La política catalana tiene una querencia histórica por las prórrogas. Carles Puigdemont se convirtió en president el último día en que el Parlament podía investirle antes de quedar disuelto tras las elecciones de 2015 y, ahora, su sucesor podría tener un margen no mucho más amplio. A 16 días para que la repetición electoral sea inevitable, Puigdemont ha reunido a los diputados de JxCat en Berlín sin apenas pistas de por qué camino se decantará.
El president cesado y su entorno vienen repitiendo que no desean volver a elecciones, un escenario que consideran poco conveniente para sus intereses pero que tampoco descartan de plano. La opción que gana adeptos en JxCat es el de la llamada 'opción D', es decir, buscar un candidato sin causas judiciales abiertos para solventar la investidura y poder formar Govern. La incógnita es cuál de los 33 diputados escogerá Puigdemont. Las quinielas están abiertas.
El ex-alcalde de Cerdanyola y antiguo miembro de ICV, Antoni Morral, es un nombre que en las últimas horas ha ganado protagonismo, después de que su nombre haya sido deslizado desde Economía Digital. Fuentes del partido no lo descartan, aunque esto no es decir demasiado; en el entorno de JxCat se descartan cada vez menos opciones. El vicepresidente del Parlament, Josep Costa, también es uno de los nombres que diferentes medios sitúan entre los bajarados, igual que el de la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas.
El único nombre que parece haber desaparecido del bombo, al menos por el momento, es el de Elsa Artadi, una de las más estrechas colaboradoras de Puigdemont. Fuentes de la candidatura hace meses que mantienen que su decisión personal es no dar este paso. Ni siquiera después de que diversos miembros de su espacio, como el encarcelado Jordi Sànchez o la presidencia del PDeCAT, Neus Munté, salieran públicamente a apoyarla como candidata.
Pero Artadi es considerada entre los suyos como poseedora de un perfil suficiente para ser la verdadera sustituta de Puigdemont el día que él se retire, y no solo su delegada por la forzada ausencia. En JxCat hay diferentes sensibilidades sobre cómo debe actuar el independentismo, y las más reticentes a nombrar un sustituto solo se han abierto a ello con la condición de que el designado acepte un papel estrictamente subsidiario a Puigdemont.
Es por esta razón que la elección del nuevo aspirante a presidir la Generalitat será de Puigdemont, algo que acepta el PDeCAT y también ERC. Pero eso no significa que de la reunión que JxCat celebrará este sábado salga ya un nombre concreto. De hecho, el presidente cesado podría aún posponerlo, sobre todo dependiendo de cuál sea la posición sobre la investidura que marquen los socios de la ANC. La influyente Assemblea Nacional está llevando a cabo una consulta entre sus bases para decidir entre apoyar un nombre sustituto o reclamar elecciones. Una elección en la las bases independentistas podrían estar fuertemente divididas.