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CRÓNICA

Torra se resiste a bajar la persiana de la gestoría

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Cuando empezó la legislatura, uno de los exconsejeros más próximos a Carles Puigdemont explicaba que en esta etapa el Govern se dedicaría a llevar la gestoría, en referencia a la Generalitat, mientras que en Waterloo se diseñaría la estrategia para seguir “internacionalizando” la causa independentista y tomar decisiones que permitiesen avanzar hacia una república catalana. “El Consell de la República hará lo que el Govern no puede hacer”, explicaba Puigdemont hace un año. La legislatura languidece, nadie sabe qué ha hecho el Consell de la República y pese a que Quim Torra se resistió a ser un simple administrador y llegó a proponer un nuevo referéndum (una promesa que incluso los suyos hicieron ver que no escuchaban), al final no le ha quedado otra que resignarse a dirigir la gestoría. 

En el que es su último Debate de Política General, si el espectador cerraba los ojos en la primera intervención de Torra podía estar escuchando los discursos de Jordi Pujol en sesiones como esta, en las que sus detallados repasos al ejercicio anterior acabaron bautizándose como el “listín telefónico” del president. O los de José Montilla, menos largos que los de Pujol aunque igual de tediosos. Aburrir al adversario es también una estrategia y a Pujol le funcionó durante décadas. La FP dual, la importancia de la cultura (que después nunca se traduce en los presupuestos), la necesidad de evitar el despoblamiento rural… Una hora y media en la que solo faltó uno de los mejores eslóganes de la innombrable Convergència: 'La feina ben feta no té fronteres'. El president sorprendió tanto a una oposición acostumbrada (y en algunos casos más que cómoda) en el pim pam pum que el líder del PP catalán, Alejandro Fernández, le rebautizó como “Torra el tecnócrata”. Vivir para ver, incluso en un Parlament instalado en el día de la marmota.

Torra quiso ponerle la mínima épica que cualquier independentista a estas alturas necesita para no perder la fe y dedicó el cuarto de hora final de su discurso a recordar que este jueves estará en el Supremo enfrentándose a una probable inhabilitación definitiva “por haber puesto una pancarta”. Una pancarta que acabó retirando. El president apeló a la libertad de expresión, se presentó como una víctima de la “sed de venganza” de las instituciones del Estado, y añadió que si es apartado del cargo -algo que la mayoría de apuestas dan por hecho-, se demostrará que los tribunales buscan provocar la inestabilidad en Catalunya. Se le olvidó que él podría evitar ese limbo político convocando antes las elecciones como tenía previsto hasta que este agosto cambió de planes. Los giros de guion cada vez son más forzados, pero el procés necesita de ellos para que la audiencia, incluso la cabreada, no se descuelgue de la serie. 

El presidente de la Generalitat promete trabajar “hasta el último minuto” para luchar contra la pandemia. ¿Qué entiende Torra por el último minuto? ¿Cuando ya esté inhabilitado definitivamente? ¿Hasta que empiece la próxima campaña electoral? Los que esperaban que en este debate les diese alguna pista se quedaron con las ganas. Entre ellos, su vicepresidente, Pere Aragonès, que aún no sabe si acabará encontrándose a un president inhabilitado en el Pati dels Tarongers o en algún acto oficial mientras él se dedica a firmar los documentos en su nombre y sigue preparándose para una campaña electoral que promete ser a cara de perro. 

Hay cosas que no cambian ni con una pandemia y escuchando al que será el candidato de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, está claro que no solo una parte importante del independentismo tiene interés en seguir dándole vueltas al 'procesismo'. Igual las encuestas que auguran una debacle al partido de Inés Arrimadas en los próximos comicios catalanes, sean cuando sean, explican las ganas de Carrizosa de buscar aliados en el PSC y el PP. Dice que es para evitar que Torra se aferre a la silla, y ya puestos preparar el terreno para presentarse conjuntamente como un único frente antiindependentista. Los socialistas llevan semanas dándole calabazas y el PP tiene muy pocas ganas. Tampoco es que Ciudadanos, todavía primer partido de la oposición en el Parlament, se haya acordado mucho de ellos hasta que han empezado a intuir que no hay signos de remontada en los sondeos. Con todo, Carrizosa estuvo ocurrente con la última frase de su primera intervención: “Señor Torra, adiós”.

No fue menos dura el resto de la oposición. Miquel Iceta reprochó a Torra la “incompetencia” de su Govern. “El procesismo es una gran mentira que ha culminado en un gran fracaso” y le reclamó dignidad para acabar la legislatura. Iceta, que de todos los que intervienen en este pleno que acabará el viernes es el que lleva más debates de Política General a la espalda, hizo lo que mejor se le da, hilvanar discursos que permiten al respetable, incluso a los que no le soportan, añorar un poco menos a un orador como Aitor Esteban. El líder socialista concluyó su discurso con un eslogan reciclable para su minuto de oro del próximo debate electoral: “Una Catalunya mejor necesita un gobierno mejor”.  

Para contestar a la oposición y afearles que le insistiesen en que esta legislatura ya no da más de sí, cosa que él mismo reconoció en enero, Torra se preguntó qué opinión tendrán los catalanes de una sesión en la que incluso sus socios de ERC le reclamaron que convocase las elecciones. “¿Qué pensarán los padres y madres sobre este debate?”, les espetó a modo de regañina. Igual mejor no salga a la calle ni pregunte mucho no vaya a ser que descubra que muchos padres y madres están cruzando los dedos y confiando más en la pericia de los profesores que en la de los políticos.