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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El juicio del procés queda visto para sentencia con la última llamada de los acusados al diálogo

“Muchísimas gracias a todos, visto para sentencia”. Con estas siete palabras el presidente de la Sala Penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, ha concluido este miércoles el juicio del procés tras 52 sesiones que empezaron el pasado 12 de febrero. Antes de que Marchena diera por finalizada la vista oral, los 12 acusados han empleado su derecho a la última palabra para llamar una vez más al diálogo, reclamar al tribunal la absolución y que devuelva el conflicto catalán a la política, así como para criticar con contundencia la Fiscalía. Todo ello con emocionadas menciones a sus familiares.

Los primeros en intervenir han sido el exvicepresident Oriol Junqueras y el exconseller de Exteriores Raül Romeva. Los dos políticos de ERC se han repartido los papeles: a la breve y concisa llamada al diálogo de Junqueras, Romeva ha añadido una crítica contundente a la Fiscalía, de la que ha dicho que “no ha podido aportar ninguna prueba que demuestre el odio de los que estamos aquí sentados”.

Junqueras había empezado más matizado. “Lo mejor para todos es devolver el asunto al terreno del diálogo, la negociación y el acuerdo”, ha apelado el líder de ERC al tribunal. “Hablar y escuchar es la base de cualquier entendimiento”, ha dicho Junqueras, que a diferencia del resto de acusados y de lo que afirmó hace cuatro meses, no se ha declarado preso político.

“Siempre he evitado la mala política que niega el diálogo, la negociación y el acuerdo y les ha traspasado a ustedes la responsabilidad”, ha agregado, sentado frente a Marchena y los otros seis magistrados que deben decidir si lo condenan a 25 años de cárcel como pide la Fiscalía. “Lo mejor para todos es devolver el asunto al terreno del diálogo, la negociación y el acuerdo”, ha concluido.

Romeva ha tomado el testigo y, a diferencia de Junqueras, ha cargado con dureza contra la Fiscalía, la Abogacía del Estado y Vox. “Las acusaciones han buscado castigar y escarmentar una ideología. No por repetirla mil veces, la mentira se convierte en verdad”, ha dicho Romeva. Pero también ha tenido tiempo para defender que la celebración de un referéndum y “escuchar a todo el mundo” es la solución a una situación a un conflicto político como el catalán. “Era mi convicción y lo sigue siendo”.

En el mismo tono, el extitular de Interior Joaquim Forn ha mostrado sus “dudas” sobre lo sostenido por los fiscales la semana pasada, cuando afirmaron que a los independentistas no se les perseguía por sus ideas. “La realidad de los hechos lo desmiente”, ha replicado Forn, que no ha dudado en asegurar que está en el banquillo “como castigo por la organización del referéndum”.

“Sigo creyendo y defendiendo el derecho a la autodeterminación y condeno cualquier intolerancia y violencia. Solo desde el diálogo seremos capaces de resolver el conflicto”, ha aseverado Forn, que ha negado haber dado órdenes políticas a los Mossos d'Esquadra para facilitar la votación del 1-O e impulsar el procés.

Rull, Turull y Sànchez, emocionados con su familia

Las intervenciones más emotivas por el recuerdo que han tenido a sus familiares han sido las de los exconsellers de Presidencia y Territorio, Jordi Turull y Josep Rull, y el exlíder de la ANC, Jordi Sànchez. Ni ellos ni su letrado, Jordi Pina, han podido contener las lágrimas en algunos tramos de sus últimas palabras. Turull ha dado las gracias a todas las personas que han mostrado su apoyo a los acusados con cartas, actos o visitas a la cárcel.

Rull se ha dirigido personalmente a Manuel Marchena y al resto de magistrados y ha proclamado: “Hasta ahora han decidido que no pueda ver crecer a mis hijos, pero no podrán impedir que les deje la dignidad de haber defendido ideas leales ni el testimonio de nuestro compromiso incansable para conseguir que puedan vivir en una república catalana”.

“Intentamos sentar al Gobierno en la mesa de diálogo y el Gobierno respondió sentándonos a nosotros en el banquillo de los acusados”, ha sentenciado Turull. A continuación ha advertido, citando a Soraya Sáenz de Santamaría: “Descabezándonos a nosotros no se descabeza al independentismo”.

Turull ha criticado duramente a la Fiscalía por “confundir la discrepancia y la protesta con la falta de respeto y la violencia”. “Eso solo existe en mentalidades muy poco seguras de sí mismas o en mentalidades autoritarias”, ha añadido. “Los fuertes pactan, los débiles imponen”, ha zanjado Rull.

Por su lado, el exlíder de la ANC Jordi Sànchez se ha confesado víctima de una injusticia, “de un dolor que ha causado el Estado, los poderes del Estado, y se ha socializado en Catalunya”. Ha rememorado sus 604 días en prisión y se ha emocionado al asegurar que ese dolor no solo lo sufre el encarcelado sino principalmente sus familiares, a los que ha citado por su nombre.

Más vehemente que Junqueras y Romeva o Forcadell, que han mostrado su confianza en que el tribunal devuelva el conflicto catalán a la política, Sànchez ha sostenido que el Poder Judicial “no puede resolver un problema político”, pero sí ha considerado que los magistrados tienen “una responsabilidad, que es no agravar la crisis política”. “No me gustaría estar en sus pieles para dar respuesta a todo lo que se ha planteado en estos meses. Ojalá su sentencia sirva para resolver lo que la clase poliítica ha sido incapaz de resolver”, ha afirmado.

Cuixart advierte: “No vamos a dejar de protestar”

La intervención más contundente ha sido la del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, que ha arrancado con toda una declaración de intenciones: “No hay ningún tipo de arrepentimiento, todo lo que hice lo volvería a hacer”. En un turno de última palabra de profunda carga política, ha advertido de que del resultado del juicio del procés “depende la calidad de la democracia en el Estado español”.

“Ninguna sentencia hará que los catalanes dejen de luchar pacíficamente por su derecho a la autodeterminación”, ha dicho para cerrar su intervención. “Sí, señores fiscales, llamé a la movilización permanente”, ha admitido antes Cuixart, para a renglón seguido llamar, en catalán, a “la movilización pacífica, democrática permanente y que nunca desfallezca”. “No vamos a dejar de protestar”, ha apostillado.

Más matizadas se han mostrado Dolors Bassa y Carme Forcadell. La expresidenta no ha dudado en declararse presa política en su turno de última palabra. “Estoy siendo juzgada por mi trayectoria política, no por mis actos ni mis hechos”, ha proclamado, aunque al mismo tiempo ha mostrado su confianza en el tribunal de cara a la sentencia. “Espero que esta situación se repare”, ha afirmado para cerrar su intervención

Por su lado, Bassa ha explicado que su generación conoció de sus mayores “el proceso contra Catalunya”, en referencia a la represión franquista, y ha pedido a los jueces que su nieta no tenga que oír hablar de una nueva edición del mismo. “Las generaciones que vienen dependen de su sentencia. No solo determinará lo que yo pueda hacer a partir de ahora sino que puede ser el principio de una solución para muchas personas. Les pido que piensen en ello y que reflexionen que no será solo mi libertad sino la libertad en mayúsculas de muchas generaciones”, ha dicho Bassa al tribunal.

El exconseller de Empresa Santi Vila, uno de los tres acusados que permanece en libertad provisional y que se expone a siete años de cárcel, ha utilizado su turno para asegurar que siempre actuó “respetando el espíritu y la letra de la Constitución, aquella que definió a España como una nación de naciones”. Vila ha repasado el primer trimestre e 2017 para afirmar que “no fue una ingenuidad pensar que el acuerdo entre el Gobierno de España y la Generalitat estuvo a punto de ser posible”.

“Yo mismo intenté este acuerdo con el Gobierno de España para evitar el colapso o la crisis institucional”, ha relatado. En este punto ha querido rebatir las distintas versiones sobre su dimisión: “Lo hice frustrado porque Puigdemont no quería o no podía convocar elecciones ajustadas a derecho”. En su intervención, la exconsellera de Gobernación Meritxell Borràs ha negado la malversación porque, ha asegurado, “el Govern no quiso comprometer a nadie”.

“Este juicio es el resultado de un fracaso de la política. Mi deseo es que los nueve compañeros en la cárcel puedan salir en libertad, regresar y su casa y abrazar a su familia. Sería la mejor noticia para ellos”, ha dicho el exconseller de Justicia, Carles Mundó, en una breve intervención que ha cerrado el turno de palabras. Inmediatamente Marchena ha pronunciado el visto para sentencia. Eran las 19:03h. del 12 de junio de 2019.