Puigdemont cuenta en su nuevo libro que Zapatero contactó con él a petición de Sánchez para explorar una vía de diálogo
Un emisario de José Luís Rodríguez Zapatero se puso en contacto con Carles Puigdemont unas semanas después de que Pedro Sánchez llegara a la presidencia del Gobierno. El objetivo del expresidente, que según el mensajero actuaba con autorización de Sánchez, era abrir una vía de diálogo sobre Catalunya, para lo que pidieron a Puigdemont que nombrara a alguien de su confianza para verse con Zapatero. Así lo explica el propio expresident de la Generalitat en el segundo volumen de su libro de vivencias, La lucha en el exilio (Plaza y Janés), escrito junto al periodista Xevi Xirgo, y que saldrá a la venta el próximo 10 de septiembre.
Tal y como ya ocurría en el primer volumen, Me explico, los autores han optado por ocultar algunas partes del texto para no comprometer a sus protagonistas. En este caso, el nombre de la persona que contacta con Puigdemont en nombre de Zapatero aparece tachado, por lo que no se desvela su identidad. En el mismo capítulo sin embargo da otros detalles, como que el elegido por el expresident para ser su enlace fue Ramon Tremosa, nombrado la semana pasada conseller de Empresa.
Otro de los detalles que explica es que el emisario, hablando de parte de Sánchez y Zapatero, reclamó a Puigdemont el 29 de agosto de 2018 que lanzara un mensaje al independentismo para tratar de rebajar la tensión por los lazos amarillos, un asunto que había generado algunos enfrentamientos durante el verano. Una petición que el líder de JxCat aceptó, por lo que emitió un vídeo en el que llamaba a sus acólitos a “no caer en provocaciones” y evitar escalar el conflicto en las calles.
Reproducimos a continuación el capítulo de La lucha en el exilio:
Miércoles, 29 de agosto
Hoy ha hecho público un mensaje a través de las redes sociales. Es un vídeo registrado en su despacho de Waterloo en el que hace un llamamiento a la calma y pide «no escalar un conflicto» a raíz de la polémica existente desde hace días en Cataluña con los lazos amarillos, el símbolo de apoyo a los políticos independentistas que se encuentran en prisión preventiva.
Durante los últimos días se han producido incidentes en varios municipios catalanes, sobre todo por la insistencia de Ciudadanos en avivar el conflicto. Hoy mismo Albert Rivera e Inés Arrimadas han ido a Alella, en el Maresme, y se han dedicado a arrancar lazos amarillos que había en las calles. Los máximos dirigentes de Ciudadanos en España y en Cataluña han asegurado ante las televisiones, convenientemente avisadas de la acción, de que «no habrá convivencia en Cataluña hasta que haya neutralidad en el espacio público. Aunque algunos no quieran reconocerlo, en Cataluña se está demostrando que hay fractura social».
El vídeo del president no es casual ni obedece solo al deseo de que no haya una escalada del conflicto. Responde, también, a la voluntad del nuevo gobierno español encabezado por el socialista Pedro Sánchez, que hace dos meses ganó la moción de censura contra Mariano Rajoy, de desescalar el conflicto.
El mes pasado, cuando el president todavía estaba en Alemania, le llamó XXXXXXXXXXXXXX. Se habían visto antes. Habían coincidido en una cena en la Casa dels Canonges en 2017 a la que también asistieron XXXXXXXXX, XXXXXXXX, XXXXXXX, XXXXXXXX y XXXXXXXXXX. Puigdemont tiene buen recuerdo de aquella cena.
La llamada de XXXXXXXXXX que recibió el mes pasado fue muy importante. Hacía días que XXXXXXXXXXXX quería ponerse en contacto con él, pero no podía porque el número de teléfono del president que tenía era antiguo y Puigdemont lo había dado de baja. Desde entonces, ha tenido que cambiar de teléfono en un par de ocasiones. Finalmente XXXXXXXXXXX se puso en contacto con Ramon Tremosa para que hiciese de puente con el president.
«Que me mande un mensaje identificándose, para que yo sepa que es él, y entonces me pondré al teléfono», le dijo Puigdemont a Tremosa.
—Te llamo por encargo del presidente Zapatero —le dijo XXXXXXXXX cuando por fin pudieron hablar—. Ya sabes que Zapatero y yo somos amigos, que tenemos una buena relación personal.
Puigdemont lo recordaba porque él mismo se lo comentó en aquella cena.
—Yo no soy socialista, soy XXXXXXXX, pero tengo mucha confianza en Zapatero y creo que es una persona que puede ayudar en estos momentos. Tengo autorización para decirte en su nombre que él a su vez tiene autorización de Pedro Sánchez para iniciar un contacto. Ambos creen que es necesario establecer un diálogo con Cataluña. Saben que será muy difícil, pero que habrá que intentarlo. Y tú, aquí, eres la persona clave —le dice.
–Es evidente que estoy de acuerdo, es necesario dialogar. Nosotros llevamos meses diciéndolo. Sin embargo, creo que debería estar también ERC. No creo que sin ellos podamos hacer nada. ERC debe estar presente —contesta Puigdemont.
—Sí, sí, claro. Por descontado...
—Traslada, pues, si quieres, mi disponibilidad a abrir un canal confidencial –le dice el president.
Pocos días después, XXXXXXXXXXX le volvió a llamar:
–Mensaje recibido. Están de acuerdo. Ahora Pedro Sánchez está de viaje unos días en Sudamérica, pero Zapatero me dice que nombres a una persona de tu estricta confianza para que se pueda reunir con él y conmigo donde tú digas, en Barcelona, en Madrid o donde tú decidas.
—La persona de contacto es Ramon Tremosa. Él ya está avisado. Llámalo cuando quieras.
«Pensé que, si se veían en Madrid, nadie sospecharía de él, mientras que si veían a Zapatero por Barcelona, se levantaría la liebre.»
Sin embargo, hace un par de días, en plena crisis por los lazos amarillos, XXXXXXXXXXX volvió a llamarle:
–Oye, eso está en marcha. Pero ahora te llamo de parte de Zapatero, que ha hablado con Sánchez y me dice que están muy preocupados por el tema de los lazos amarillos. Me piden si puedes transmitir algún mensaje para calmar los ánimos.
XXXXXXXXXXX fue todavía más allá y le contó que el expresidente español tenía previsto visitar a los líderes independentistas, que los vería a todos –primero a los Jordis— y, a la salida de la visita, haría unas declaraciones donde no mencionaría la independencia y hablaría solo de los derechos humanos y de las personas.
—Hombre, pues estaría muy bien.
–A cambio, tú deberías hacer algo, un mensaje a los catalanes por el asunto de los lazos amarillos, para intentar que no vaya a más – le pidió XXXXXXXXXXX quien incluso llegó a pasarle una propuesta de texto.
A Puigdemont no le gustó y le hizo una contrapropuesta:
–¿Qué te parece si redacto yo una propuesta y te la mando? Pocas horas después de recibir el texto, le dio el visto bueno:
—He hablado con Zapatero, que ha hecho llegar el texto a Sánchez, y dicen que adelante.
El vídeo de Puigdemont es contundente: «Hago un llamamiento a no escalar un conflicto sobre los lazos amarillos. Tenemos que hacer frente con serenidad a los que han diseñado una escalada de confrontación, no caer en provocaciones que solo alimentan actitudes radicales que dificultan el necesario diálogo entre las partes. Todas las expresiones tienen cabida en las calles de Cataluña, pero no debemos hacer ninguna concesión a la violencia y la censura. Todos los que tenemos responsabilidad debemos implicarnos sin ambigüedades ni vacilaciones en la condena de todo acto de violencia que persiga coartar la libertad de expresión de los demás».
Es un mensaje pactado entre Puigdemont y la Moncloa. El president solo informará de la negociación al expresident Artur Mas y al president Quim Torra. A nadie más.
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