Dignidad democrática y libertad
Ante un 11 de septiembre de nuevo excepcional, los presos/as y los exiliados/as políticos/as catalanes/as volvemos a llamar a la sociedad catalana a protagonizar una movilización excepcional. Antes de la sentencia del Tribunal Supremo y mientras la represión contra los derechos humanos, civiles y políticos continúa, estamos convencidos/as de que sabremos hacer de la manifestación de la próxima Diada un clamor de persistencia y confianza en el futuro. No dejaremos que nos quiten la ilusión de hacer el país que queremos.
Barcelona, la capital de Catalunya, debe ofrecer al mundo el mensaje claro e inapelable de unas calles llenas de compromiso y transversalidad. La manifestación de la Diada siempre ha sido un gran ejemplo de cómo, juntos, respetando las diferencias y los matices de cada uno, hemos sido capaces de crecer y de internacionalizar la causa colectiva por la autodeterminación, para decidir nuestro futuro político en democracia y en libertad. Todo el mundo es bienvenido, nadie será nunca vetado.
El 1 de octubre fue posible porque los objetivos comunes y la determinación de hacer valer nuestros derechos sumaron por encima de la violencia del Estado. Sabemos que uno de los principales objetivos de la represión es la división. Por eso, la fortaleza democrática del soberanismo, elección tras elección, sólo se entiende desde esta voluntad clara de construir un futuro compartido. Así, contra la frustración, es necesario volver a la serenidad, generosidad, madurez y determinación del 1-O.
Conjurémonos para convertir este 11-S en un nuevo hito indiscutible de la voluntad democrática del pueblo de Catalunya. El éxito de la Diada será la mejor antesala de la respuesta ante la sentencia del Tribunal Supremo, la mejor oportunidad para escenificar la fuerza y el potencial del movimiento soberanista; de decir alto y claro que la única sentencia justa es la absolución de todos los encausados de los diferentes tribunales y el final de todos los procesos judiciales y policiales contra aquellas personas que son perseguidas por su compromiso con la plena libertad de nuestro pueblo. La movilización pacífica y democrática nos ha permitido avanzar como sociedad.
El 11-S debemos decir alto y claro que la única sentencia justa es la absolución de todos los encausados/as de los diferentes tribunales. La vulneración de los derechos políticos de los diputados/as, senadores/as, eurodiputados/as, de miles de activistas y, por extensión, de millones de votantes, así como la deshumanización del millar de heridos y de los más de dos millones de votantes del 1-O, son dos caras de la misma moneda: la represión.
El gobierno español en funciones sigue rechazando el diálogo, un diálogo constructivo y sin renuncias, con Pedro Sánchez imitando a Mariano Rajoy en la irresponsabilidad de rechazar una resolución política para un problema político. El Estado continúa ignorando la vulneración de derechos fundamentales denunciada, entre otras, por las Naciones Unidas, mientras estamos a las puertas de castigar penalmente derechos y libertades fundamentales.
La sociedad catalana rechaza la represión y quiere decidir su futuro con libertad. Y estamos convencidos/as de que no se quedará impasible. Porque este retroceso democrático va mucho más allá del independentismo y afecto a toda la ciudadanía y, en especial, a cualquier movimiento político o social que quiera ejercer libremente sus derechos fundamentales. Por eso, hacemos de nuevo un llamamiento a todos los demócratas de nuestro país, del conjunto del Estado y de la comunidad internacional para unirse en esta defensa de los derechos y de las libertades fundamentales.
Desde Mas d’Enric, Puig de les Basses y Lledoners, desde Bruselas, Ginebra y St Andrews, nos sentimos afortunados y afortunadas porque cada día hemos tenido y hemos sentido el apoyo de centenares de miles de catalanas y catalanes que también denuncian la injusticia, que no pierden el anhelo y trabajan obstinadamente para vivir en un país más justo y mejor.
Por ello, a pesar de los muros o los quilómetros de distancia, os hablamos desde la serenidad y la determinación. Nos encomendamos al espíritu de dignidad y coraje de todas las Diadas, que nos pedís cada uno de vosotros en todo momento. Con la serenidad de saber que todo esto lo estamos haciendo juntos y que no nos dejaremos a nadie por el camino. Estas dos condiciones son las que nos llevarán a la libertad completa de todos los ciudadanos de este país, haya nacido donde hayan nacido y vivan donde vivan y piensen como piensen.
El 11 de septiembre llenemos Barcelona de dignidad democrática y libertad, sin ningún miedo a seguir defendiendo la independencia y la República Catalana como el mejor proyecto de presente y futuro, y como la mejor alternativa democrática, ante un Estado que no tiene ninguna respuesta para la ciudadanía de Catalunya y que sólo responde con la represión y con un “NO” permanente.
Con el recuerdo de los que ya no están y por el futuro de los que tienen que venir, compartir esta lucha con todos vosotros es un honor. Para volverlo a hacer, es necesario volver a estar.
Dolors Bassa, Antoni Comín, Jordi Cuixart, Carme Forcadell, Joaquim Forn, Anna Gabriel, Oriol Junqueras, Clara Ponsatí, Lluís Puig, Carles Puigdemont, Raül Romeva, Josep Rull, Marta Rovira, Jordi Sànchez, Meritxell Serret y Jordi Turull.