Salvador Illa: “Veo francamente difícil gobernar con Junts en la Generalitat”

Neus Tomàs

6 de abril de 2024 21:26 h

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Salvador Illa (La Roca del Vallès, 1966) repite como candidato del PSC convencido de que volverá a ganar las elecciones autonómicas y que esta vez, a diferencia de hace tres años, podrá ser presidente de la Generalitat. No se cierra ninguna puerta aunque explica que sus prioridades están en el centro-izquierda y reconoce que con el partido de Carles Puigdemont será muy difícil que compartan gobierno.

En todas sus intervenciones se presenta como el único aspirante capaz de dar carpetazo definitivo al procés e insiste en que hay que acabar con “el victimismo y la queja” de ERC y Junts. Su alternativa a la confrontación es la cooperación y define la ley de amnistía como un gesto de generosidad para pasar página a una década que él considera perdida. “Quiero poner los servicios públicos como prioridad del Govern y trabajar para unir a los ciudadanos y no dividirlos más”, repite casi a modo de lema de campaña.

¿Para ser presidente de la Generalitat necesita que el independentismo pierda la mayoría en el Parlament?

Necesito tener más votos a favor que en contra del Parlament de Catalunya, y por tanto tener la confianza de los catalanes, que es a lo que voy a apelar en la precampaña y la campaña electoral. Catalunya necesita un cambio. Hemos perdido 10 años, protagonizados por formaciones independentistas, ERC y Junts, que han llevado a unos servicios básicos muy por debajo de lo que necesita el país: la energía, el agua, las infraestructuras, la educación, la sanidad, los servicios sociales…Que ellos pasaran a la oposición le iría bien al país.

¿Junts y ERC son iguales?

No son iguales, pero han concurrido conjuntamente a las elecciones no hace tanto y han gobernado juntos muchos años. Les hago a ambos responsables de la situación en la que está Catalunya a día de hoy en temas muy esenciales para los ciudadanos.

El exalcalde Xavier Trias ha abogado de nuevo públicamente por una sociovergencia en la Generalitat, pero la ve difícil. ¿Y usted?

La veo francamente difícil. Veo conveniente llegar a acuerdos en el arco parlamentario, como los que hemos alcanzado esta legislatura en materias que son de interés para la ciudadanía, no solo con Junts, sino con ERC o los comuns. Incluso con el PP podríamos llegar a acuerdos. Lo que veo muy difícil es gobernar juntos.

¿Su fórmula de pacto preferida sería un pacto de izquierdas?

Mi alianza preferida es con los ciudadanos de Catalunya. Apelo a la ciudadanía de Catalunya para que mande un mensaje claro, de un mandato claro, para que haya un Gobierno estable que pueda gobernar estos próximos cuatro años. A partir de ahí vamos a esperar a que hablen los ciudadanos para ver cómo se pueden articular las distintas fórmulas.

Para tener un Gobierno estable necesitará, según todas las encuestas, pactar con algún otro grupo parlamentario.

El secretario general del partido laborista británico, [David Evans], con el que estuve reunido la semana pasada en el Reino Unido, me dijo una frase atribuida a Simon Peres, primer ministro laborista de Israel: “Las encuestas son como un perfume: bonitas de oler, peligrosas de tragar”. En este caso, mejor que huela bien el perfume y que las encuestas nos den buenos augurios, pero vamos a tener mucho respeto por los ciudadanos, los mecanismos de toma de decisión de los ciudadanos y los tiempos. Mi responsabilidad ahora es explicarme y escuchar, y que los ciudadanos decidan.

No soy un iluso, soy consciente de que la capacidad para llegar a acuerdos va a ser relevante, pero voy a apelar a una confianza amplia de los ciudadanos. A partir de ahí veremos. Todo el mundo sabe que mis prioridades están en el centro izquierda, pero vamos a ver cómo van las cosas. Nosotros no vamos a bloquear nada. Intentaremos, siempre con espíritu constructivo, favorecer que haya un Govern estable y con capacidad de tomar las decisiones que Catalunya necesita. 

¿Qué le pasó por la cabeza cuando escuchó a Carles Puigdemont decir que quería terminar el trabajo y hacerlo mejor? 

Nada en especial. La ciudadanía de Catalunya quiere, en su inmensa mayoría, que planteemos soluciones a la incapacidad para responder a una sequía, que nos ocupemos de la educación o que reformemos la sanidad catalana para que vuelvan a tener los niveles de excelencia que tuvo. El señor Puigdemont gobernó en Catalunya un tiempo y no hizo nada de esto. Tampoco el señor Mas. Tampoco el señor Torra. Tres presidentes de Junts o de ese espacio. Y el señor Aragonès, que fue socio de Junts, más de lo mismo. Mi planteamiento será de mayor respeto hacia todos los representantes de otras formaciones y de explicar cómo resolver las cuestiones que preocupan a los ciudadanos de Catalunya.

Los catalanes contrarios a la amnistía consideran que declaraciones como esta del expresident que le citaba o la exigencia de un nuevo referéndum son la prueba de que no es cierto que esta ley favorezca la reconciliación.

Puedo estar equivocado, pero estoy convencido de que la ley de amnistía es una expresión de generosidad de una democracia fuerte y sólida como es la española, y el paso del tiempo lo certificará. Invito a todo el mundo que no lo haya hecho a que se lea el preámbulo de la ley y los principios que invoca. No es una ley pensada para una persona en concreto, sino para el conjunto de la ciudadanía catalana y española. Es un gesto de generosidad para devolver al ámbito de la política lo que pertenece a ese ámbito y para pasar página de una década que ha sido muy mala para Catalunya. Lo que digan ciertas personas, más allá de que me parece de poco coraje moral no reconocer errores y no tener una actitud constructiva, allá cada cual con lo suyo. La ley no tiene como objetivo que ciertos dirigentes políticos digan una cosa u otra, sino abrir un tiempo nuevo en Catalunya.

¿Han sido ustedes más generosos que los independentistas?

No lo sé. No compito en estas cosas, intento que mi espacio político y yo mismo actuemos pensando en el bien común y en solucionar problemas en vez de crear más. 

Si es president, ¿permitirá que se siga negociando en una mesa en Suiza competencias de la Generalitat como las de inmigración, algo que están haciendo ahora el PSOE y Junts?

Si soy president querrá decir que tengo una mayoría del Parlament y que estaré legitimado para hablar en nombre del Govern de la Generalitat como su presidente, y defenderé la institución como creo que corresponde hacerlo a su máximo titular. A partir de ahí, yo no tengo ningún inconveniente en que hablen formaciones políticas de distintos ámbitos, pero preservando la institución de la Generalitat y, sobre todo, preservando la voluntad, si es el caso, de los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya. Espero que nadie olvide que en democracia hay que respetar el voto y la voluntad expresada por los ciudadanos.

Cuando dice nadie, ¿a quién se refiere?

A todo el mundo. Pido que el 12 de mayo todo el mundo respete la voluntad de las urnas. Yo la respetaré y trabajaré desde la posición que se me asigne. 

Pido que el 12 de mayo todo el mundo respete la voluntad de las urnas

¿Entiende que haya gente que se pregunte por qué hay que negociar en Suiza políticas que se aplican aquí?

La ciudadanía quiere que resolvamos los problemas y abramos un tiempo nuevo en Catalunya, y es lo que estamos haciendo. La sociedad civil me pregunta qué haré en vivienda, infraestructuras, sanidad, educación o con la sequía, y es lo que quiero transmitir: quiero poner los servicios públicos como prioridad del Govern y trabajar para unir a los ciudadanos y no dividirlos más. Hay gente que se empeña en poner el foco en la división, pero yo no lo comparto. 

Usted asegura que no habrá referéndum. Pero también rechazó la amnistía y al final se ha aprobado la ley. ¿Por qué los que le creyeron entonces deberían hacerlo ahora?  

Porque lo hemos explicado. No teníamos prevista la amnistía, pero responde a una voluntad expresada en las urnas y a una coyuntura. El referéndum es un elemento divisivo y es todo lo contrario a lo que hay que hacer en una sociedad, y mucho menos ahora, en un momento de cambios geopolíticos profundos. Tengo claro que es mejor la cooperación que persistir en la confrontación. Ante los que insisten en un camino que nos ha llevado a tener la peor educación y la peor sanidad, yo subrayo lo que nos une y la capacidad para llegar a acuerdos. Han sido diez años perdidos. 

Su alternativa a la petición de un referéndum que hacen tanto ERC como Junts es una reforma del Estatut, pero ni el referéndum ni la reforma del Estatut cuentan con apoyos para prosperar. ¿Seguimos empantanados? 

Mi alternativa es mucho más clara y directa: trabajar para afrontar la sequía sin poner en riesgo la economía; que Catalunya vuelva a liderar la educación y la sanidad en España; tomar decisiones en infraestructuras; construir vivienda pública asequible. Servicios públicos excelentes y de calidad, que es lo que no se ha hecho en los últimos diez años y nos ha llevado a la cola de España. Necesitamos generar prosperidad y tomarnos en serio las instituciones de autogobierno de Catalunya.

¿Mejorar la gestión es incompatible con avanzar en el autogobierno?

El primer gran avance en el autogobierno es ejercerlo de forma reconocible por los ciudadanos. El president Aragonès ha dicho que irá al Senado a “trolear” al PP y he leido que alguna formación política [Junts] está buscando en mi pasado para llevarme al fango. ¿Pero esto qué es? ¿Esta es su propuesta para Catalunya? ¿Ofrecen a la sociedad catalana trolear a un partido político y enfangar a un adversario? ¿Esta es su visión de la política? Siempre con la queja, siempre con el victimismo… Yo planteo una política que toque con los pies en el suelo y reivindique el autogobierno ejerciéndolo, con seriedad, rigor y resultados tangibles. Hemos perdido lo básico, y lo primero es recuperarlo.

Argumenta que el Hard Rock es un proyecto que tiene licencia y que no se le puede retirar. ¿Si hubiese dependido de usted, le habría dado ese permiso?

Pido respeto para los procedimientos administrativos, que es donde se rige la credibilidad y reputación de una administración y un país. Los alcaldes de la zona ven bien el proyecto y lo primero que reclaman es seriedad y rigor y no aproximaciones simplistas.

¿A usted le gusta el proyecto? 

Hay cosas que me gustan y cosas que haría distintas, pero es un proyecto que tiene todos los requisitos y que debe tramitarse con el máximo rigor en todos los órdenes.

Los opositores al proyecto le recuerdan que usted fue ministro de Sanidad y que un casino puede favorecer la ludopatía.

También hay gente que tiene problemas con la bebida y hay bodegas, y hay gente que juega con los móviles. Es una aproximación reduccionista del proyecto. Soy consciente de lo que hay en juego, pero hay mecanismos para que los proyectos se tramiten con rigor y no como un ‘todo o nada’, como han planteado algunas formaciones políticos.

¿Se refiere a los comuns?

Todo el mundo sabe a quién me refiero.

O sea, a los comuns.

Sí, pero también a otras formaciones que tras investir a Aragonès no han aprobado los presupuestos [Junts y la CUP].

Los comuns consideran que el PSC que usted lidera es el más de derechas que ha habido por su posición en el Hard Rock pero también su defensa de la ampliación del aeropuerto de El Prat.

¿Esto es ser de derechas? El Gobierno del que formé parte es el que ha tenido una posición más clara en defensa del medio ambiente y contra el cambio climático. Pero no lo concebimos como algo contrario u opuesto a la generación de prosperidad. Los ejemplos que usted me pone muestran la capacidad de respetar y ser muy exigentes en materia ambiental y seguir generando prosperidad en Catalunya.

¿Pero en una situación de emergencia climática es coherente un proyecto que, más allá del espacio donde está ubicado el aeropuerto, implicará un incremento de emisiones?

Depende del tipo de aviación que haya. La conectividad es un elemento esencial para la prosperidad y se puede y se debe hacer con el máximo respeto medioambiental.

Su partido hace bandera de las políticas de seguridad y una de las medidas que apoya es el endurecimiento de las penas por hurtos de móviles. ¿Castigar más resolverá un problema que, como señalan varios abogados y jueces, es claramente social y vinculado a la pobreza?

Quisiera separar las dos cuestiones. Nosotros defendemos una sociedad que reparta la prosperidad para que nadie se quede atrás. Ahí están medidas como el Ingreso Mínimo Vital, el incremento del Salario Mínimo Interprofesional, la revalorización de las pensiones o políticas en la gestión municipal. Y otro ámbito es la seguridad, que es también una política de izquierdas. Lo es porque garantiza el uso del espacio público a aquellos que no tienen más espacio que el público. La idea de que la seguridad es una política de derechas es equivocada.  

Dice que la seguridad es de izquierdas pero endurecer el Código Penal ha sido la respuesta clásica de la derecha.

Lo que hemos pedido es que en el ámbito de Catalunya se respete la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Queremos que se pase de un principio de desconfianza a uno de confianza en su actuación, que no quiere decir que debamos prescindir de mecanismos de evaluación de su trabajo. Lo segundo es que no se les desproteja y lo tercero es que desde las instituciones se lance el mensaje nítido de que hay que respetar el marco de convivencia. 

Al principio fue muy crítico con la gestión del Departamento de Interior. ¿Ha mejorado su percepción?

No. El enfoque ha sido equivocado, basado en esa desconfianza y al principio muy marcado por la coyuntura política. Ha habido tres jefes distintos de los Mossos y esto ya indica en qué estamos. No se ha respetado la autonomía y la jerarquía. Es un conseller al que hemos reprobado en el Parlament. Me sabe mal pero creo que se lo ha merecido. 

La idea de que la seguridad es una política de derechas es equivocada

Antes citaba el problema de la vivienda. La ley impulsada por el ministerio ha provocado que se disparen los alquileres de temporada, algo que muchas entidades ya avisaron que pasaría. ¿Es partidario de prohibirlos?

Yo soy partidario de hacer puntualmente regulaciones pero sobre todo soy partidario de aumentar la oferta de vivienda, que es lo que no se hace. Esto necesita de mucha cooperación con los ayuntamientos y hay que aportar recursos para que haya mucha más vivienda pública.  

PP y Vox, aunque no solo ellos, están insistiendo en su gestión al frente de Sanidad. ¿Puede garantizar que en su etapa al frente del Ministerio no hubo contratos irregulares en la compra de material sanitario?

Lo puedo garantizar y así lo han certificado los organismos que han revisado las contrataciones, que son públicas puesto  que se puede entrar en el portal de Transparencia y en el de Contratación y mirarlas una a una. Fue un periodo muy excepcional en el que hubo que articular mecanismos legales para una situación de emergencia, en la que había que hacer cosas que de ordinario afortunadamente una administración no tiene que hacer.

Estos dos partidos, PP y Vox, en esta campaña le sitúan fuera del ámbito constitucionalista. ¿Le molesta?

Todo el mundo conoce mi trayectoria política y qué quiere que le diga, unos me sitúan ahí, otros me sitúan fuera.

¿Y usted dónde se sitúa?

Claramente en la defensa de la Constitución, que fue un pacto para unir a los españoles que abrió una etapa de progreso. En este capítulo yo no voy a dar lecciones pero tampoco no las voy a recibir de nadie. Como tampoco las voy a dar pero tampoco recibir en el capítulo del autogobierno de Catalunya. De nadie. Sería más fructífero que estas formaciones, de un lado y de otro, aprovecharan estas semanas para explicar a los ciudadanos de Catalunya qué quieren hacer.   

El candidato del PP, Alejandro Fernández, dice que si buscas en el diccionario la palabra procesista sale su foto.

Creo que tiene el diccionario equivocado.

Vea la entrevista íntegra a Salvador Illa.