Tras el olvidadizo testimonio de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y Juan Ignacio Zoido, el juicio del procés se adentra esta semana en la búsqueda del señor X que dio la orden a los agentes de Policía y Guardia Civil para cargar (y dejar de hacerlo a partir del mediodía) el 1-O. El exministro del Interior no asumió ninguna responsabilidad y las repartió entre el que fuera su número dos, Juan Antonio Nieto; el coordinador del dispositivo del 1-O, Diego Pérez de los Cobos; y los mandos “operativos” de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
En la nueva ronda de declaraciones se analizarán tres aspectos del dispositivo: la planificación previa, a cargo de Nieto; la coordinación entre Mossos d'Esquadra, Policía Nacional y Guardia Civil el día del referéndum, función encomendada por la Justicia a Pérez de los Cobos; y la concreción de las actuaciones policiales, sobre las que darán cuenta los por entonces jefes del Cuerpo Nacional de Policía y Guardia Civil en Catalunya, el comisario Sebastián Trapote y el general Ángel Gozalo. El exnúmero dos de Zoido testificará el lunes y el resto lo hará el martes.
A diferencia de Rajoy y sus exministros, la Fiscalía sí propuso que Nieto, Pérez de los Cobos, Trapote y Gozalo declararan como testigos. Con ellos quiere reafirmar sus dos principales tesis sobre la rebelión. Por un lado, el alzamiento violento en forma de “masas tumultuarias” en los colegios preparadas para impedir la labor policial. Por el otro, la dejación de funciones de los Mossos, supuestamente confabulados con el Govern para facilitar y no impedir el 1-O. Por su parte, las defensas intentarán mostrar que la única violencia del 1-O corrió a cargo de Policía Nacional y Guardia Civil.
La teoría y la práctica
Nieto era el secretario de Estado de Seguridad el 1-O y Zoido, en su declaración como testigo, lo situó por primera vez en Barcelona el día del referéndum. Redactó, tres días antes de la votación, la instrucción para que los agentes cumplieran con la orden del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) para impedir el referéndum.
El documento es de suma importancia para las defensas, ya que identifica como uno de los objetivos policiales el 1-O “garantizar el mantenimiento de la convivencia ciudadana”, algo que entienden que no se cumplió debido precisamente a las cargas. Pérez de los Cobos llegó a recordar, en su declaración ante Llarena, una frase que le dijo a Puigdemont antes del 1-O y por la que a buen seguro le preguntarán las defensas: “El cumplimiento de la ley está por encima de la convivencia ciudadana”.
La instrucción de Nieto fijaba además que ante grandes concentraciones de personas que pudieran suponer un riesgo para las unidades de Policía Nacional o Guardia Civil, estas se replegarían a “puntos seguros”, recayendo la intervención en las unidades de orden público de los Mossos d'Esquadra. Ocurrió lo contrario: los antidisturbios de los Mossos ni se vieron en los colegios el 1-O, mientras los de Policía Nacional y Guardia Civil se emplearon a fondo. ¿Quién decidió este intercambio de papeles?
En su declaración como testigo en fase de instrucción, Pérez de los Cobos insistió en que su función el día del referéndum no fue de mando sino de coordinación de los tres cuerpos policiales. Así consta en el organigrama del dispositivo del 1-O aportado por el Ministerio del Interior a los distintos juzgados catalanes que investigan las cargas: el vínculo entre Pérez de los Cobos, Gozalo, Trapote y el major de los Mossos Josep Lluís Trapero es de coordinación, pero no orgánico. Zoido, que dijo no saber nada de quién ordenó las cargas al ser una decisión de los mandos “operativos”, aparece en el organigrama en la posición más alta en el nivel de “vínculo orgánico”.
Ante el juez Llarena, Pérez de los Cobos dijo que el 1-O “desconoció si se estaba actuando en un colegio o en otro”, porque la única orden que dio ese día fue genérica: permitir que Policía Nacional y Guardia Civil pudieran impedir el referéndum sin esperar a una petición de auxilio de los Mossos d'Esquadra. Según el coordinador, el auto del TSJC autorizaba que Guardia Civil y Policía Nacional actuaran sin una solicitud de apoyo de los Mossos.
Las defensas no lo tienen tan claro, habida cuenta de que la magistrada del TSJC Mercedes Armas ordenó a los tres cuerpos policiales “actuar conjuntamente, prestándose en todo momento el auxilio y apoyo necesario”. Sin embargo, la instrucción de Nieto sí concretaba que Policía y Guardia Civil podían actuar tanto en “apoyo” como “en sustitución” de los Mossos, cuando se detectara la “ineficacia” de la policía catalana.
La previsión de Nieto se cumplió. Pérez de los Cobos, tanto en su declaración en instrucción como en los informes que elaboró tras el 1-O, no dudó en cargar contra “la insuficiencia, ineficiencia y dispositivo estafa” de la policía catalana para frenar el referéndum a primera hora de la mañana. Fue el motivo para autorizar a los cuerpos policiales estatales a actuar por su cuenta, sin esperar una petición de ayuda de los Mossos que llegó pocos minutos antes de las 9:00h., cuando ya se habían producido las primeras cargas.
“No tenían que darme cuenta”
Según Pérez de los Cobos, una vez estuvieron autorizadas a actuar al margen de las peticiones de auxilio de los Mossos, cada una de las unidades policiales desplegadas sobre el terreno decidió cómo tenía que impedir el referéndum. Lo hicieron siguiendo su propia cadena de mando, según se tratara de Policía Nacional o Guardia Civil, sin que él avalara o frenara ninguna actuación.
“Las unidades no tenían que pedir permiso para actuar en un colegio o en otro y no tenían que darme cuenta de detalles en su ejecución porque eran unidades adiestradas en este tipo de intervenciones”, aseveró en fase de instrucción. También se refirió a una “masa hostil” concentrada en algunos colegios que “hostigó, insultó e impidió” las funciones que los policías tenían encomendadas para impedir el 1-O.
Y según Pérez de los Cobos, a medida que avanzaba el día cada una de las unidades desplegadas sobre el terreno descartó actuar –es decir, parar las cargas– cuando se fueron dando cuenta de que su actuación “requería de un mayor uso de la fuerza”. Él no ordenó nada. Además, el plan de Nieto priorizaba que se interviniera por la mañana, ya que por la tarde las unidades debían “replegarse” para proteger edificios estatales ante la previsión –que en realidad no se cumplió– de que hubiera concentraciones de votantes. Por contra, el auto del TSJC ordenaba impedir la votación todo el día.
La explicación de Pérez de los Cobos está avalada por sucesivos informes aportados por el Ministerio del Interior, tanto del Gobierno del PP como del PSOE, al juzgado de Barcelona que investiga las cargas del 1-O. En dichos informes, el Ministerio certifica que “no consta” que exista registro de comunicaciones orales o escritas desde el centro de mando que pilotaba Pérez de los Cobos hacia los agentes.
Los agentes rasos y “la superioridad”
El paso de una veintena de agentes imputados en Barcelona no ha desvelado quien dio la orden de cargar, pero ha perfilado una cadena de mando y unas instrucciones –algunas de ellos no recogidos por Nieto– por la que las defensas pueden preguntar en el Supremo.
Un inspector jefe imputado habló de una “jefatura de intervención” y que las órdenes venían de “la superioridad”. Es decir, un centro de control con el que los mandos de las unidades antidisturbios sobre el terreno mantuvieron comunicaciones constantes el 1-O. Lo que no dijo fue quién formaba parte de este órgano ni quién daba las órdenes, aunque fuentes judiciales apuntan a que pudo estar formada por mandos tanto de los antidisturbios como de la brigada de información de la Policía Nacional.
Los agentes también han explicado en Barcelona que tenían la orden de no detener a ningún votante, algo que no aparece en la instrucción de Nieto, ya que la prioridad era entrar en los colegios, incautarse de urnas y papeletas y salir de los centros lo más rápido posible, tal y como sí decretaba el documento del entonces secretario de Estado. En toda Catalunya el 1-O solo hubo seis detenidos. Pese al volumen de papel y de causas, el señor X de las cargas del 1-O, si es que existió, sigue sin identificarse.