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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las presiones para ratificar la independencia arrecian sobre Puigdemont con el soberanismo dividido

El carrusel de presiones al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, está lejos de calmarse. A poco más de un día para que su Govern dé una respuesta al requerimiento del Ejecutivo de Mariano Rajoy, sus socios en la cámara catalana (CUP), entidades independentistas (ANC) e incluso miembros de su propio partido (PDeCAT) aprietan al president para que siga adelante con la declaración de independencia de Catalunya. El reloj corre y el soberanismo, al igual que Rajoy espera, cada vez más fragmentado, una respuesta del president.

Si bien la bola de nieve alcanza ya a casi todas los flancos del independentismo, su principal aliado en el Govern, Esquerra Republicana, ha sido el único que este sábado ha dedicado unas palabras tranquilizadoras a Puigdemont. El número dos del Govern, Oriol Junqueras, ha pedido a sus seguidores “confianza” en el president.

El número dos de la Generalitat ha llamado a cerrar filas con Puigdemont tras una semana de tiranteces en el Govern por la suspensión de la declaración de independencia. Lo ha hecho tras un multitudinario Consejo Nacional de la formación republicana. El líder de ERC ha apostado además por la “unidad” entre las fuerzas independentistas (Govern, partidos, entidades soberanistas y sociedad civil) con el objetivo de “caminar hacia la república catalana”.

La CUP quiere una respuesta “nítidamente” afirmativa

Bastante menos conciliadora se ha mostrado la CUP. “Exigimos que la respuesta al requerimiento sea nítidamente afirmativa”. Así ha expresado Núria Gibert –portavoz del secretariado nacional de la CUP– la postura de la formación anticapitalista ante la inminente respuesta que el president debe dar a Rajoy. El partido independentista ha exigido además la celebración de un pleno monográfico sobre la independencia que acabe con la proclamación de la república catalana.

Las palabras de la CUP, igual que las del vicepresident del Govern, también han llegado en una reunión extraordinaria de su consejo político. Los cupaires, decepcionados por la suspensión de la independencia el pasado martes, han supeditado su actividad parlamentaria ordinaria a la respuesta de Puigdemont al Estado. El portavoz del partido, Quim Arrufat, ya anunció el mismo 10 de octubre que los anticapitalistas estarían dispuestos a abandonar el Parlament si el president no daba marcha atrás a la anulación de la independencia.

Los cupaires consideran que el Govern tiene debe impulsar la independencia para “estar a la altura del mandato claro y unívoco” de la población el pasado 1-O. Con el objetivo de empujar hacia una declaración de independencia irreversible, la CUP ha anunciado movilizaciones la semana que viene para “defender” el resultado del referéndum.

La CUP no ha sido la única que en las últimas horas ha enviado un mensaje al president en ese sentido. Miembros de su propio partido (PDeCAT) han exigido, mediante un comunicado, que el president diera marcha atrás y levantara la suspensión de la declaración de independencia. Una treintena de miembros y simpatizantes de la antigua Convergència han considerado que Puigdemont, simplemente, no debía contestar la misiva de Rajoy al tratarse ya Catalunya de un “Estado soberano”.

La división ha alcanzado incluso a una de las entidades independentistas con más calado. La ANC ha manifestado con claridad también que el diálogo no es posible y que el president debía retomar la vía de la independencia. Pese a la firmeza con la que han manifestado el mensaje en público, la postura ha comportado división en la organización, según avanzaba La Vanguàrdia. Tanto es así que la vicepresidenta de le entidad, Natàlia Esteve, ha presentado su dimisión, alegando motivos personales.