Catalunya es, como él mismo suele recordar, la tierra de Albert Rivera. Pero también es su principal talismán electoral. El líder de Ciudadanos forjó su carrera política en el Parlament y, en 2015, dio el salto al Congreso luciendo sus credenciales como político de centro, constitucionalista y azote del nacionalismo catalán. Ahora, a las puertas de una repetición electoral en la que sus dos principales competidores, PSOE y PP mejoran en las encuestas y Ciudadanos cae, Rivera apuesta por su tema estrella para ganar visibilidad y dejar encarrilada la campaña.
Este martes, coincidiendo con el segundo aniversario del 1 de octubre, Rivera ha vuelto al Parlament para ponerse al frente de la moción de censura registrada por la jefa de filas de su partido en Catalunya, Lorena Roldán. La iniciativa no pretende sacar a Quim Torra de la presidencia, pues los diputados no independentistas no alcanzan la mayoría absoluta necesaria, sino que busca volver a tomar las riendas en la batalla contra el separatismo y, de paso, obtener un argumento contra Pedro Sánchez debido al voto del PSC.
“¿Prefieren a Torra o la convivencia?”, se preguntaba Rivera desde el Parlament sobre el PSC, para finalmente resolver: “No se entendería que el Partido Socialista no esté al lado de la convivencia”. El líder de Ciudadanos revelaba así el verdadero objeto de sus dardos: el PSOE. Un partido que, como recuerdan desde las filas de Roldán, “ha pactado con el partido de Torra en la Diputación de Barcelona y con los independentistas en más de 40 municipios”.
Esos datos son ciertos y, el PSC no los esconde. De hecho, el partido los exhibe como prueba de que pueden dialogar y llegar a acuerdos con todas las sensibilidades, “siempre dentro de las reglas y la ley”. A esa lista de agravios, ahora Ciudadanos podrá sumar también que el partido de Miquel Iceta no les apoyará en la moción de censura, después de que los socialistas catalanes hayan anunciado que se decantan por la abstención.
“Tan evidente es que Torra es el problema de Catalunya, como que Ciudadanos no es la solución”, ha asegurado la portavoz parlamentaria socialista, Eva Granados, que ha remarcado que, junto a “un buen Gobierno que respete la ley”, Catalunya también necesita un “diálogo”, algo que a su parecer el partido de Rivera y Roldán ha demostrado que no puede prometer.
Carrera contra el PSOE y el PP
Mientras los socialistas catalanes agitan la bandera del diálogo en el Parlament, el mensaje desde la Moncloa es el más duro posible contra el independentismo. Desde la detención la semana pasada de los miembros de los CDR acusados por terrorismo, Sánchez ha exigido constantemente a los líderes soberanistas que condenen la violencia y se ha mostrado dispuesto a aplicar el 155 desde la Diputación Permanente del Senado. El objetivo del PSOE es acudir a las elecciones con un discurso fuerte y de Gobierno sobre el conflicto catalán, y poder seducir a votantes de centro que en su momento se decantaron por Rivera.
Pero esto no amilana a Ciudadanos, que cree tener en el tema catalán una posición imbatible. Este miércoles el exabogado del Estado Edmundo Bal y el líder de la oposición, Carlos Carrizosa, tienen previsto acudir a la Fiscalía para presentar una denuncia contra Torra por su supuesta conexión con los CDR encarcelados. Una acción por la vía penal de especial dureza y que desde el PSOE difícilmente se podría igualar.
Para completar su receta, este martes Rivera ha vuelto a reclamar la aplicación del 155, una medida que desde el Gobierno consideran que aún no se dan las condiciones para aprobar y que ya ni siquiera es la preferida del PP. Este lunes Pablo Casado celebró su consejo de dirección en Barcelona y propuso cinco medidas como que el Gobierno tome el mando de los Mossos, controlar TV3 desde el Consejo del Audiovisual o intervenga las cuentas de la Generalitat con la ley de Sostenibilidad Financiera. Pero el PP esquiva ahora hablar del 155, después de que en la pasada campaña prometiese que lo activaría en “el primer consejo de ministros”.
Arreglar las encuestas en Catalunya
Ciudadanos ha obtenido sus mejores resultados, tanto en Catalunya como en el conjunto de España, en los últimos dos años, mientras el procés y sus consecuencias han estado bajo el foco de la opinión pública. Pero los últimos sondeos comienzan a mostrar una tendencia a la baja del partido de Albert Rivera. El último CIS confirmó la tendencia de otras encuestas publicadas en los medios, en las que el PP comía terreno mientras la formación de Rivera experimentaba una bajada de hasta 3 puntos porcentuales.
La formación apuesta por utilizar la renovada vigencia del debate catalán para taponar la sangría y, en las últimas semanas, tanto Rivera como Arrimadas han vuelto a estar muy presentes en el territorio catalán. La semana pasada ambos líderes contraprogramaron el primer debate importante de su compañera en el Parlament, Lorena Roldán, cuando optaron por acudir a la localidad de Vic en un acto sin preguntas centrado en el atentado de ETA sufrido por la Guardia Civil hace 26 años.
Los estrategas de Ciudadanos están convencidos de que estos actos políticos –sin preguntas de la prensa–, en localidades hostiles donde a veces son abucheados o insultados, dieron en la pasada campaña una enorme rentabilidad electoral. Así que, ante las elecciones del próximo 10 de noviembre, la formación opta por repetirlos. Pero, como ya le pasara en las últimas elecciones en menor medida, en Catalunya tendrán una competidora que apuesta por la misma estrategia: Cayetana Álvarez de Toledo. Una portavoz nacional del PP que, cuando la semana pasada supo que Arrimadas había acudido a Catalunya durante el debate de política general, viajó hasta Barcelona para presentarse en la tribuna del Parlament.