

Los partidos que en mayo se pusieron de acuerdo para sacar adelante la moción de censura contra Mariano Rajoy han sido incapaces de mantener esa alianza. Tampoco la han exportado a otras instituciones donde PSOE, Podemos y sus confluencias o los independentistas gobiernan en minoría. La quiebra del bloque que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa ha supuesto la triple parálisis del Gobierno de España, de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona. Tres instituciones que afrontan ya el segundo mes del año sin presupuestos por falta de apoyos.

La enmienda a la totalidad anunciada este lunes por ERC, a la que podría sumarse también el PDeCAT, ha supuesto el aviso claro de los independentistas al Gobierno de que no aprobarán los presupuestos a cambio de nada. Los republicanos continúan reclamando un “gesto” de Sánchez, bien en la cuestión de los presos o bien una mesa sobre la autodeterminación. El independentismo sabe que son dos campos en los que el PSOE no está dispuesto a hacer ninguna concesión. Pero, por si acaso, este lunes Joan Tardà ha subrayado que una enmienda como la que plantean se puede retirar.

Para el Gobierno es la peor de las situaciones previas a la votación aunque la enmienda a la totalidad es uno de los escenarios que barajaba. Tanto en Moncloa como en Ferraz tienen un hilo de esperanza basado en que las enmiendas se pueden retirar hasta el último momento, pero son conscientes de que la coincidencia del pleno –el próximo 13 febrero– con el inicio del juicio al 'procés' no ayuda en su objetivo, según las fuentes consultadas.

“Tratándose de ERC no se sabe hasta el último momento”, señalan fuentes socialistas sobre la posible retirada de la enmienda a la totalidad durante el curso del pleno de la próxima semana. “La posición definitiva es la del día 13, hasta ese momento se puede retirar, no tiene por qué ser la decisión definitiva”, señalan desde Moncloa, donde evitan hablar del “resultado final” en este momento.

Uno de los alicientes que ven los socialistas para mantener ese optimismo es que el anuncio de ERC responda a una jugada en su competición con el PDeCAT. “ERC quiere marcar su posición”, expresan fuentes socialistas, que creen que los republicanos quieren desmarcarse de su aliado de gobierno en Catalunya: “Responde a esa estrategia política”.

O presupuestos o distancia con el independentismo

Lo que tienen claro en el Gobierno es que usarán la baza que le queda a Pedro Sánchez de pulsar el botón nuclear de convocatoria de elecciones hasta el final. En Moncloa están convencidos de que los aliados del PSOE en la moción de censura no quieren que las generales coincidan con las municipales, europeas y autonómicas del 26 de mayo. El Ejecutivo ya ha empezado a deslizar que un fracaso en las cuentas llevaría a las urnas, aunque no se ha querido comprometer con una fecha concreta más allá de que la legislatura se vería acortada.

Los plazos de la tramitación parlamentaria dejan el camino expedito al presidente para convocar en esa fecha, aunque en reuniones con los barones socialistas les ha trasladado que no es su intención. Los actuales gobiernos autonómicos socialistas no quieren que se produzca la coincidencia porque consideran que si se entremezcla el debate nacional con los puramente municipales y regionales salen perdiendo.

En el PSOE consideran, no obstante, que una derrota en los presupuestos les facilita el discurso: “Si salen bien y si no, el relato nos beneficia”, explican fuentes socialistas a eldiario.es. En las filas de Sánchez cundió la preocupación ante la debacle en Andalucía porque consideraron que el conflicto catalán y la posición de diálogo con el Govern de Quim Torra les había pasado factura.

En ese momento Moncloa cambió de estrategia y decidió llevar las cuentas al Congreso. La idea que manejó entonces el equipo de Sánchez es que si se aprobaban, podría agotar el mandato; y que, en caso de que no fuera así, demostraría que no hay ninguna alianza con los independentistas. En el caso de que no salgan adelante, además, el PSOE tiene un argumentario claro: situar a ERC y PDeCAT en la “pinza” con las derechas de PP y Ciudadanos, como hizo con Pablo Iglesias cuando votó 'no' en la investidura fallida de Sánchez en 2016.

Conversaciones rotas en la Generalitat

La suma de JxCat y ERC consiguió diputados suficientes para sacar leyes adelante solo con la abstención de la CUP. Pero la suspensión de diputados decretada por el Supremo dejó al bloque del Govern en minoría y en brazos de los 'comuns' para sacar adelante los presupuestos. Finalmente, tras varias reuniones, la semana pasada Catalunya en Comú acabó levantándose de la mesa de negociación. Exigían que el vicepresident Pere Aragonès aclarara de donde pensaba obtener los recursos, si no era de los presupuestos del Estado ni de una reforma fiscal.

El proyecto económico de la Generalitat es de vital importancia para ERC y Aragonès, que pretendía erigirse en el responsable de revertir los recortes comenzados en 2010. Pero, pese a ello, el Govern se niega a subordinar la aprobación de unas cuentas a otras. Los planes del vicepresident pasan por hacer una última oferta a los 'comuns', explicar sus números y apelar a que sería la segunda prórroga consecutiva para unos presupuestos catalanes. La decisión de si llevarían las cuentas al Parlament aún sin apoyos no está tomada, según explican fuentes de Economía.

Colau, a la espera del Palau y de la Moncloa

El gobierno municipal de Barcelona no está en una situación mejor. Los 'comuns' han tratado de poner en marcha un efecto dominó que sirviese para aprobar los primero los presupuestos españoles, luego catalanes y, finalmente, los del Ayuntamiento, pero las cosas se han ido complicando. Colau no ha sido capaz de obtener apoyos suficientes para sacar adelante ninguno de sus anteriores tres proyectos económicos, por lo que acudir a la campaña electoral con presupuestos sería balsámico.

El responsable de las cuentas en el ayuntamiento, Gerardo Pisarello, está a la espera de ver qué ocurre en el Congreso y en el Parlament. Si esos escenarios se desencallan, Barcelona en Comú tendría opciones de negociar, con el PSC y con ERC en el Ayuntamiento. Pero esa ecuación será imposible si las relaciones entre los dos socios potenciales están rotas en el resto de niveles. Es por eso que tanto Podemos como los 'comuns' tratan de ser el “pegamento” de la alianza de la moción de censura. Un papel que ellos mismos se otorgaron pero que les desgasta más y más conforme las grietas del bloque crecen.